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Salieron al campo y fueron recibidos con un aplauso tumultuoso. El equipo de Ravenclaw, de color azul, aguardaba ya en el campo. La buscadora, Cho Chang, era la única chica del equipo y a pesar de los nervios, no pudo dejar de notar que era muy guapa. Ella le sonrió cuando los equipos se alinearon uno frente al otro, detrás de sus capitanes, y sintió una ligera sacudida en el estómago que no creyó que tuviera nada que ver con los nervios.

—Wood, Davies, daos la mano —ordenó la señora Hooch.

Y Wood le estrechó la mano al capitán de Ravenclaw.

—Montad en las escobas... Cuando suene el silbato... ¡Tres, dos, uno!

Harry despegó del suelo y la Saeta de Fuego se levantó más rápido que ninguna otra escoba. Planeó por el estadio y empezó a buscar la snitch, escuchando todo el tiempo los comentarios de Lee Jordan, el amigo de los gemelos Fred y George:

—Han empezado a jugar y el objeto de expectación en este partido es la Saeta de Fuego que monta Harry Potter, del equipo de Gryffindor. Según la revista El mundo de la escoba, la Saeta es la escoba elegida por los equipos nacionales para el campeonato mundial de este año.

—Jordan, ¿te importaría explicar lo que ocurre en el partido? —interrumpió la voz de la profesora McGonagall.

—Tiene razón, profesora. Sólo daba algo de información complementaria. La Saeta de Fuego, por cierto, está dotada de frenos automáticos y...

—¡Jordan!

—Vale, vale. Gryffindor tiene la pelota. Katie Bell se dirige a la meta...

Harry pasó como un rayo al lado de Katie y en dirección contraria, buscando a su alrededor un resplandor dorado y notando que Cho Chang le pisaba los talones. La jugadora volaba muy bien. Continuamente se le cruzaba, obligándolo a cambiar de dirección.

—Enséñale cómo se acelera, Harry —le gritó Fred al pasar velozmente por su lado en persecución de una bludger que se dirigía hacia Alicia.

Harry aceleró la Saeta al rodear los postes de la meta de Ravenclaw, seguido de Cho. La vio en el momento en que Katie conseguía el primer tanto del partido y las gradas ocupadas por los de Gryffindor enloquecían de entusiasmo: la snitch, muy próxima al suelo, cerca de una de las barreras.

Harry descendió en picado; Cho lo vio y salió rápidamente tras él. Harry aumentó la velocidad. Estaba embargado de emoción. Su especialidad eran los descensos en picado. Estaba a tres metros de distancia...

Entonces, una bludger impulsada por uno de los golpeadores de Ravenclaw surgió ante Harry veloz como un rayo. Harry viró. La esquivó por un centímetro. Tras esos escasos y cruciales segundos, la snitch desapareció.

Los seguidores de Gryffindor dieron un grito de decepción y los de Ravenclaw aplaudieron a rabiar a su golpeador. George Weasley desfogó su rabia enviando la segunda bludger directamente contra el golpeador que había lanzado contra Harry. El golpeador tuvo que dar en el aire una vuelta de campana para esquivarla.

—¡Gryffindor gana por ochenta a cero! ¡Y miren esa Saeta de Fuego! Potter le está sacando partido. Vean cómo gira. La Cometa de Chang no está a su altura. La precisión y equilibrio de la Saeta es realmente evidente en estos largos...

—¡JORDAN! ¿TE PAGAN PARA QUE HAGAS PUBLICIDAD DE LAS

SAETAS DE FUEGO? ¡SIGUE COMENTANDO EL PARTIDO!

Ravenclaw jugaba a la defensiva. Ya habían marcado tres goles, lo cual había reducido la distancia con Gryffindor a cincuenta puntos. Si Cho atrapaba la snitch antes que él, Ravenclaw ganaría. Harry descendió evitando por muy poco a un cazador de Ravenclaw y buscó la snitch por todo el campo, desesperadamente. Vio un destello dorado y un aleteo de pequeñas alas: la snitch rodeaba la meta de Gryffindor.

Harry aceleró con los ojos fijos en la mota de oro que tenía delante. Pero un segundo después surgió Cho, bloqueándole.

—¡HARRY, NO ES MOMENTO PARA PORTARSE COMO UN CABALLERO!

—gritó Wood cuando Harry viró para evitar una colisión—. ¡SI ES NECESARIO, TÍRALA DE LA ESCOBA!

Harry volvió la cabeza y vio a Cho. La muchacha sonreía. La snitch había desaparecido de nuevo. Harry ascendió con la Saeta y enseguida se encontró a siete metros por encima del nivel de juego. Por el rabillo del ojo vio que Cho lo seguía...

Prefería marcarlo a buscar la snitch. Bien, pues... si quería perseguirlo, tendría que atenerse a las consecuencias...

Volvió a bajar en picado; Cho, creyendo que había vuelto a ver la snitch, quiso seguirle. Harry frenó muy bruscamente. Cho se precipitó hacia abajo. Harry, una vez más, ascendió veloz como un rayo y entonces la vio por tercera vez: la snitch brillaba por encima del medio campo de Ravenclaw. Aceleró; también lo hizo Cho, muchos metros por debajo. Harry iba delante, acercándose cada vez más a la snitch. Entonces...

—¡Ah! —gritó Cho, señalando hacia abajo.

Harry se distrajo y bajó la vista. Tres dementores altos, encapuchados y vestidos de negro lo miraban.

No se detuvo a pensar. Metió la mano por el cuello de la ropa, sacó la varita y gritó:

¡Expecto patronum!

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