Читаем El puente полностью

El puente

"El hombre que se despierta en el mundo extraordinario del puente sufre amnesia, y su médico parece no querer curarlo. Pero?eso importa?Explorar el puente ocupa la mayor parte de sus días. Pero por la noche están sus sueños. Sueños en los que los hombres desesperados conducen carruajes sellados a través de montañas yermas rumbo a un extraño encuentro; un bárbaro analfabeto asalta una torre encantada mediante una tormenta verbal; y hombres destrozados caminan eternamente sobre puentes sin fin, atormentados por visiones de una sexualidad que los lleva a la perdición.Yacer en cama inconsciente después de sufrir un accidente no parece muy divertido a simple vista.?Y si lo es? Depende de quién seas y de lo que hayas dejado atrás."

Iain Banks

Триллер18+

Iain Banks


El puente

Traducción de Paula Gamissans Serna

Título original: The Bridge

Primera edición © Iain Banks, 1986

Para James Hale


Nota del editor

Algunas partes de la edición original de este libro no están redactadas en correcto inglés, sino que consisten en una transcripción fonética del acento escocés propio del lugar donde se desarrolla la acción.

Por ejemplo, la frase:

«Anyway, I've done all right since it took up with me, so maybe it's lucky after all.»

aparece así:

«Enyway, Ive dun alright sinse it took up with me, so maybay its lucky after oll.»

Hemos optado por la cursiva para distinguir esos fragmentos del resto, en aras de una mayor comprensibilidad y para respetar, en la medida de lo posible, la riqueza expresiva del original. También quedan en cursiva, como siempre, los extranjerismos, títulos de obras y similares, fácilmente identificables por el contexto.

Coma

Atrapado. Molido. Un peso terrible me presiona por todas partes. Enredado entre los restos del coche, la máquina y yo fundidos en uno solo. Por favor, que no se incendie, que no se incendie. Mierda, cómo duele. Maldito puente. Por mi culpa (sí, maldito puente, por mi culpa, un hombre conduciendo, un hombre que no ve el otro coche, una gran colisión, el hombre destrozado y cubierto de sangre, el maldito color de sangre del puente. Por mi culpa. Imbécil). Por favor, que no se incendie. La sangre roja. El hombre que sangra. El radiador del coche también sangra aceite rojo. El motor sigue en marcha. Mierda, mierda, cómo duele. El motor sigue en marcha, pero el combustible se vierte y se extiende por todas partes. Seguramente alguien ha chocado conmigo por detrás y me lo he ganado, pero por favor, que no se incendie. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Coches, policías, confusión. Soy la mermelada sobre una rebanada de pan que es el coche. El hombre sangra. Por mi culpa. Rezo para que nadie más haya resultado herido (no, no reces, ateo, recuerda que siempre juraste [mi madre me reprobaría el emplear ese tipo de lenguaje], siempre juraste que serías el ateo de la trinchera y ahora te llega la hora, tío, porque te estás desangrando en el asfalto y podría desatarse un incendio y morirías de todas todas, y podrías recibir un impacto trasero de otro coche si otra persona se quedase pasmada mirando el maldito puente, así que esta sería una ocasión más que razonable para empezar a rezar, pero mierda, ¡¡Jesús cómo duele!! [Vale, solo es una forma de hablar, nada serio, de verdad, lo juro por Dios]. Vale, mira, Dios, eres un cabrón. Sí; lo eres). Y ya está. ¿Qué eran aquellas letras? MG; VS; y yo, 233 FS. ¿Pero qué pasa con…? ¿Dónde…? ¿Quién…? Mierda, he olvidado mi nombre. Ya me pasó una vez en una fiesta, borracho y colocadísimo, me levanté demasiado rápido y… pero esta vez es distinto (¿y cómo me acuerdo ahora de eso y no de mi nombre? Esto no es ninguna broma. No me gusta nada. Quiero salir de aquí).

Veo un abismo en la selva, un puente colgante y un río a lo lejos; un enorme felino blanco (¿yo?) se acerca como siguiendo un rastro por un puente. Es blanco (¿soy yo?), un jaguar albino cruza corriendo el puente colgante (¿qué es lo que estoy viendo? ¿Dónde diablos estoy? ¿Esto es lo que ha ocurrido?), con largas y elegantes zancadas, es la blanca muerte (tendría que ser negra, pero como estoy negativo… ja, ja, ja) acercándose por el puente…

Todo se detiene. El escenario se vuelve blanco y unos agujeros negros emergen por todas partes, como una película que se quema (¡fuego!) atrapada en el puente (¿un jaguar en el puente?). Silencio. La escena se funde. Se desintegra. Desaparece y perece. Solo queda la gran pantalla blanca.

Dolor. Intenso dolor circular en el pecho. Como una impresión esférica (¿soy parte de un sello que están matasellando? Un trozo de pergamino con un lacre en relieve que reza «Propiedad de la biblioteca privada de…» (sírvase completar el cuestionario:

a) Dios, señor don

b) Naturaleza, la señora

c) C. Darwin e hijos

d) K. Marx, S.A.

e) todas las anteriores).


Dolor. Un ruido blanco, un blanco dolor. Primero, me sobreviene un peso encima, procedente de todas direcciones, y después, dolor. La vida es un abanico de variedades. Me muevo. Me muevo: ¿liberado? ¿Incendiado? ¿Me muero, me vuelvo blanco o me escurro? (¿Devuelto por impago?). Ahora no veo nada (ahora lo veo todo). Estoy tumbado en una llanura, rodeado de montañas inmensas (o tal vez en una cama, rodeado de… ¿máquinas? ¿Personas? De ambas o de ninguna de las dos (total, a golpe de vista, vienen a ser lo mismo). ¿Y qué más da? ¿Me importa a mí? Mierda, tal vez ya estoy muerto. A lo mejor hay vida después de la vida… quizá todo lo demás era un sueño (sí, claro) y ahora me estoy despertando («enlaestaciónoscura»)… Eh, ¿qué ha sido eso?

¿Alguien ha oído eso? ¿He oído yo eso?

Перейти на страницу:

Похожие книги

Rogue Forces
Rogue Forces

The clash of civilizations will be won ... by thte highest bidderWhat happens when America's most lethal military contractor becomes uncontrollably powerful?His election promised a new day for America ... but dangerous storm clouds are on the horizon. The newly inaugurated president, Joseph Gardner, pledged to start pulling U.S. forces out of Iraq on his first day in office--no questions asked. Meanwhile, former president Kevin Martindale and retired Air Force lieutenant-general Patrick McLanahan have left government behind for the lucrative world of military contracting. Their private firm, Scion Aviation International, has been hired by the Pentagon to take over aerial patrols in northern Iraq as the U.S. military begins to downsize its presence there.Yet Iraq quickly reemerges as a hot zone: Kurdish nationalist attacks have led the Republic of Turkey to invade northern Iraq. The new American presi dent needs to regain control of the situation--immediately--but he's reluctant to send U.S. forces back into harm's way, leaving Scion the only credible force in the region capable of blunting the Turks' advances.But when Patrick McLanahan makes the decision to take the fight to the Turks, can the president rein him in? And just where does McLanahan's loyalty ultimately lie: with his country, his commander in chief, his fellow warriors ... or with his company's shareholders?In Rogue Forces, Dale Brown, the New York Times bestselling master of thrilling action, explores the frightening possibility that the corporations we now rely on to fight our battles are becoming too powerful for America's good.

Дейл Браун

Триллер