Jimmy, Dave y Sean crecieron juntos en la sección peligrosa de Boston. Veinticinco años después vuelven a reunirse, cuando la hija de 19 años de Jimmy es brutalmente asesinada. Sean, que ahora es policía, es asignado para resolver el caso. Además de desenredar este crimen, Sean deberá estar pendiente de su amigo Jimmy, quien busca vengarse del asesino de su hija. Conectado al crimen por una serie de circunstancias, Dave se ve obligado a enfrentarse con los demonios de su propio pasado. A medida que la investigación se concentra alrededor de estos tres amigos, se despliega una siniestra historia, que tiene que ver con la amistad, la familia y la inocencia perdida demasiado pronto.
Триллер18+Dennis Lehane
Rio Mistico
Él no comprendía a las mujeres. No del modo en que los camareros o los cárnicos no entendían a las mujeres, sino de la forma en que la gente pobre no comprendía la economía. Uno podría pasarse la vida entera delante del edificio del Girard Bank, sin llegar jamás a imaginarse 10 que pasaba allí dentro. Ésa es la razón por la que, en lo más profundo de sus corazones, siempre preferirían atracar un 7-Eleven.
PETE DEXTER,
No existe la calle sin piedras mudas
ni la casa sin ecos.
GÓNGORA
I. LOS NIÑOS QUE ESCAPARON DE LOS LOBOS
(1975)
1. LA COLINA y LAS MARISMAS
Cuando Sean Devine y Jimmy Marcus eran niños, sus padres trabajaban juntos en la fábrica de golosinas Coleman; al llegar a casa, aún llevaban impregnado el hedor de chocolate caliente. Se convirtió en una permanente de su ropa, de la cama donde dormían y del respaldo de vinilo del asiento de sus coches. La cocina de Sean olía a crema de cacao, y el cuarto de baño a barrita de chocolate Coleman. AI cumplir los once años, Sean y Jimmy habían llegado a odiar tanto los dulces que durante el resto de su vida, nunca volvieron a añadir azúcar al café ni a tomar postres.
Los sábados, el padre de Jimmy se dejaba caer por casa de los Devine a tomarse una cerveza con el padre de Sean. Solía llevarse a Jimmy y, cuando lo que en principio debía ser una cerveza se convertía en seis, más dos o tres chupitos de Dewar's, Jimmy y Sean se iban a jugar al patio de atrás; a veces, también se les unía Dave Boyle, un niño corto de vista y con muñecas de chica que siempre contaba chistes que había aprendido de sus tíos. Desde el otro lado del cristal de la ventana de la cocina solían oír el siseo de las latas de cerveza al abrirse, estallidos de súbitas carcajadas y los fuertes chasquidos de los Zippos cuando el señor Devine y el señor Marcus encendían sus Lucky.
El padre de Sean, un capataz, tenía el mejor empleo. Era alto y rubio, y su sonrisa relajada y natural había calmado más de una vez la furia de su madre, como si apagase un interruptor dentro de ella. El padre de Jimmy cargaba camiones. Era bajito y por su frente caía una maraña de cabello oscuro; había algo en sus ojos que parecía impedirle dejarlos quietos. Se movía con demasiada rapidez; en un instante ya estaba en la otra punta de la sala. Dave Boyle no tenía padre, sólo un montón de tíos, y la única razón por la que solía ir allí los sábados era porque tenía la habilidad de pegarse a Jimmy como si fuera una tirita; cada vez que le veía salir de casa con su padre, se plantaba junto al coche y, casi sin aliento, le decía: «¿Qué tal, Jimmy?», con una triste expresión de esperanza.
Todos ellos vivían en East Buckingham, al oeste del centro de la ciudad, un vecindario de tiendas de barrio estrechas, pequeños parques y carnicerías donde la carne, todavía rosada por la sangre, colgaba de los escaparates. Los bares tenían nombres irlandeses y había Dodge Darts aparcados junto a las aceras. Las mujeres llevaban pañuelos atados a la nuca y cajitas de imitación de piel para los cigarrillos. Hasta hacia un par de años, los chicos mayores habían sido arrancados de la calle, cual víctimas de una abducción por naves espaciales, para enviarlos a la guerra. Regresaban vacíos y tristes al cabo de un año más o menos, o sencillamente no regresaban. Durante el día, las madres examinaban los periódicos en busca de cupones de descuento; por la noche, los padres iban al bar. Uno conocía a todo el mundo; nadie se marchaba de allí, a excepción de aquellos chicos mayores.
Jimmy y Dave procedían de la zona de las marismas, un poco más abajo del Penitentiary Channel, en la parte sur de la avenida Buckingham. Sólo estaba a doce manzanas de la calle de Sean, pero los Devine vivían al norte de la avenida, en la colina, y la gente de las marismas y de la colina no solía mezclarse demasiado.