'A las diez en punto,' susurró Snape con una sonrisa que mostraba sus dientes amarillos. 'Pobre Gryffindor ... en cuarto lugar este año, me temo ...'
Y salió del baño sin decir nada más, dejando a Harry mirándose en el espejo resquebrajado. Se sentía enfermo, más enfermo de lo que seguramente Ron se había sentido en toda su vida.
'No quiero decir ‘te lo dije’’ dijo Hermione, una hora después en la sala común.
'Déjalo en paz Hermione,' dijo Ron enojado.
Harry no había ni hecho el intento de cenar; no tenía apetito en lo absoluto. Le acababa de contar a Ron, Hermione y Ginny lo que había pasado, aunque no era que no lo supieran ya. La noticia había corrido velozmente: aparentemente Myrtle la Llorona la había contado en todos los baños del castillo; Pansy Parkinson acababa de visitar a Malfoy en la enfermería, y aquella no había perdido el tiempo en difamar a Harry por diestra y siniestra; mientras que Snape le había contado al profesorado exactamente lo que había sucedido. Harry había sido llamado fuera de la sala común para pasar quince terribles minutos en compañía de la profesora McGonagall, quien le dijo que se considerara afortunado de no haber sido expulsado y que estaba totalmente de acuerdo con el castigo que le había impuesto el profesor Snape de detenerlo cada sábado hasta el final del curso.
'Te dije que había algo raro en este ‘Príncipe’,’ dijo Hermione, que aparentemente no podía contenerse. 'Y tuve razón, ¿no es así?'
'No, no creo que la tengas,' dijo Harry testarudamente.
Ya estaba pasando un mal rato para escuchar además los sermones de Hermione; las caras que pusieron sus compañeros del equipo de Gryffindor cuando les dijo que no podría jugar con ellos el sábado había sido el peor castigo de todos. Sintió sobre él los ojos de Ginny, pero no tuvo el valor para mirarla directamente; no podría soportar que lo viera con decepción o enojo. Le había dicho que podría jugar como Buscadora sólo este sábado, mientras que Dean podría reincorporarse al equipo como Cazador en su lugar. Quizá, si ganaban, Ginny y Dean podrían volver durante la euforia de la fiesta después del partido ... El sólo pensamiento atravesaba a Harry como un cuchillo helado.
'Harry,' preguntó Hermione, '¿Cómo puedes seguir defendiendo a ese libro después que ese hechizo ...?'
'¡Deja de insistir en ese tema del libro!' gritó Harry. '¡El Príncipe sólo lo copió! ¡No quiere decir que él recomendara su uso a nadie! ¡Por lo que sabemos, hizo una nota de algo que había sido usado en su contra!'
'No lo creo así,' insistió Hermione 'Estás realmente defendiendo ...'
'¡No estoy justificando lo que hice!' dijo rápidamente Harry 'Desearía no haberlo hecho nunca, pero no es justo que tenga cerca de una docena de días de detención. Sabes bien que yo no usaría un hechizo como ese, ni siquiera en Malfoy, pero no le eches la culpa al Príncipe ya que él no escribió ‘intenten esto, es realmente efectivo’ ... sólo hizo algunas notas para él mismo, no para otros ...'
'Ahora dime,' dijo Hermione, '¿Quieres decir que piensas volver a ...?'
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'¿A recuperar el libro? Sí, así es,' dijo Harry enérgicamente. 'Escucha: sin el Príncipe yo nunca hubiera ganado la Felix Felicis; nunca hubiera sabido cómo salvar a Ron de envenenamiento; nunca hubiera ...'
'... tenido una brillante reputación en Pociones que realmente no mereces,' dijo Hermione ácidamente.
'¡Déjalo en paz, Hermione!' dijo Ginny, y Harry se sintió tan sorprendido y agradecido, que levantó la vista hacia ella.
'Por lo que hemos oído, Malfoy estaba tratando de usar una maldición imperdonable, por lo tanto, ¡deberías estar agradecida de que Harry hubiera tenido algo realmente bueno que lo salvara!'
'¡Pues claro que estoy contenta de que Harry no haya sido tocado por la maldición!' replicó Hermione, claramente herida. '¡Pero si eres capaz de llamarle ‘algo bueno’ al hechizo Sectumsempra, Ginny, mira dónde ha colocado a Harry ahora! Y eso sin mencionar lo que esto ha hecho con su oportunidad de ganar el partido ...'
'Ah, no empieces a fingir que entiendes de Quidditch,' dijo Ginny con crueldad, 'solamente quedas en ridículo.'
Harry y Ron miraron cómo Hermione y Ginny, que siempre se habían llevado muy bien entre ellas, estaban sentadas con los brazos cruzados y mirando en direcciones opuestas. Ron le echó una mirada nerviosa a Harry, tomó un libro al azar y lo escondió detrás de él. De cualquier modo, Harry, muy en el fondo sabía que se lo merecía, aunque, inexplicablemente, se sentía contento. No le importaba que nadie le hablara por el resto de la tarde.