Читаем Círculo de espadas полностью

—Quieren dos cosas: a Nicholas Sanders y tiempo suficiente para salir de aquí sanos y salvos. Si no consiguen esas dos cosas, matarán a todos los seres humanos del planeta. Hombres y mujeres, dijeron. Creo que lo de las mujeres es un farol —dijo el capitán Van—. Pero no cabe duda de que matarán a todos los hombres, militares y civiles. En su cultura no existe el concepto de hombre civil. Todos los hombres son soldados; y no tienen ningún problema en asesinar soldados.

—¿Qué ocurrió con su plan? —preguntó Anna—. ¿Con la historia sobre Nicholas y yo?

—No lo sabemos —respondió la doctora.

—Seguramente no la creyeron —intervino Gislason.

—Así que ahora tenemos que decidir cómo responder —añadió la doctora.

—Concédanles lo que piden —sugirió Anna.

Gislason sonrió sin ganas.

El capitán Van dijo:

—Quieren una tercera cosa, miembro Pérez. A usted. Y en perfecto estado, dijeron. Intacta. ¿Por qué, miembro?

El mensaje, por supuesto. Los alienígenas lo habían recibido. Pero no podía decir a aquel trío de villanos que ella era la persona que había hecho fracasar su plan.

—No tengo ni idea.

—Usted lo sabe —dijo Gislason.

—Creemos que usted encontró la manera de traicionarnos —afirmó la doctora.

Anna guardó silencio.

—¿Realmente importa? —preguntó el capitán Van.

La doctora asintió.

—Claro que importa. Si estamos en lo cierto, la miembro Pérez es culpable de traición.

—¿No cree que más le valdría decidir qué hacer con respecto al ultimátum de los hwarhath? —preguntó Anna.

Gislason extendió los brazos y se irguió.

—Sabemos lo que vamos a hacer. Aquí no tenemos medios de transporte. Fue un error, pero queríamos tener los aviones lo más lejos posible por si el enemigo encontraba la forma de localizarlos. Así que estamos obligados a permanecer aquí. No podemos ir a ninguna parte; y en el recinto hay personas en manos del enemigo que conocen la existencia de Camp Freedom. Alguien hablará. Creo que todavía nos queda un día, o tal vez dos, hasta que llegue el enemigo.

—Si luchamos —dijo el capitán Van—, morirán cientos de personas.

—Pensamos en matar a Nicholas Sanders —dijo la doctora—. En ese caso, al menos, ya no serviría de nada al enemigo.

Gislason hizo una mueca.

—Ya vio cómo estaba ayer. Actuaba como si lo estuviéramos despedazando, y apenas lo habíamos tocado.

—Unas cuantas drogas —le aclaró la doctora—. Nada más. Tendrían que haber servido para que respondiera al interrogatorio. En lugar de eso… —La doctora frunció el entrecejo—. Debió de ser un efecto paradójico. Se agitó más, en lugar de tranquilizarse. Parecía tener alucinaciones.

—El hombre no es útil a nadie, ni a los humanos ni a los alienígenas —sentenció Gislason—. Lo único que le sacaron fue información, y seguramente hace muchos años que les dijo cuanto sabía. —Miró a Anna—. No vamos a luchar, miembro. No hay forma de hacer que Sanders abandone el planeta, o incluso el campamento. Así que lo hemos perdido a él y toda la información que tiene sobre el enemigo. No veo qué sentido tiene asesinarlo, y el capitán tampoco —Gislason miró a Van, que aún estaba hundido en la silla, con aspecto abatido—. Hoy nos pondremos en contacto con el enemigo y negociaremos un intercambio: usted y Sanders por todos los demás. Pero nos gustaría saber qué hizo usted.

La doctora se inclinó hacia delante.

—Podemos averiguarlo, miembro. Las drogas que atemorizaron a Nicholas Sanders sirven con cualquier humano.

Era como estar rodeada por una aureola negativa. En cualquier momento uno de aquellos maníacos empezaría a atusarse un bigote inexistente. «¡Ajá, mi bella muchacha! ¡Ya te tengo!» Pero hablaban en serio. Eso era lo más terrible. Y también hablaban en serio al mencionar las drogas y el asesinato. Había una frase que no lograba recordar sobre la banalidad del mal. Una vieja frase, probablemente del siglo XX, un siglo muy azotado por el mal. Estaba divagando. ¿Qué demonios iba a hacer?

—Creo que tendrán que utilizar la droga —contestó—. Es la única manera de que crean que no hice nada. Tal vez ellos quieran saber qué ocurrió. Quizá me detengan para interrogarme.

—Muy bien —dijo la doctora.

—Esto es ridículo —opinó el capitán Van—. Soy el oficial de mayor graduación que hay aquí, y no permitiré que siga interrogándola. La entregaremos al enemigo en perfectas condiciones, como se nos exige. No pondré en peligro la vida de cientos de personas para satisfacer su curiosidad, doctora.

Miró a Gislason.

—Por favor, vuelva a llevar a la miembro Pérez a su habitación. Después… —suspiró— decidiremos qué diremos a los hwarhath.

<p>XV</p>

Pasó el resto del día en su habitación. Un soldado, una mujer latinoamericana, le llevó el almuerzo: un bocadillo de queso y café. Anna le preguntó si había novedades.

—No puedo decirle nada —respondió la mujer en castellano.

Перейти на страницу:

Похожие книги

1984. Скотный двор
1984. Скотный двор

Роман «1984» об опасности тоталитаризма стал одной из самых известных антиутопий XX века, которая стоит в одном ряду с «Мы» Замятина, «О дивный новый мир» Хаксли и «451° по Фаренгейту» Брэдбери.Что будет, если в правящих кругах распространятся идеи фашизма и диктатуры? Каким станет общественный уклад, если власть потребует неуклонного подчинения? К какой катастрофе приведет подобный режим?Повесть-притча «Скотный двор» полна острого сарказма и политической сатиры. Обитатели фермы олицетворяют самые ужасные людские пороки, а сама ферма становится символом тоталитарного общества. Как будут существовать в таком обществе его обитатели – животные, которых поведут на бойню?

Джордж Оруэлл

Классический детектив / Классическая проза / Прочее / Социально-психологическая фантастика / Классическая литература
Незаменимый
Незаменимый

Есть люди, на которых держится если не мир, то хотя бы организация, где они работают. Они всегда делают больше, чем предписано, — это их дар окружающим. Они придают уникальность всему, за что берутся, — это способ их самовыражения. Они умеют притянуть людей своим обаянием — это результат их человекоориентированности. Они искренни в своем альтруизме и неподражаемы в своем деле. Они — Незаменимые. За такими людьми идет настоящая охота работодателей, потому что они эффективнее сотни посредственных работников. На Незаменимых не экономят: без них компании не выжить.Эта книга о том, как найти и удержать Незаменимых в компании. И о том, как стать Незаменимым.

Агишев Руслан , Алана Альбертсон , Виктор Елисеевич Дьяков , Евгений Львович Якубович , Сет Годин

Современные любовные романы / Проза / Самосовершенствование / Социально-психологическая фантастика / Современная проза / Эзотерика
В режиме бога
В режиме бога

Виктор Сигалов пишет морфоскрипты — интерактивные сны, заменившие людям игры, кино и книги. Как все авторы, он считает себя гением и втайне мечтает создать виртуальную реальность, равную реальному миру. Неожиданно Виктор получает новый заказ: корпорация, о которой он прежде не слышал, просит его протестировать сложный морфоскрипт. Изучив чужой сценарий, Сигалов обнаруживает, что неизвестный автор сумел воплотить его мечту – интерактивный сон показывает настоящую жизнь, опережающую реальный мир на несколько дней и предсказывает, что Земле грозит какая-то глобальная катастрофа. Чтобы предотвратить беду Виктору нужно разыскать настоящего автора. Но как это сделать, если в реальном мире он не существует?

Гульнара Омельченко , Евгений Александрович Прошкин

Социально-психологическая фантастика / О бизнесе популярно / Финансы и бизнес