Ron camino hacia un lado del fuego y se sento en la silla mas alejada de la de Harry,sin verlo.La snitch robada estaba zumbando sobre sus cabezas.
-Lo siento-murmuro Ron,con la vista en sus pies.
-¿Por qué?-pregunto Harry.
-Por pensar que podia jugar quidditch-dijo Ron-Lo primero que voy a hacer mañana sera renunciar.
-Si tu renuncias-dijo Harry-solo quedaran en el equipo tres personas.Cuando Ron parecia confndido,le dijo.-Me han dado suspension de por vida.Tambien a Fred y a George.
-¿Qué?-grito Ron.
Hemione le conto toda la historia;Harry no hubiera soportado voloverla a contar.Cuando ella hubo acabado,Ron se veia mas angustiado que antes.
-Todo es culpa mia...
-Tu no me hiciste golpear a Malfoy-dijo Harry enojado.
-Si no fuera tan malo al quidditch...
-No tiene nada que ver con eso.
-Fue esa cancion la que volvia loco...
-Habria puesto a cualquiera loco.
Hermione se levanto y camino hacia la ventana,lejos de la discusion,viendo la nieve arremolinarse contra el cristal.
-¡Ya,dejalo!-Harry explotó-¡Ya es malo sin que tu te estés culpando por todo!
Ron no dijo nada,pero se sento mirandó miserablemente su túnica humeda.Despues de un rato dijo con voz apagada 424
-Esto es lo peor que me he sentido en mi vida.
-Unete al grupo-dijo Harry amargamente.
-Bien-dijo Hermione con su voz temblando ligeramente-Creo que hay algo que puede alegrarlos a los dos.
-¿Oh,si?-dijo Harry esepticamente.
-Si-dijo Hermione,alejandose de la negra ventana llena de nieve,y una sonrisa aparecio en su cara.-Hagrid ha vuelto.
Capitulo 20:LA FÁBULA DE HAGRID.
Harry corrió a toda velocidad a los dormitorios de los muchachos para sacar la Capa de Invisibilidad y el Mapa del Merodeador de su baúl; fue tan rápido que él y Ron estaban listos para salir al menos cinco minutos antes de que Hermione bajase a toda prisa del dormitorio de las muchachas, llevando bufanda, guantes y uno de sus propios sombreros con bultos de elfo.
'Bien, hace frío allí fuera! -dijo defensivamente, cuando Ron chasqueó su lengua con impaciencia.
Se arrastraron a través del agujero del retrato y se cubrieron apresuradamente con la Capa. Ron había crecido tanto que ahora necesitaba agacharse para prevenir que se viesen sus pies.
Entonces, moviéndose despacio y cautamente, ellos procedieron a bajar las muchas escaleras, mientras hacían pausas a intervalos para inspeccionar en el mapa las señales de Filch o la Sra. Norris.
Tuvieron suerte; no vieron a nadie, pero Nick Casi Decapitado se estaba deslizando distraídamente zumbando algo que se parecía horriblemente a 'Weasley es nuestro Rey'. Se arrastraron por el Vestíbulo de la Entrada y salieron a las tierras silenciosas, nevadas. Con un gran salto de su corazón, Harry vio pequeños cuadrados de luz delante y humo enrollándose en la chimenea de Hagrid. El partió con una marcha rápida, los otros dos se empujaban y se golpeaban detrás de él. Hacían crujidos 425
agitadamente a través de la espesa nieve hasta que por fin alcanzaron la puerta delantera de madera. Cuando Harry levantó su puño y golpeó tres veces, un perro empezó a ladrar frenéticamente dentro.
'¡Hagrid, somos nosotros! –llamó Harry a través del ojo de la cerradura.
'¡Debería suponerlo! -dijo una voz ruda.
Ellos se sonrieron bajo la Capa; podrían decir por la voz de Hagrid que estaba contento. 'Estaréis en casa dentro de tres segundos. . . fuera del camino, Fang. . . fuera del camino, eh perro dormilón. . . '
El cerrojo se arrastró, la puerta crujió abriéndose y la cabeza de Hagrid apareció en el hueco.
Hermione gritó.
'Por
las
barbas
de
Merlín,
contrólate! -dijo
Hagrid
apresuradamente, mientras miraba fijamente por encima de sus cabezas.- '¿Estáis bajo esa Capa, eh? Bien, entrad, entrad!.
'Lo siento! -dijo Hermione con la voz entrecortada, cuando los tres entraron en la casa de Hagrid y se sacaron la capa para que pudiera verlos. 'Yo sólo, ¡oh, Hagrid! '
'¡No es nada', no es nada! -dijo Hagrid apresuradamente, mientras cerraba la puerta detrás de ellos y se apresuraba a correr todas las cortinas, pero Hermione continuó mirándole fijamente con horror.
El pelo de Hagrid estaba enmarañado con sangre congelada y su ojo izquierdo se había reducido a una abertura hinchada en medio de una masa púrpura y un cardenal negro. Había muchos cortes en su cara y manos, algunos de ellos todavía sangraban, y él se estaba moviendo cautelosamente lo que hizo sospechar a Harry que tenía alguna costilla rota. Era obvio que acababa de llegar a casa: una capa de viaje negra espesa puesta encima de la parte de atrás de una silla y una mochila suficientemente grande para llevar a varios niños pequeños se apoyaba contra la pared dentro de la puerta. El propio Hagrid, de dos veces el tamaño de 426