- ¿No has encontrado-?- empezó el se˜nor Weasley, preocupado, pero se interrumpió cuando Kingsley avanzó a la plataforma de los profesores para dirigirse a los que hab´ıan permanecido en el Gran Comedor.
- Tenemos sólo media hora para la media noche, as´ı que hay que actuar rápido. Se ha llegado a un acuerdo acerca del plan de batalla entre el profesorado y la Órden del Fénix.
Los profesores Flitwick, Sprout y McGonagall llevarán grupos de luchadores a las tres CAPÍTULO 31. LA BATALLA DE HOGWARTS
344
torres más altas: Ravenclaw, Astronom´ıa y Gryffindor, donde tendrán una buena visión general del terreno y excelentes posiciones para lanzar hechizos. Mientras tanto, Remus,
? indicó a Lupin ? Arthur ? apuntó al se˜nor Weasley, sentado a la mesa de Gryffindor ? y yo, llevaremos grupos a los jardines. Necesitamos a alguien que se encargue de organizar la defensa de las entradas de los pasadizos al castillo-
- Suena como un trabajo para nosotros.- dijo Fred, indicándose a s´ı mismo y a George, a lo que Kingsley asintió.
- ¡Muy bien, l´ıderes, vengan acá arriba y dividamos las tropas!
- Potter ? dijo la profesora McGonagall, apresurándose a donde éste estaba -, ¿no se supone que deber´ıas estar buscando algo?
- ¿Qué? Oh, ? dijo Harry ? ¡Oh, s´ı!
Casi se hab´ıa olvidado del Horrocrux, casi hab´ıa olvidado que la batalla ser´ıa pe-leada para que él pudiera buscarlo. La inexplicable ausencia de Ron y Hermione hab´ıa desvanecido de su mente cualquier otro pensamiento por unos momentos.
- Pues ve, Potter, ¡ve!
- Claro, s´ı...
Sent´ıa los ojos que lo segu´ıan mientras corr´ıa fuera del Gran Comedor, hacia la entrada principal aún llena de alumnos que estaban siendo evacuados. Se permitió ser barrido con ellos hasta la escalera de mármol, pero ya arriba se desvió hacia un corredor desierto.
Miedo y pánico nublaban sus pensamientos. Intentó calmarse, concentrarse en encontrar el Horrocrux, pero sus pensamientos zumbaban tan frenética e infructuosamente como avispas encerradas en una caja de vidrio. Sin Ron y Hermione para ayudarlo parec´ıa como si no pudiese ordenar sus ideas. Aminoró la velocidad, deteniéndose a mitad de un pasillo vac´ıo, se sentó en el pedestal de una estatua y sacó el Mapa del Merodeador de la bolsa atada a su cuello. No pod´ıa ver los nombres de Ron o Hermione en ninguna parte, aunque la densidad de puntitos moviéndose hacia la Sala de los Menesteres pod´ıa estar ocultándolos, pensó. Guardó el mapa, se tapó la cara con las manos y cerró los ojos, intentando concentrarse...
Voldemort pensó que yo ir´ıa a la torre de Ravenclaw.
All´ı estaba, un hecho sólido, el punto de partida. Voldemort hab´ıa estacionado a Alecto Carrow en la Sala Común de Ravenclaw, y sólo pod´ıa haber una explicación: Voldemort tem´ıa que Harry ya supiese que su Horrocrux estaba conectado a esa casa.
Pero el único objeto que todo el mundo asociaba con Ravenclaw era la diadema perdida... ¿Y cómo pod´ıa el Horrocrux ser la diadema? ¿Cómo era posible que Voldemor, un Slytherin, hubiese encontrado la diadema que hab´ıa eludido a generaciones enteras de Ravenclaws? ¿Quién podr´ıa haberle dicho dónde buscar, cuando nadie que viviera pod´ıa recordar haberla visto siquiera?
Nadie que viviera...
Bajo sus dedos, los ojos de Harry se abrieron. Saltó del pedestal e hizo el camino de regreso por donde hab´ıa venido, ahora buscando a su última esperanza. El sonido de cientos de personas marchando hacia la Sala de los Menesteres crec´ıa y crec´ıa mientras iba hacia la escalera de mármol. Los prefectos gritaban instrucciones, intentando llevar la cuenta de los estudiantes de sus casas; hab´ıa muchos empujones y empellones; Harry vio a Zacharias Smith aullarle a los de primero para que se pusieran de primeros en la fila; aqu´ı y allá los más jóvenes lloraban, mientras los mayores llamaban desesperadamente a CAPÍTULO 31. LA BATALLA DE HOGWARTS
345
amigos o hermanos.
Harry vio a una figura de color blanco perlado flotando a través del Salón Principal más abajo, y gritó lo más fuerte que pudo sobre el clamor existente.
- ¡Nick! ¡NICK! ¡Necesito hablar contigo!
Harry se abrió camino a través de la marea de estudiantes y finalmente alcanzó la parte inferior de las escaleras, donde Nick Casi Decapitado, el fantasma de la torre de Gryffindor, lo esperaba.
- ¡Harry, muchacho!
Nick intentó agarrar las manos de Harry entre las suyas, dejando las de Harry con la sensación de haberlas metido en un balde de agua helada.
- Nick, tienes que ayudarme. ¿Quién es el fantasma de la torre de Ravenclaw?
Nick Casi Decapitado lo miró sorprendido y un poco ofendido.
- La Dama Gris, por supuesto, ¿ero si lo que requieres son los servicios de un fantasma...?
- Tiene que ser ella - ¿sabes dónde está?
- Pues, déjame ver...
La cabeza de Nick se tambaleó encima del encaje de su cuello, mientras volteaba de aqu´ı a allá, esforzándose por ver sobre las cabezas del enjambre de alumnos.
- Es esa de allá, Harry, la joven de cabello largo.