Читаем El Último Cuaderno полностью

Somos la memoria que tenemos, sin memoria no sabríamos quiénes somos. Esta frase, que me brotó en la cabeza hace muchos años, en el fervor de una de las múltiples conferencias y entrevistas a las que el trabajo de escritor me obliga, además de parecerme, inmediatamente, una verdad fundamental, de esas que no admiten discusión, se reviste de un equilibrio formal, de una armonía entre sus elementos que, pensaba, contribuiría mucho a una fácil memorización por parte de oyentes y lectores. Hasta donde mi orgullo llega, y me apresuro a declarar que no llega muy lejos, me vanagloriaba de ser el autor de la frase, aunque, por otro lado, la modestia, que tampoco me falta del todo, me susurraba de vez en cuando al oído que era tan cierta como afirmar con toda seriedad que el sol nace por oriente. Es decir, una obviedad.Pues bien, hasta las cosas aparentemente más obvias, como parecía que era ésta, pueden ser cuestionadas en cualquier momento. Es ése el caso de nuestra memoria, que, a juzgar por informaciones recientísimas, está pura y simplemente en riesgo de desaparecer, integrándose, por así decirlo, en el grupo de las especies en vías de extinción. Según esas informaciones, publicadas en revistas científicas tan respetables como Nature y Learning & Memory, se ha descubierto una molécula, denominada ZIP (vaya un nombre), capaz de borrar todos los recuerdos, buenos o malos, felices o nefastos, dejando el cerebro libre de la carga recordatoria que va acumulando a lo largo de la vida. El niño que acaba de nacer no tiene memoria y así nos podríamos quedar nosotros también. Como decía el otro, la ciencia avanza que es una barbaridad, pero yo esta ciencia no la quiero. Me he habituado a ser lo que la memoria hizo de mí y no estoy del todo descontento con el resultado, aunque mis actos no siempre hayan sido los más afortunados. Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, déjenme quedarme así. Con mi memoria, esa que yo soy. No quiero olvidar nada.

Día 29

Gripe (I)

Este texto sigue paso a paso un artículo del profesor Mike Davis, de la Universidad de Los Ángeles. De mi cosecha no se encontrarán aquí nada más que las primeras líneas, algunas frases de unión y un retoque al final. Queda pues claro que, en lo esencial, el lector estará leyendo al profesor Mike Davis y no a mí.

No sé nada del asunto y la experiencia directa de haber convivido con cerdos en la infancia y en la adolescencia no me sirve de nada. Aquello era más una familia híbrida de humanos y animales que otra cosa. Pero leo con atención los periódicos, oigo y veo los reportajes de radio y televisión, y, gracias a alguna lectura providencial, por ejemplo del profesor Mike Davis, que me ha ayudado a comprender mejor los bastidores de las causas primeras de la anunciada pandemia, tal vez pueda traer aquí algún dato que ilumine a su vez al lector. Hace mucho tiempo que los especialistas en virología están convencidos de que el sistema de agricultura intensiva de China meridional es el principal vector de la mutación gripal: tanto de la «deriva» estacional como del episódico «intercambio» genómico. Hace ya seis años que la revista Science publicaba un artículo importante en el que mostraba que, tras años de estabilidad, el virus de la gripe aviar de América del Norte había dado un salto evolutivo vertiginoso. La industrialización, por grandes empresas, de la producción pecuaria rompió lo que hasta entonces había sido el monopolio natural de China en la evolución de la gripe. En las últimas décadas, el sector pecuario se ha transformado en algo que se parece más a la industria petroquímica que a la bucólica finca familiar que los libros de texto en la escuela se complacen en describir…En 1966, por ejemplo, se contaban en Estados Unidos 53 millones de cerdos distribuidos en un millón de granjas. Actualmente, 65 millones de puercos se concentran en 65.000 instalaciones. Eso significa pasar de las antiguas pocilgas a los ciclópeos infiernos fecales de hoy, en los que, entre el estiércol y a un calor sofocante, predispuestos para intercambiar agentes patogénicos a la velocidad del rayo, se amontonan decenas de millones de animales con más que debilitados sistemas inmunitarios.No será, ciertamente, la única causa, pero no puede ser ignorada. Volveré al asunto.

Día 30

Gripe (2)

Перейти на страницу:

Похожие книги

Текст
Текст

«Текст» – первый реалистический роман Дмитрия Глуховского, автора «Метро», «Будущего» и «Сумерек». Эта книга на стыке триллера, романа-нуар и драмы, история о столкновении поколений, о невозможной любви и бесполезном возмездии. Действие разворачивается в сегодняшней Москве и ее пригородах.Телефон стал для души резервным хранилищем. В нем самые яркие наши воспоминания: мы храним свой смех в фотографиях и минуты счастья – в видео. В почте – наставления от матери и деловая подноготная. В истории браузеров – всё, что нам интересно на самом деле. В чатах – признания в любви и прощания, снимки соблазнов и свидетельства грехов, слезы и обиды. Такое время.Картинки, видео, текст. Телефон – это и есть я. Тот, кто получит мой телефон, для остальных станет мной. Когда заметят, будет уже слишком поздно. Для всех.

Дмитрий Алексеевич Глуховский , Дмитрий Глуховский , Святослав Владимирович Логинов

Детективы / Современная русская и зарубежная проза / Социально-психологическая фантастика / Триллеры