– ¿Cómo conociste a tu primer marido? -Angelo era íntimo amigo de Pino. -¿Y quién era Pino? -Pino era mi novio. -A ver si lo entiendo. ¿Pino fue tu primer novio? -¿Estás de broma? Cuando conocí a Pino, yo ya tenía… déjame pensar… veintitrés años. -Y si no recuerdo mal, empezaste a los quince. -Sí. ¿No es la edad adecuada? -Entonces, ¿ese Pino…? -Me hice su novia oficialmente. Lo llevé a casa de los tíos, íbamos a casarnos cuando él se licenciara en medicina. -¿Y qué pasó? -Pasó que me dejó por otra. -¿Sufriste mucho? -Bueno, verás, yo había empezado a pensar. -¿En qué? -En nuestra futura vida en común. Tenía ciertas dudas. -¿Acerca de qué? -Pino era muy pesado y obsesivamente celoso. -Pero ¿tú estabas enamorada de él? -Por supuesto, pero no hasta el extremo de no ver lo pesado y posesivo que era. -¿Cuánto duró ese noviazgo? -Tres años. No lograba licenciarse. O no quería. -¿Y Picco? -Angelo ya lo había intentado mientras yo era la novia de su mejor amigo. Más de una vez. -Soltó una risita-. Cuando Pino me dejó, seguimos viéndonos. -¿Te casaste porque lo querías? Lo pensó un momento antes de contestar. -Conseguía hacerse querer. -Pero cuando ocurrió la desgracia, yo te vi muy afligida y trastornada. Adele lo miró sorprendida. -¡Pues claro! ¿Cómo no iba a estarlo? Cuando me llamaron a las ocho y media para decirme que Angelo había ingresado moribundo en el hospital… -¿Quién te llamó? Titubeó ligeramente. -Pino. -¿Tu ex novio? -Sí. ¿Qué tiene de raro? El trabajaba en las Urgencias del hospital y por eso… -¿Fue la primera vez que te llamó después de la ruptura del noviazgo? -No. Nos habíamos visto alguna vez. -¿A espaldas de Angelo? -Bueno, sí. No creo que se lo hubiera tomado muy bien. Mejor dejarlo estar y regresar a la conversación principal. -Pero ¿el accidente no ocurrió de madrugada? -¡Qué dices! Te informaron mal. Yo lo esperaba para cenar. -¿Qué hiciste? -Me cambié y fui corriendo al hospital. -¿Lo encontraste todavía vivo? -Sí. Le sostuve las manos unos minutos. A continuación se lo llevaron al quirófano y salió tres horas después, muerto. -Pausa-. ¡Pobrecito! -Otra pausa-. ¿Sabes una cosa? Me manché de sangre el borde de la manga. Me di cuenta a la mañana siguiente. Mandé lavarla, pero la mancha no desapareció del todo. -¿Qué vestido es? -El traje de chaqueta gris. Fue como si le hubieran propinado un mazazo en la cabeza. Por un instante se le cortó la respiración. -¿Te lo pusiste antes de salir corriendo hacia el hospital? -Claro. No podía ir con lo que llevaba puesto.
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