Читаем Guianeya полностью

— Entonces planteo la segunda cuestión: ¿es necesario enviar las naves en busca de estos satélites? ¿Si es así, cuántas: una, dos o más?

El consejo se manifestó por el envío simultáneo de dos naves en busca de los dos satélites.

— Y, para terminar — dijo Stone —, la tercera cuestión: ¿ofrece peligro esta expedición?

Sinitsin se animó. Stone había tocado la cuestión que habían examinado Víktor y él hoy por la mañana.

– ¡Pido la palabra!

— Se concede la palabra al camarada Sinitsin.

— Quiero darles a conocer — comenzó Serguéi — las ideas que nos han surgido a Víktor Murátov y a mí en lo referente al peligro en la aproximación de las astronaves terrestres a los satélites. Nos encontramos ante dos cohetes exploradores, enviados por científicos de otro mundo para estudiar a distancia nuestro planeta. Es indudable que ambos satélites trasmiten información de alguna forma a aquellos que los han lanzado. Todo esto, aunque es bastante raro, a fin de cuentas es natural y para nosotros comprensible. Extraña e incluso enigmática es otra cosa. Se ha hecho todo para que nosotros, las personas de la Tierra, no pudiéramos conocer durante el mayor tiempo posible la existencia de estos satélites. Las órbitas en espiral, la velocidad variable, la pintura y, posiblemente, el mismo material, que los hacen invisibles a simple vista, y finalmente, las interferencias, indudablemente artificiales e intencionadas, impiden la localización de estos cuerpos sobre todo a corta distancia. Tantas precauciones no son casuales sino intencionadas. Y lo más interesante es que todas estas medidas están relacionadas con la técnica existente en la Tierra en la primera mitad del siglo veinte, es decir, cuando debemos pensar que estos satélites aparecieron cerca de ella. ¡Esto nos dice que esta exploración no es la primera! Aquellos que nos enviaron estos huéspedes no invitados, conocen bien nuestro planeta, saben que está poblado de seres racionales, saben el nivel de nuestra ciencia y técnica. La conocían, mejor dicho, hace cien años, pero es posible que conozcan también la Tierra actual. No en balde nos han dificultado las búsquedas de sus exploradores. ¿Qué nos dice todo esto? Supongamos que nosotros nviáramos unos exploradores al vecino sisteir. i solar en dirección de cualquier planeta. ¿Tomaríamos medidas para que los habitantes de este planeta no pudieran ver a nuestros mensajeros?

¡Claro que no! Todo lo contrario, haríamos todo lo que dependiera de nosotros para que los vieran, porque los consideraríamos como un medio de comunicación con otro mundo racional, como un medio para darles a conocer nuestra existencia. De esta forma y no de otra deben de obrar los seres racionales de cualquier mundo. Pero nosotros observamos un cuadro completamente diferente.

Se han enviado estos exploradores no con el objeto de establecer comunicación con nosotros. El fin es otro. Y no quieren que nosotros, las personas de la Tierra, conozcamos estos fines. He aquí en lo que debemos pensar.

Los miembros del consejo escucharon con gran atención a Serguéi.

— Resulta — dijo después de un largo silencio el profesor Matthews —, que nos encontramos con aquello que siempre se consideraba imposible en las relaciones entre los mundos. ¡El primer encuentro con un intelecto ajeno y… pérfidas intenciones.

— No, ¿por qué? — le costó gran trabajo a Sinitsin retractarse, debido a que Víktor y él habían llegado precisamente a la misma conclusión que Matthews —. ¿Por qué obligatoriamente tienen que ser pérfidas? Incluso se puede pensar que sus intenciones son las más amistosas. Por ejemplo: los satélitesexploradores son peligrosos, es necesario tener gran precaución con ellos… ¡Es que el nivel de desarrollo de los seres que han llegado a verificar tales experimentos excluye motivos viles! — exclamó viendo reflejada la duda en los semblantes de los oyentes —. ¡Pueden ser peligrosos para nosotros! Las precauciones adoptadas por aquellos que los han enviado pueden significar: «¡Atención!» «¡Peligro!» «¡No acercarse!» ¿Y si son de antisubstancia? Esta es mi conclusión personal — hizo notar en voz baja Sinitsin.

— La va a renunciar ahora mismo — dijo sonriendo Stone —. Recuerde el caso con la astronave de línea «Tierra — Marte». Un cuerpo desconocido tocó el bordo de la nave.

Ahora sabemos que fue uno de los satélites. Al tocar dejó una abolladura pero no tuvo lugar ninguna desmaterialización.

— Es cierto, me había olvidado de esto — manifestó Sinitsin.

— Todo lo que ahora hemos oído — continuó Stone —, y que puede ser cierto o no, confirma lo fundamentado de mi pregunta: ¿ofrece peligro la expedición proyectada?

Acabo de refutar la invención de Sinitsin. Comprendemos bien lo que le ha impulsado a buscar apresuradamente una explicación. Esto hace honor a sus condiciones humanas.

Перейти на страницу:

Похожие книги

Аччелерандо
Аччелерандо

Сингулярность. Эпоха постгуманизма. Искусственный интеллект превысил возможности человеческого разума. Люди фактически обрели бессмертие, но одновременно биотехнологический прогресс поставил их на грань вымирания. Наноботы копируют себя и развиваются по собственной воле, а контакт с внеземной жизнью неизбежен. Само понятие личности теперь получает совершенно новое значение. В таком мире пытаются выжить разные поколения одного семейного клана. Его основатель когда-то натолкнулся на странный сигнал из далекого космоса и тем самым перевернул всю историю Земли. Его потомки пытаются остановить уничтожение человеческой цивилизации. Ведь что-то разрушает планеты Солнечной системы. Сущность, которая находится за пределами нашего разума и не видит смысла в существовании биологической жизни, какую бы форму та ни приняла.

Чарлз Стросс

Научная Фантастика