Cuentos de la Alhambra
Washington Irving
Table of Contents
Cuentos de la Alhambra 1
Prólogo del traductor 2
El viaje 3
Gobierno de la Alhambra 11
Interior de la Alhambra 12
La Torre de Comares 15
Consideraciones sobre la dominación musulmana en España 18
La familia de la casa 19
El truhán 22
La habitación del autor 23
La Alhambra a la luz de la luna 25
Habitantes de la Alhambra 26
El Patio de los Leones 28
Boabdil el Chico 31
Recuerdos de Boabdil 32
El balcón 34
La Alhambra a la luz de la luna 37
Habitantes de la Alhambra 38
El Patio de los Leones 40
Boabdil el Chico 42
Recuerdos de Boabdil 44
El balcón 46
La aventura del albañil 49
Un paseo por las colinas 51
Tradiciones locales 54
La casa del Gallo de Viento 56
Leyenda del astrólogo árabe 56
La Torre de las Infantas 66
Leyenda de las tres hermosas Princesas 67
Visitadores de la Alhambra 79
Leyenda del Príncipe Ahmed al Kamel o el Peregrino del amor 82
Leyenda del legado del moro 99
Leyenda de la Rosa de la Alhambra o el Paje y el Halcón 110
El veterano 118
Leyenda del Gobernador y el Escribano 119
Leyenda del Gobernador manco y el Soldado 123
Leyenda de las dos discretas Estatuas 132
Mohamed Abu Alhamar, el fundador de la Alhambra 141
Yusef Abul Hagig, el finalizador de la Alhambra 145
Prólogo del traductor
Muévenos a publicar esta versión española de la celebrada obra de Washington Irving, Cuentos de la Alhambra (Tales of the Alhambra), el deseo de popularizar -hoy que tan vivo interés ha conseguido despertar la literatura folklórica en Europa- ese precioso ciclo legendario que nace en torno de los alcázares granadinos durante la dominación musulmana, que se acrecienta con los poéticos episodios de la Reconquista y con los varios accidentes y trágicos sucesos del alzamiento de los moriscos, y que se ha perpetuado hasta nuestros días entre los viejos habitantes del árabe recinto.
Sabido es que la política inexorable de los vencedores obligó a buscar nueva patria a los desgraciados y míseros moriscos, abandonando sus hogares y sepultando en el amado suelo patrio preciados bienes y tesoros, con la esperanza de poderlos recuperar el día de su rehabilitación. Estos tesoros ocultos han sido el alma de mil interesantes leyendas, fábulas y cuentos maravillosos, transmitidos oralmente de generación en generación, y germen de una literatura novelesca en esta región meridional andaluza. A la circunstancia especialísima de haber vivido en la Alhambra el insigne escritor norteamericano Washington Irving, en el 1829 debemos el poder saborear algunas de estas narraciones encantadoras, que él a su vez recogió de labios de los habitantes de la histórica fortaleza morisca, y que forman páginas tan amenas e interesantes como las muslímicas de Las mil y una noches.
El bello libro de Washington Irving no se ha llegado a popularizar en nuestra España tanto como en el resto de Europa y en el Nuevo Mundo, especialmente en Norteamérica, donde este insigne turista fue tan querido y celebrado. Y por cierto que bien merecía y merece la obra ser conocida de los españoles, y, sobre todo, de los hijos de la hermosa Granada, por él enaltecida y considerada como el dulce paraíso de sus días más venturosos.
Dentro de la rica literatura popular europea, pocos libros podrán aventajar al de Irving en interés y amenidad, por el sello especial que le distingue, por su estilo primoroso y sus galas y atavío de lenguaje, y por aquel colorido local tan artísticamente conservado en sus consejas: por su profundo conocimiento, en fin, de las costumbres populares granadinas.
Hará unos setenta años dio a luz en Madrid, D. M. M. de Santa Ana, una versión suya de este libro, hecha por tabla de las francesas de M. Cristian y de Milles A. Sobry; y, en 1859 la tipografía granadina de Zamora dio a la estampa otra versión española de unos cuantos capítulos del mismo. Pero así de estas incompletas versiones castellanas como de las francesas se han hecho rarísimos ejemplares; por lo cual creemos prestar un servicio al público ilustrado y amante de este género de literatura en general dando a luz una versión completa de los Cuentos mágicos de la Alhambra, hecha directamente del inglés y con cuanta fidelidad y esmero nos han sido posibles.
Si hubiéramos conseguido llevar a cabo, siquiera con mediano acierto, nuestro humilde trabajo, nos daríamos por cumplidamente recompensados y, sobre todo, si nuestros amables lectores se sirven recibirlo con indulgencia, en gracia del propósito que nos ha impulsado a publicarlo.
El viaje