Este se escabulló al momento entre las piernas de los magos y brujas que estaban enfrente. Unos pocos momentos después, durante los que Harry estuvo esperado con la mano en el pomo, se oyó un fuerte golpe y una gran cantidad de humo negro acre ondeó en una esquina. La joven bruja de la primera fila chilló: páginas rosas volaron por todas partes cuando ella y sus compa˜neros saltaron, buscando la fuente del revuelo. Harry giró el pomo, entró en la oficina de Umbridge y cerró la puerta.
Sintió como si hubiese retrocedido en el tiempo. La habitación era exactamente igual que la oficina de Umbridge en Hogwarts: colgaduras de encaje, pa˜nos y flores secas cubr´ıan cada superficie disponible. Las paredes ten´ıan los mismos platos ornamentales, cada uno con un gatito muy coloreado decorado con lazos, brincando y retozando con repugnante moner´ıa. El escritorio estaba cubierto por una tela con flores y volantes. Detrás del ojo de Ojoloco, un enganche telescópico permit´ıa a Umbridge espiar a los trabajadores que estaban al otro lado. Harry miró por él y vio que todav´ıa estaban reunidos en torno al Detonador Trampa. Arrancó el telescopio de la puerta, dejando un agujero en su lugar, le sacó el ojo mágico y se lo guardó en el bolsillo. Después se giró para examinar de nuevo la habitación, levantó la varita y murmuró:
CAPÍTULO 13. LA COMISI ÓN DE LOS NACIDOS DE MUGGLES
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“¡Accio guardapelo! ”
No pasó nada, pero era lo que hab´ıa esperado; sin duda Umbridge sab´ıa todo sobre encantamientos y hechizos protectores. Por lo tanto se apresuró hacia detrás del escritorio y empezó a abrir los cajones. Vio plumas y cuadernos de notas y celo mágico; sujetapa-peles que se enroscaban como serpientes saliendo del cajón y a los que hab´ıa que hacer retroceder; una recargada cajita con encaje llena de gomas y pinzas de pelo de repuesto; pero ni rastro de un guardapelo.
Hab´ıa un archivador detrás del escritorio. Harry empezó a buscar en él. Como los archivadores de Filch en Hogwarts, estaba lleno de carpetas, cada una etiquetada con un nombre. No fue hasta que Harry llegó al cajón que estaba más abajo que vio algo que lo distrajo de su búsqueda: el archivo del se˜nor Weasley.
Lo sacó y lo abrió.
ARTHUR WEASLEY
Estado de Sangre:
Sangre pura, pero con inaceptables tendencias a favor de los muggles. Conocido miembro de la Orden del Fénix.
Familia:
Mujer (sangre pura), siete hijos, los dos más jóvenes en Hogwarts. Nótese bien: el hijo más joven está actualmente en casa, seriamente enfermo. Los inspectores del Ministerio lo confirmaron.
Estado de Seguridad: RASTREADO. Todos los movimientos están siendo controlados. Fuerte probabilidad de que el Indeseable no 1 contacte (ha estado previamente con la familia Weasley)
“indeseable número uno” murmuró Harry en voz baja mientras volv´ıa a colocar la carpeta del se˜nor Weasley y cerraba el cajón. Ten´ıa una idea de quién era ese, y efecti-vamente, cuando se enderezó y echó un vistazo a la oficina buscando nuevos sitios donde ocultar cosas, vio un póster de s´ı mismo en la pared, con las palabras INDESEABLE No 1
estampadas en su torso. Una peque˜na nota rosa estaba con un dibujo de un gatito estaba clavada en la esquina. Harry se acercó hasta all´ı para leerla y vio lo que Umbridge hab´ıa escrito: ’A ser castigado’
Más enfadado que nunca, procedió a buscar a tientas en los fondos de los jarrones y cestas de flores secas, pero no le sorprendió demasiado de que el guardapelo no estuviese all´ı. Barrió la oficina con una última mirada y su corazón dio un salto. Dumbledore le estaba mirando desde un peque˜no espejo rectangular, sujeto a una librer´ıa tras el escritorio.
Harry atravesó el cuarto a la carrera y lo cogió, pero en el momento en que lo tocó se dio cuenta de que no era un espejo. Dumbledore estaba sonriendo melancólicamente desde la portada de un libro reluciente; Harry no se dio fijó de inmediato en la curvada escritura verde sobre su sombrero ’Vida y Mentiras de Albus Dumbledore’y tampoco de la escritura más peque˜na sobre su torso: ’por Rita Skeeter, autora de éxito de Armando Dippet:
¿Maestro o Idiota? ’
Harry abrió el libro de forma aleatoria y vio una fotograf´ıa en una página que mostraba a dos adolescentes, ambos riendo sin moderación con los brazos alrededor de los hombros del otro. Dumbledore, ahora con el pelo largo hasta los codos, se hab´ıa dejado crecer una barba rala que recordaba a la de Krum, y que tanto hab´ıa molestado a Ron. El muchacho CAPÍTULO 13. LA COMISI ÓN DE LOS NACIDOS DE MUGGLES
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que se re´ıa en silenciosa diversión junto a Dumbledore ten´ıa un aire eufórico y salvaje. Su cabello dorado ca´ıa en rizos sobre sus hombros. Harry se preguntó si ser´ıa un joven Doge, pero antes de poder comprobar el pie de foto, la puerta de la oficina se abrió.