Silencio de cal y mirto.Malvas en las hierbas finas.La monja borda alhelíessobre una tela pajiza.Vuelan en la araña grissiete pájaros del prisma.La iglesia gruñe a lo lejoscomo un oso panza arriba.¡Qué bien borda! ¡Con qué gracia!Sobre la tela pajizaella quisiera bordarflores de su fantasía.¡Qué girasol! ¡Qué magnoliade lentejuelas y cintas!¡Qué azafranes y qué lunasen el mantel de la misa!Cinco toronjas se endulzanen la cercana cocina.Las cinco llagas de Cristocortadas en AlmeríaPor los ojos de la monjagalopan dos caballistas.Un rumor último y sordole despega la camisa,y al mirar nubes y montesen las yertas lejanías,se quiebra su corazónde azúcar y yerbaluisa.¡Oh, qué llanura empinadacon veinte soles arriba!¡Qué ríos puestos de pievislumbra su fantasía!Pero sigue con sus flores,mientras que de pie, en la brisa,la luz juega el ajedrezalto de la celosía.
LA CASADA INFIEL
A Lydia Cabrera y a su negritaY que yo me la llevé al ríocreyendo que era muzuela,pero tenía marido.Fue la noche de Santiagoy casi por compromiso.Se apagaron los farolesy se encendieron los grillos.En las últimas esquinastoqué sus pechos dormidos,y se me abrieron de prontocomo ramos de jacintos.El almidón de su enaguame sonaba en el oídocomo una pieza de sedarasgada por diez cuchillos.Sin luz de plata en sus copaslos árboles han crecido,y un horizonte de perrosladra muy lejos del ríoPasada las zarzamoraslos juncos y los espinos,bajo su mata de pelohice un hoyo sobre el limo.Yo me quité la corbata.Ella se quitó el vestidoYo el cinturón con revólver.Ella sus cuatro corpiños.Ni nardos ni caracolastienen el cutis tan fino,ni los cristales con lunarelumbran con ese brillo.Sus muslos se me escapabancomo peces sorprendidos,la mitad llenos de lumbre,la mitad llenos de frío.Aquella noche corríel mejor de los caminos,montado en potra de nácarsin bridas y sin estribos.No quiero decir, por hombre,las cosas que ella me dijo.La luz de entendimientome hace ser muy comedido.Sucia de besos y arena,yo me la llevé del rio.Con el aire se batíanlas espadas de los lirios.Me porté como quien soy.Como un gitano legítimo.La regalé un costurerogrande, de razo pajizo,y no quise enamorarmeporque teniendo maridome dijo que era mozuelacuando la llevaba al río.