Читаем Un Puerto Seguro полностью

Se dirigió a paso rápido y decidido hacia una oficina en la parte posterior del edificio, una de cuyas paredes aparecía completamente cubierta por un tablón de anuncios. Se veían pedazos de papel, boletines, anuncios, mensajes de organismos gubernamentales, fotografías y una interminable lista de proyectos y nombres. Resultaba abrumador presenciar la carga de trabajo que sin duda acarreaba aquella mujer. De la pared opuesta colgaban fotografías de personas del centro. El pequeño escritorio, la silla de oficina y otras dos sillas para visitas llenaban casi por completo el resto del espacio en aquel despacho reducido y soleado. Al igual que ella, la estancia era diminuta, alegre, rebosante de información y eficiente en extremo.

– ¿Qué la trae por aquí? -preguntó Louise Anderson con una sonrisa afable y la mirada clavada en Ophélie.

A todas luces, Ophélie no encajaba en el perfil habitual de los voluntarios, por regla general estudiantes universitarios o de posgrado que buscaban acumular horas de prácticas para obtener el título de trabajo social, o bien personas relacionadas de algún modo con aquel campo.

– Me gustaría trabajar de voluntaria -anunció Ophélie con cierta timidez.

– Desde luego, nos hace falta toda la ayuda del mundo. ¿Qué sabe hacer?

Aquella pregunta desconcertó a Ophélie. No tenía ni idea de lo que sabía hacer y menos aún de lo que necesitaban de ella. Se sentía como pez fuera del agua.

– Quizá debería preguntarle qué le gustaría hacer.

– No estoy segura. Tengo dos hijos…

Al pronunciar aquellas palabras se interrumpió en seco e hizo una mueca, pero corregir el error habría sonado patético en su opinión, de modo que lo dejó correr.

– Llevo casada dieciocho años… bueno, lo estaba… -Al menos logró hacer acopio de valor suficiente para dar ese detalle-. Sé conducir, hacer la compra, limpiar, ocuparme de la colada, se me dan bien los niños y los perros.

Todo aquello le sonaba ridículo incluso a ella, pero llevaba años sin pensar en qué consistían sus auténticos talentos, y ahora le parecían penosamente limitados.

– Estudié biología y sé bastante de tecnología energética, el campo de mi marido -otro detalle inútil que no les serviría de nada-, y tengo cierta experiencia en el trato de familiares de enfermos mentales.

Pensó en Chad. Solo podía pensar en Chad mientras miraba de hito en hito a Louise Anderson.

– ¿Se está divorciando? -inquirió la joven al haber advertido la referencia en tiempo pasado a su matrimonio.

Ophélie negó con la cabeza, intentando parecer normal, no asustada, pero lo cierto era que estaba aterrada. La intimidaba estar allí y sentirse tan inútil, tan poco cualificada. Pero la mujer sentada frente a ella la miraba con franqueza y respeto; tan solo necesitaba más información.

– Mi marido murió hace un año -musitó con voz apenas audible-, junto con mi hijo. Tengo una hija de once años y mucho tiempo disponible.

– Siento lo de su marido y su hijo -dijo Louise con sinceridad antes de proseguir-. Su experiencia con enfermedades mentales podría sernos muy útil aquí. Muchas de las personas que pasan por el centro sufren algún trastorno mental; en muchos casos es una circunstancia inherente a los sin techo. Si están demasiado enfermos, intentamos derivarlos a los centros y clínicas apropiados, pero si son relativamente funcionales, los admitimos aquí. Casi todos los albergues tienen criterios que excluyen a las personas de conducta alterada, lo cual hace que muchos indigentes no tengan acceso a ellos. Es una norma bastante absurda, pero facilita la vida a los centros. Nosotros somos un poco menos estrictos, pero como consecuencia de ello, tenemos a gente bastante enferma.

– ¿Qué les ocurre? -inquirió Ophélie con aire preocupado.

Le caía bien aquella mujer y esperaba llegar a conocerla mejor. Irradiaba una energía serena pero poderosa que llenaba la estancia, y la pasión que mostraba por su trabajo resultaba contagiosa. Ophélie hallaba apasionante la idea de trabajar allí, aunque solo fuera de voluntaria.

– Casi todos nuestros clientes vuelven a la calle al cabo de una o dos noches. Las unidades familiares se quedan, pero casi todas acaban en casas de acogida permanentes, lo cual no es nuestro caso. Los dejamos quedarse tanto tiempo como podemos e intentamos derivarlos a otros centros, a albergues de más largo plazo o a hogares de acogida en el caso de los niños. Intentamos cubrir sus necesidades en la medida de lo posible. Les proporcionamos ropa, alojamiento y atención médica cuando la necesitan, y solicitamos subsidios al gobierno cuando se tercia. Somos una especie de unidad de urgencias. Les damos mucho cariño, información, una cama, comida y una mano amiga. Nos gusta porque de este modo podemos atender a más personas, pero también hay muchos problemas que no logramos resolver. A veces se te parte el corazón, pero tenemos nuestras limitaciones. Hacemos cuanto podemos, y luego se van.

– Pues parece que hacen mucho -exclamó Ophélie, admirada.

Перейти на страницу:

Похожие книги

Сбежавшая жена босса. Развода не будет!
Сбежавшая жена босса. Развода не будет!

- Нас расписали по ошибке! Перепутали меня с вашей невестой. Раз уж мы все выяснили, то давайте мирно разойдемся. Позовем кого-нибудь из сотрудников ЗАГСа. Они быстренько оформят развод, расторгнут контракт и… - Исключено, - он гаркает так, что я вздрагиваю и вся покрываюсь мелкими мурашками. Выдерживает паузу, размышляя о чем-то. - В нашей семье это не принято. Развода не будет!- А что… будет? – лепечу настороженно.- Останешься моей женой, - улыбается одним уголком губ. И я не понимаю, шутит он или серьезно. Зачем ему я? – Будешь жить со мной. Родишь мне наследника. Может, двух. А дальше посмотрим.***Мы виделись всего один раз – на собственной свадьбе, которая не должна была состояться. Я сбежала, чтобы найти способ избавиться от штампа в паспорте. А нашла новую работу - няней для одной несносной малышки. Я надеялась скрыться в чужом доме, но угодила прямо к своему законному мужу. Босс даже не узнал меня и все еще ищет сбежавшую жену.

Вероника Лесневская

Короткие любовные романы / Современные любовные романы / Романы