Читаем El cálculo de Dios полностью

—Oh, eso lo sé. Pero ése no es el problema. Creo que Marilyn es encantadora, pero, bien, es bastante curvilínea… incluso, regordeta y mona. Y no hace ejercicio. Bien, Bill le insiste continuamente para que vaya al gimnasio. Mientras tanto, Marilyn quiere que deje de insistir, diciendo que él debería aceptarla tal y como es. Y Bill dice: «Bien, ya sabes, si yo debo aceptar que tú no hagas ejercicio, entonces tú deberías aceptar que yo quiera cambiarte… ya que querer cambiar a la gente es una parte importante de mi carácter.» ¿Comprendes? Y, por supuesto, Bill afirma que sus comentarios son desinteresados, motivados por una preocupación sincera por la salud de Marilyn. —Me detuve. El asunto me da dolor de cabeza cada vez que lo pienso; siempre acabo con ganas de decir: «Norman, concéntrate!» Miré a Hollus—. Bien, ¿quién tiene razón?

—Ninguno de los dos —respondió Hollus de inmediato.

—¿Ninguno de los dos? —repetí yo.

—Exacto. Es un problema simple, desde el punto de vista de un wreed; como no tienen matemática, nunca tratan los problemas morales como juegos de suma cero en el que alguien debe ganar y alguien debe perder. Dios, dirían los wreeds, quiere que nos amemos tal y como somos y también que luchemos por ayudar al otro a alcanzar su potencial; las dos cosas deberían producirse simultáneamente. En realidad, una creencia fundamental de los wreeds es que el propósito en la vida de un individuo es ayudar a otros a alcanzar la grandeza. Tu hermano no debería manifestar su desagrado ante el peso de su esposa, pero, hasta que él alcance ese ideal de silencio, su esposa debería ignorar los comentarios; aprender a ignorar cosas es uno de los grandes caminos hacia la paz interior, dicen los wreeds. Pero igualmente, si te encuentras en una relación de amor, y tu compañero depende de ti, tienes la obligación de proteger tu propia salud llevando cinturones de seguridad en los vehículos, comiendo bien, haciendo ejercicio y demás; ésa es la obligación de Marilyn para con Bil .

Fruncí el ceño mientras lo digería.

—Bien, supongo que tiene sentido. —Aunque no se me ocurría ninguna forma de comunicárselo a Bill o a Marilyn—. Aun así, qué hay de algo controvertido. Viste el artículo en el periódico sobre la bomba en la clínica abortista.

—Los wreeds dirían que la violencia no es una solución.

—Estoy de acuerdo. Pero hay un montón de personas nada violentas a ambos lados del problema del aborto.

—¿Cuáles son los dos lados? —preguntó Hollus.

—Se denominan a sí mismos «pro-vida» y «pro-elección». Los pro-vida creen que toda concepción tiene derecho a llegar hasta el final. Los pro-elección creen que las mujeres deberían tener el derecho a controlar sus procesos reproductivos. Bien, ¿quién tiene razón?

Los pedúnculos de Hollus se agitaron con velocidad inusitada.

—Una vez más, ninguno de los dos. —Hizo una pausa—. Espero no ofender; nunca he tenido el deseo de criticar a tu especie. Pero me asombra que tengáis salones de tatuaje y clínicas abortivas. Los primeros, negocios dedicados a alterar permanentemente la apariencia personal, dan a entender que los humanos pueden predecir lo que querrán décadas en el futuro. Las últimas, instalaciones para poner fin a los embarazos, dan a entender que los humanos cambian a menudo de opinión en periodos temporales de unos pocos meses.

—Bien, muchos embarazos son involuntarios. La gente mantiene relaciones sexuales porque es divertido; lo hacen incluso cuando ni siquiera quieren procrear.

—¿No tenéis métodos anticonceptivos? Si no es así, estoy seguro de que Lablok podría desarrollar algunos.

—No, no. Disponemos de métodos de control de la natalidad.

—¿Son efectivos? —preguntó Hollus.

—Sí.

—¿Son dolorosos?

—¿Dolorosos? No.

—Los wreeds dirían que en ese caso el aborto no debería ser un problema moral porque precauciones simples eliminarían la necesidad de discutirlo más que en un puñado de casos poco usuales. Si uno puede elegir con facilidad no tener un embarazo, entonces está claro que ésa es la forma adecuada de manifestar la elección. Si se pueden evitar difíciles problemas morales, como decidir cuándo comienza la vida, ¿por qué no hacerlo?

—Pero hay casos de violaciones e incesto.

—¿Incesto?

—Mantener relaciones con un miembro ele la propia familia.

—Ah. Pero seguro que son acontecimientos excepcionales. Y posiblemente la mejor lección moral que mi gente ha aprendido durante su asociación con los wreeds es que los principios generales no deberían fundamentarse sobre casos excepcionales. Esa idea ha simplificado mucho nuestro sistema legal.

—Bien, entonces, ¿qué haces con los casos excepcionales? ¿Qué habría que hacer en el caso de una violación que acabe en embarazo?

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