Estaba sentado en el lugar de costumbre, con los brazos sobre la mesa, delante de él, las manos suavemente entrelazadas, mirando la pared que tenía enfrente, de color gris metálico. Me detuve al otro lado de la puerta e hice el ademán de la presentación.
Me miró.
—Has recordado el decoro militar. ¿Estás enfadado conmigo? ¿O piensas que yo lo estoy?
—¿No lo estás?
—Lo estaba. Siéntate. Me resulta incómodo que te quedes ahí de pie, como un soldado.
Me acomodé en la silla que tenía delante de su escritorio. Él se echó hacia atrás y cogió su estilete.
—¿Has presenciado la reunión?
Asentí.
—He estado en una de las salas de observación —y no añadí: después de que me dijeras que quedaba fuera del equipo de negociación.
[Tuve que hacerlo, Nicky. Él es un Principal. No es posible no hacerle caso.]
—Estoy enviando mensajes a los principales en quienes confío, e incluyendo copias de la reunión de hoy. Este estúpido rencor tiene que acabar. Tratar con él es como caminar sobre un campo de erizos. No quiero tener que arrancármelo del pelo. Quiero que desaparezca.
—¿Crees que podrás librarte de él?
—Sí. Su intención es evidente; sus modales son atroces; y no tiene suficientes aliados en el Conjunto —dejó el estilete.
—¡Qué hombre! ¡Tan estúpido y tan codicioso! Está intentando abarcar más de lo que puede, y no ve las consecuencias de sus acciones.
—Ambición desmedida que se alimenta a sí misma —dije en inglés.
El general frunció el ceño.
—Es una frase de la nueva obra de Matsehar.
El general agitó una mano, restando importancia a Eh Matsehar y a Shakespeare William.
—No te he pedido que vinieras para hablar de Lugala Tsu. La mujer de Tsai Ama ha pedido que estés presente en una reunión entre ella y Pérez Anna. Encuentra una manera de decirle lo que está sucediendo. Tú le caes bien, y ella es una experta en humanidad. Su opinión será respetada en el Tejido.
—No estoy seguro de eso. La mayor parte de los otros expertos creen que sus teorías son una locura.
Él levantó una mano. Guardé silencio.
—Su linaje no tiene lazos estrechos con Lugala ni con Ettin. Si ella dice que yo tengo razón, sus palabras serán escuchadas. Si dice que Lugala Tsu está enredando las negociaciones, también será escuchada.
»Y tal vez es hora de que pensemos en una alianza con Tsai Ama y Ama Tsai. No son linajes poderosos, pero tienen cierta importancia y las mujeres, sobre todo en las dos últimas generaciones, han sido de muy buena calidad.
Guardó silencio durante un rato y se dejó llevar por el tipo de argumentos que desarrollan los
Finalmente me miró.
—Esta noche me gustaría contar con tu compañía, Nicky, pero no quiero oír tus opiniones ni tu consejo. Hoy he hecho lo que podía. Quiero hablar de algo que no tiene nada que ver con los humanos ni con Lugala Tsu.
—De acuerdo —asentí.
Cuando llegué hablamos de hacer una excursión por las montañas del borde occidental de Ettin. Él tenía conectado un holograma: una ladera empinada, cubierta de árboles. La mayoría eran de color azul verdoso. De vez en cuando se apreciaban manchas cobrizas. A lo lejos se veían picos altos y blancos. Gwarha los nombró: la Torre de Hielo, la Cuchilla, la Madre.
El holograma había sido tomado en casa de una de sus primas, me dijo. Ella nos recibiría encantada. La escalada en esa zona no era especialmente difícil. Había lugares que quería mostrarme: un famoso campo de batalla en un paso rocoso y la Red de Plata y un famoso salto de agua.
—Cubre todo un acantilado. Tiene que haber un centenar de arroyos, y cuando el sol los ilumina… ¡ah! Iremos allí cuando todo esto acabe, Nicky.
Se había puesto una bata de color azul oscuro. Había una copa de
En mi interior algo me dijo: Presta atención. Mira lo que tienes delante. Recuerda con cuánta intensidad amas a esta persona. [Ah.]
Del diario de Sanders Nicholas, etc.
XIX
Por la mañana se despertó con el aroma del café, recogió la ropa y fue hasta el cuarto de baño. Oyó a Nick en la cocina, silbando algo que parecía salido de una emisora de música clásica. ¿Ópera, tal vez?