Harry había descendido el ultimo escalón de mármol que conducía al Hall de Entrada cuando Malfoy, Crabbe y Goyle surgieron de una puerta de la derecha que Harry conocía que conducía a la sala común de Slytherin. Harry se detuvo completamente, cuando Malfoy y los otros surgieron. Los únicos sonido que habían eran gritos, risas y chapoteos que flotaban en el Hall desde el campo, a través de la puerta principal que estaba abierta.
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Malfoy miro alrededor — Harry sabia que estaba mirando en busca de profesores — después miro a Harry y le dijo en voz baja, ‘Estas muerto, Potter.’
Harry levanto sus cejas.
‘Divertido’ dijo él, ‘pensaste que yo iba a dejar de dar una vuelta’
Malfoy lucia furioso como Harry nunca lo había visto; él sentía un tipo de satisfacción aislada a la vista de su cara pálida, puntiaguda, torcida por la rabia.
‘Me las vas a pagar’ dijo Malfoy, con su vos un poco mas fuerte que un susurro. ‘Yo te lo voy a hacer pagar por lo que le has hecho a mi padre...’
‘Bueno, estoy aterrado’ dijo Harry sarcásticamente. ‘Yo supongo que enfrentarse a Lord Voldemort es un calentamiento comparado con ustedes tres — Que pasa?’ agrego, por Malfoy, Crabbe y Goyle todos lucían impresionados por el sonido del nombre. ‘Es un compañero de tu padre, no lo es? No te asustas de él, o sí?’
‘Piensas que eres un gran hombre, Potter,’ dijo Malfoy, ahora adelantándose, Crabbe y Goyle le flanqueaban. ‘Espera. Te tengo.
Tu no puedes meter a mi padre en prisión — ’
‘Yo creía que ya estaba ahi,’ dijo Harry.
‘Los Dementores han dejado Azkaban,’ dijo Malfoy con tranquilidad. ‘Mi papá y los otros se pueden escapar en cualquier momento...’
‘Si, yo creía que lo harían,’ dijo Harry. ‘Por lo menos sabemos que contemplativos son ellos ahora — ’
La mano de Malfoy voló hacia su varita, pero Harry fue más rápido que él; saco su varita antes de que Malfoy halla puesto sus dedos en el bolsillo de su túnica.
‘Potter!’
La voz corría a través del Hall de Entrada. Snape surgió de la escalera que se dirige abajo a su oficina y Harry al verlo sintió una corriente de odio mas de lo que sentía por Malfoy... todo lo 852
que le dijo a Dumbledore, que el no lo hiba a perdonar a Snape...
nunca...
‘Que estas haciendo, Potter?’ dijo Snape, tan fríamente como siempre, cuando estuvo cerca de los cuatro.
‘Estaba tratando de decidir que maldición usar contra Malfoy, señor,’ dijo Harry ferozmente.
Snape lo miro fijamente.
‘Guarda esa varita de una vez,’ dijo bruscamente, ‘Diez puntos menos para Gryff — ’
Snape miro hacia el enorme reloj de arena en la pared y sonrió burlonamente.
‘Ah, no hay mas puntos en el reloj de Gryffindor para sacar. En ese caso, Potter, tendremos que — ’
‘Agregué algunos’
La profesora McGonagall había pisado fuertemente la piedra, del escalón dentro del castillo; estaba cargando un bolso de viaje de tartán en una mano y recostada pesadamente en un baston de viaje en la otra, pero por otro lado parecía bastante bien.
‘Profesora McGonagall!’ Dijo Snape, caminando hacia delante.
‘Fuera de St Mungo, ya veo!’
‘Si, profesor Snape’ dijo la profesora McGonagall. Encogiéndose de hombros debajo de su capa de viaje. ‘Estoy tan bien como nueva. Ustedes dos — Crabbe — Goyle — ’
Les hizo señas de que vallan imperiosamente y ellos fueron, arrastrando sus grandes pies y pareciendo torpes.
‘Aquí,’ dijo la profesora McGonagall, tirándole su bolso de viaje al pecho de Crabbe y su capa al de Goyle, ‘lleven esto a mi oficina por mí.’
Ellos se volvieron y desafiaron desde arriba de la escalera de mármol.
‘Corrija entonces,’ dijo la profesora McGonagall, mirando el reloj de arena en la pared. ‘Yo creo que Potter y sus amigos deben ganar cincuenta puntos por cada uno por alertar al mundo de la vuelta de Tu-Ya-Sabes-Quien! Que dice usted, profesor Snape?’
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‘Que?’ dijo Snape sobresaltado, aunque Harry sabia que él había escuchado perfectamente. ‘Oh — Bueno — Yo supongo...’
‘De esta manera, estos cincuenta por cada uno, por Potter, los dos Weasley, Longbottom y la señorita Granger,’ dijo la profesora McGonagall, y una lluvia de rubíes cayo dentro del fondo del reloj de arena de Gryffindor mientras ella hablaba. ‘Oh
— y cincuenta para la señorita Lovegood, supongo,’ agrego, y unos zafiros cayeron en el reloj de Ravenclaw. ‘Ahora usted puede quitarle los diez puntos a Potter, yo pienso, profesor Snape
— así estamos...’
Unos poco rubíes se retiraron a la parte superior del reloj de arena, dejando una respetable cantidad debajo.
‘Bueno, Potter, Malfoy ustedes deben estar afuera en un glorioso día como este,’ continuo vivamente la profesora McGonagall.