Él trató de salir de la cama pero Ron lo empujó hacia atrás de ella; Dean y Seamus estaban quietos cuchicheando cerca de ellos.
Si paso un minuto o dies, Harry no lo supo; Él
…Simplemente estuvo sentado alli sacudiendose, sintiendo que el dolor de su cicatriz empezaba a amainar muy lentamente luego escucho el ruido de pasos apurados provenientes de las escaleras y oyó la voz de Neville otra vez. ' Por acá, Profesora'
La profesora McGonagall entro apresuradamente en el dormitorio en su traje de noche de color tartan, sus gafas colocadas en el puente de su huesuda nariz.
¿' Qué le ah pasado, Potter? ¿Dónde le duele?'
Él nunca había estado tan complacido de verla; Ella formaba parte de la Order del Fenix y eso era la persona que Harry necesitaba ahora y no alguien preocupándose acerca de lo que tenia y prescribiendo pociones inservibles.
' es el papa de Ron, ' dijo el, poniéndose derecho otra vez. 'Él ha sido atacado por una serpiente y es en serio, yo lo vi
¿' Cómo que tú lo viste?' Dijo la Profesora McGonagall, contrayendo sus oscuras cejas……' yo estaba dormido y de pronto estaba alli
¿' Tú quieres decir que soñaste esto?'
' no ' dijo Harry coléricamente; ¿Ninguno de ellos lo entenderia?
'Estaba teniendo un sueño al principio es cierto…pero luego todo se volvio diferente completamente, lo primero era algo estupido y entonces la nueva vision aparecio y lo interrumpieron su sueño.
Fue real, yo
no lo imagine. El Sr Weasley estaba dormido en el piso y fue atacado por una gigantesca gigantesca…Serpiente, habia gran cantidad de sangre, él sufrió un colapso, alguien podria preguntar donde se encuentra el en este momento '
La profesora McGonagall lo contemplaba a través horrorizada debajo de sus gafas desequilibradas. Al menos esa impresión tuvo el
¡' No miento y no estoy disgustado!' le dijo Harry a ella,elavando la voz hasta convertirla casi en un grito. 'Le digo, lo vi ¡Ocurrio!'
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’ Potter, ’ dijo la Profesora McGonagall de manera concisa.
‘vistete rapido que tu yo vamos a ir a al despacho de el Director.
CAPÍTULO 22: El hospital de San Mungo
Harry se alivió mucho de que ella lo hubiese tomado en serio. Él no dudó, se levantó de un salto de la cama e inmediatamente se puso su bata y colocó sus gafas desde la parte de atrás.
"Weasley, debe venir usted también", dijo la profesora McGonagall.
Ellos siguieron a la profesora McGonagall, pasando al lado de las figuras silenciosas de Neville, Dean y Seamus. Fuera del dormitorio, abajo de las escaleras en forma de espiral de la sala común, pasaron a través del agujero del retrato de la Señora Gorda con la luz de la luna en el pasillo. Harry sintió como el pánico dentro de él podía estallar en cualquier momento, quería correr, gritar hasta llegar a Dumbledore; ¿el Señor Weasley sangraba mientras ellos caminaban a lo largo del pasillo, y aquellos colmillos (Harry intentó pensar que no eran --sus colmillos--) eran venenosos? Pasaron al lado de la Señora Norris, que giró sus luminosos ojos hacia ellos y silbó levemente.
"Shhh!", dijo la Profesora McGonagall y la Señora Norris se escabulló en las sombras, y en pocos minutos ellos llegaron a la gárgola de piedra que aguardaba en la entrada del despacho de Dumbledore.
"Frizzing Whizzbee", dijo la Profesora McGonagall.
La gárgola cobró vida y se echó a un lado; las paredes de detrás se partieron en dos revelando una escalera de piedra que se movía de forma continuada hacia arriba como una especie de escaleras mecánicas en espiral. Los tres subieron en las escaleras mecánicas; la pared se cerró detrás de ellos con un golpe y se fueron moviendo en círculos hacia arriba hasta que llegaron a alcanzar la sumamente pulida puerta de roble con el latón de aldaba que formaba como una especie de grifo.
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Aunque era pasada medianoche había voces que provenían de dentro de la habitación, un claro murmullo de ellos. Sonaba como si Dumbledore estuviese hablando con una docena de personas.
La profesora McGonagall golpeó tres veces el grifo de Aldaba y las voces cesaron de forma abrupta, como si alguien las hubiese apagado. La puerta se abrió por sí sola y la Profesora McGonagall condujo a Harry y a Ron dentro.
La mitad del cuarto estaba oscura; los extraños instrumentos de plata estaban en unas mesas muy silenciosas pero emitían oleadas de humo; los retratos de viejos directores y directoras cubrían las paredes y todos ellos permanecían durmiendo en sus cuadros. Detrás de la puerta, un magnífico pájaro rojo y dorado del tamaño de un cisne permanecía en su percha dormido con una cabeza bajo su ala.
"Oh, es usted, Profesora McGonagall ...y ...ah--.