Читаем En el primer cí­rculo полностью

El oficial de turno era él teniente segundo, Shustermann. Alto, de cabellos negros y aunque no exactamente huraño, nunca expresaba ningún sentimiento humano —tal como se suponía que debían conducirse los guardias que tenían práctica avanzada. Él y Nadelashin habían sido enviados a Mavrino de Lubyanka para reforzar la disciplina de la prisión. Algunos de los zeks los recordaban desde Lubyanka: ambos servían al mismo tiempo como guardia de escolta; es decir que tomaban a su cargo un prisionero de cara a la pared, y lo conducían por los famosos peldaños gastados al entrepiso entre el cuarto y el quinto piso, donde se había abierto un pasaje desde la prisión al edificio de interrogatorios. A través de este pasaje habían sido conducidos durante una tercera parte del siglo todos los prisioneros de la prisión: demócratas, socialistas, revolucionarios, anarquistas, monárquicos, octubristas, mencheviques, bolcheviques, Savinkov, Takubovich, Kutepov, Ramzin, Shulgin, Bukharin, Rykov, Tukhachevsky, profesor Pletnev, académico Vavilov, mariscal de campo Paulus, general Krasnov, los más famosos científicos del mundo y poetas principiantes; los criminales mismos primero, después sus mujeres y sus hijas. Los prisioneros eran llevados al mismo famoso escritorio, donde en un grueso libro de "Registros de destinos" firmaban al pasar en un corte hecho en una placa de metal, sin ver el nombre arriba o debajo del suyo. Después eran conducidos a una escalera a los lados de la cual estaba tendida una red igual a la de los trapecistas de circo, para impedir que los prisioneros intentaran suicidarse arrojándose desde allí. Luego los llevaban a través de innumerables corredores ministeriales, sofocantes por la luz eléctrica y fríos por el brillo dorado de las charreteras de coronel.


No importaba cuan profundamente se hundiesen en aquella primera insondable desesperación; los detenidos pronto anotaban la diferencia entre los dos hombres: Shusterman —cuyo nombre, desde luego, ignoraban entonces— mirándolos, terriblemente ceñudo bajo sus espesas cejas, tomaba al prisionero por el codo como si tuviese garras, y con brutal fuerza lo arrastraba, casi sofocado, escaleras arriba; cara de luna Nadelashin, semejante a un eunuco, caminaba siempre un poco separado del prisionero, sin tocarlo, hablándole amablemente, indicándole por dónde ir.


Shusterman, a pesar de ser más joven, lucía ya tres estrellas sobre sus hombros.


Nadelashin anunció que aquellos que iban de visita deberían presentarse arriba ante las autoridades del cuartel a las diez de la mañana. Como le preguntaran si habría cine aquella tarde, replicó que no habría. Se produjo un débil murmullo de desagrado, pero desde un rincón Khorobrov respondió: —Y no nos aburran trayendo películas de m... como Cosacos de Kuban.


Shusterman se dio vuelta violentamente, para apuntarse mentalmente al que hablaba, y al hacerlo se confundió y volvió a contar de nuevo.


En el silencio, alguno dijo audiblemente pero no como para que se lo pudiera identificar:


—Esto va a su registro personal.


Khorobrov, torciendo su labio superior, contestó: —¡Que se vayan al diablo! Ya han escrito tanto contra mí, que no queda lugar en mi fichero.


El ingeniero Adamson con sus grandes anteojos cuadrados, sentado en la siguiente tarima, preguntó: —Teniente primero, ¿acerca del árbol de Navidad? ¿Lo tendremos o no?


—¡Sí, habrá un árbol de Navidad! — replicó el teniente primero, obviamente contento de anunciar la grata nueva. Vamos a colocarlo acá, en el medio.


—¿Y podemos decorarlo? — dijo Ruska alegremente desde una tarima alta. Estaba sentado allí al estilo turco, un espejo sobre su almohada, cortando su corbata. Dentro de cinco minutos se encontraría con Clara —había visto por la ventana que ella ya había pasado frente al vigía y había entrado en el patio.


—Preguntaremos. No hay instrucciones.


—¿Qué instrucciones necesitan? ¿De que sirve un árbol de Navidad sin adornos? ¡Ja-Ja-Ja!


—Amigos, haremos las decoraciones de todos modos.


—Calma, muchachos. ¿Qué hay acerca de nuestra agua hirviendo?


—¿Querrá, el ministro hacer algo a propósito de esto?


El cuarto sonaba alegre, con las discusiones a propósito del árbol. Los oficiales recién se alejaban cuando Khorobrov ahogó la ensordecedora conversación con su fuerte, y abrupto llamado:


—¿Díganle que guarden el árbol hasta la misa ortodoxa de Navidad, el 7 de enero"! ¡El árbol es para Navidad no para Año Nuevo! El oficial de guardia actuó como si no hubiera oído y salió.


Todos hablaron en seguida. Khorobrov tenía algo en su mente que no había alcanzado a decirle al oficial, y ahora, silencioso, lo expresaba a alguien invisible moviendo su rostro curtido. Nunca antes había celebrado ni Navidad ni Pascua, pero justamente por contrariar había comenzado a hacerlo en la prisión. Por lo menos aquellas fiestas no estaban marcadas por pesquisas intensas o castigos más severos.


Adamson terminó de beber su té. Se quitó sus empañados anteojos con arcos de plástico y dijo a Khorobrov:


Перейти на страницу:

Похожие книги

10 мифов о князе Владимире
10 мифов о князе Владимире

К премьере фильма «ВИКИНГ», посвященного князю Владимиру.НОВАЯ книга от автора бестселлеров «10 тысяч лет русской истории. Запрещенная Русь» и «Велесова Русь. Летопись Льда и Огня».Нет в истории Древней Руси более мифологизированной, противоречивой и спорной фигуры, чем Владимир Святой. Его прославляют как Равноапостольного Крестителя, подарившего нашему народу великое будущее. Его проклинают как кровавого тирана, обращавшего Русь в новую веру огнем и мечом. Его превозносят как мудрого государя, которого благодарный народ величал Красным Солнышком. Его обличают как «насильника» и чуть ли не сексуального маньяка.Что в этих мифах заслуживает доверия, а что — безусловная ложь?Правда ли, что «незаконнорожденный сын рабыни» Владимир «дорвался до власти на мечах викингов»?Почему он выбрал Христианство, хотя в X веке на подъеме был Ислам?Стало ли Крещение Руси добровольным или принудительным? Верить ли слухам об огромном гареме Владимира Святого и обвинениям в «растлении жен и девиц» (чего стоит одна только история Рогнеды, которую он якобы «взял силой» на глазах у родителей, а затем убил их)?За что его так ненавидят и «неоязычники», и либеральная «пятая колонна»?И что утаивает церковный официоз и замалчивает государственная пропаганда?Это историческое расследование опровергает самые расхожие мифы о князе Владимире, переосмысленные в фильме «Викинг».

Наталья Павловна Павлищева

История / Проза / Историческая проза