Existe una última y notable semejanza entre el Pueblo y los humanos. Ninguna de las dos especies tiene época de apareamiento. Las hembras no tienen época de celo. Hombres y mujeres demuestran un interés sexual continuado y difuso. No son necesarias señales especiales. Los objetos de deseo son diversos. La sociedad, y no la biología, decide cuáles son apropiados.
Entonces, se pregunta Tsai Ama Ul, ¿por qué dos especies con una fisiología y una historia casi idénticas desarrollan dos clases diferentes de conducta sexual?
La respuesta reside en la función del sexo y especialmente en el interés sexual no específico y constante que caracteriza al Pueblo y a los humanos.
Lo primero que hay que comprender, dice Tsai Ama Ul, es que el sexo tiene poco que ver con la procreación.
Si el propósito del sexo fuera la procreación, entonces los miembros del Pueblo y los humanos tendrían una época de apareamiento. Esto es perfecto para la mayoría de animales. Lleva a su punto máximo la competición y la selección; asegura que la mayoría de las crías nacen en la época del año en que tienen probabilidades de sobrevivir; y evita a los adultos el estorbo del sexo. Durante la mayor parte del año no tienen que pensar en él. Pueden concentrarse en ganarse el sustento y criar a sus hijos.
¿Entonces por qué el Pueblo (y la humanidad) desarrollaron su interminable interés en el sexo? ¿Cuál es la ventaja evolutiva?
Evidentemente, dice la mujer de Tsai Ama, sirve para mantener al Pueblo (y a la humanidad) constante e intensamente interesado en sus semejantes.
La mayoría de las comunidades basan su desarrollo en el parentesco, por lo general en grupos compuestos por madres e hijos o hermanos. Esto es así, por poner un par de ejemplos de la Tierra, en las manadas de elefantes o en las colonias de termitas.
Pero el problema que presenta al parentesco como base de una comunidad es doble:
1. Existen límites de tamaño, al menos para los animales mamíferos y pseudomamíferos. Esas criaturas no engendran familias muy numerosas. Es posible extender el concepto de parentesco más allá de la familia inmediata, y tanto el Pueblo como la humanidad lo ha hecho mediante la adopción y los cruces, y ampliando la idea de familia hasta que ésta se convierta en el linaje
2. El parentesco no da a las personas ninguna forma de relacionarse con desconocidos y con otras comunidades. Pero el sexo y el amor sexual permiten a la gente estar interesada en todos los demás. Las comunidades pueden tener cualquier tamaño. Siempre es posible integrar gente nueva.
Los que hacen preguntas acerca de la religión podrían sentirse inclinados a preguntar en qué estaba pensando la Diosa cuando utilizó un juego de órganos y un grupo de hormonas para dos propósitos tan diferentes. Pero, como señala la mujer de Tsai Ama, la Diosa es famosa por utilizar todo lo que tiene a su alcance; la evolución está plagada de raras transformaciones; y nadie ha sido capaz jamás de descifrar lo que está pensando la Diosa, si es que está pensando en algo.
Así, un impulso destinado a la procreación se convirtió en una forma de unir al Pueblo. Pero esto ocasiona un problema: si la gente está constantemente ocupada en desarrollar una conducta heterosexual, producirá hijos, y es probable que produzca más hijos de los que quiere o puede mantener.
¿Qué se puede hacer?, pregunta la mujer de Tsai Ama.
Según Ul, los humanos encontraron una solución y la encontraron muy pronto: como máximo, en el período neolítico. Había tres formas de control de la población humana. Una era el infanticidio y, sobre todo, el asesinato de las criaturas del sexo femenino. (Si se quiere limitar la población, tiene mucho más sentido asesinar a las hembras que a los machos.) Un segundo recurso era el control y la limitación de la sexualidad femenina. Con este fin, las mujeres deben ser esclavizadas, al menos en cierta medida. (¿Y en qué sentido, pregunta Tsai Ul, puede ser parcial la esclavitud? La esclavitud es la esclavitud, un concepto terrible hasta lo inimaginable. Un poco de esclavitud es como un poco de incesto.) El último recurso es la sistemática devaluación de la vida de las mujeres y las criaturas del sexo femenino. Esto puede ser un resultado del infanticidio y de la esclavitud de las mujeres. Los humanos, al igual que los