Читаем La Caída De Los Gigantes полностью

– Walter, tú y yo somos amigos desde hace quince años, fuimos juntos a Eton. – Le habló entonces a Robert -: Y conozco a tu primo desde que los tres compartimos apartamento en Viena cuando éramos estudiantes. – Robert sonrió y asintió. A Fitz le caían bien ambos: Robert era un tradicionalista, como Fitz, y si bien Walter no era tan conservador como ellos, lo cierto es que era muy inteligente -. Ahora asistimos con perplejidad a los rumores de una posible guerra entre nuestros países – siguió diciendo Fitz -. ¿Creéis que cabe realmente la posibilidad de que se produzca semejante tragedia?

Fue Walter quien contestó.

– Si hablar de la guerra puede hacer que esta estalle, entonces sí, no tendremos más remedio que enfrentarnos, porque todo el mundo se está preparando para esa eventualidad, pero ¿existe en verdad una razón de peso? Yo no lo creo.

Gus Dewar levantó la mano tímidamente. A Fitz le gustaba Dewar, pese a sus devaneos con la política liberal. Se suponía que los norteamericanos se comportaban con un exceso de desparpajo, pero aquel tenía buenos modales y era un poco tímido. También estaba asombrosamente bien informado. En ese momento dijo:

– Gran Bretaña y Alemania tienen muchas razones para enfrentarse.

Walter se volvió hacia él.

– ¿Como por ejemplo?

Gus exhaló el humo de su cigarro.

– La rivalidad naval.

Walter asintió.

– Mi káiser no cree que exista ninguna ley divina por la que la armada alemana deba seguir siendo inferior en número a la británica.

Fitz lanzó una mirada nerviosa al rey; el monarca amaba la Royal Navy por encima de todas las cosas, y podía sentirse ofendido. Por otra parte, el káiser Guillermo era su primo. El padre de Jorge y la madre de Guillermo eran hermanos, ambos hijos de la reina Victoria. Fitz sintió un gran alivio al comprobar que Su Majestad esbozaba una sonrisa indulgente.

Walter siguió hablando.

– Eso ha sido motivo de fricciones en el pasado, pero hace dos años que estamos de acuerdo, de manera extraoficial, sobre el tamaño relativo de nuestras flotas.

– ¿Y qué hay de la rivalidad económica? – preguntó Dewar.

– Es verdad que Alemania se está haciendo cada día más próspera y que puede que pronto alcance a Gran Bretaña y a Estados Unidos en cuanto a sus niveles de economía productiva, pero ¿por qué habría de suponer eso un problema? Alemania es uno de los principales clientes de Gran Bretaña. Cuanto más dinero tengamos para gastar, más compraremos. ¡Nuestro poderío económico es bueno para los productores británicos!

Dewar volvió a la carga.

– Se rumorea que los alemanes quieren más colonias.

Fitz volvió a mirar de soslayo al rey, preguntándose si no le molestaría que aquellos dos hombres monopolizasen la conversación, pero Su Majestad parecía fascinado.

– Ha habido guerras a causa de las colonias – contestó Walter – sobre todo en su país de origen, señor Dewar. Sin embargo, hoy en día parece ser que podemos dirimir esos conflictos sin recurrir a las armas. Hace tres años Alemania, Francia e Inglaterra se pelearon por culpa de Marruecos, pero la disputa se resolvió sin recurrir a ninguna guerra. Más recientemente, Gran Bretaña y Alemania han llegado a un acuerdo respecto al espinoso asunto del ferrocarril de Bagdad. Si seguimos haciendo las cosas de este modo, no entraremos en ninguna guerra.

– ¿Me perdonaría usted el uso del término «militarismo alemán»? – inquirió Dewar.

Aquello era pasarse de la raya, y Fitz sintió un escalofrío.

Walter se ruborizó, pero respondió con calma.

– Le agradezco su franqueza. El Imperio alemán está dominado por los prusianos, que desempeñan prácticamente el mismo papel que los ingleses en el Reino Unido de Su Majestad.

Era una osadía equiparar a Gran Bretaña con Alemania, o a Inglaterra con Prusia. Walter estaba rozando el límite de lo permisible según las normas de urbanidad que regían el arte de la conversación, pensó Fitz con cierta desazón.

Walter prosiguió con su argumentación.

– Los prusianos poseen una fuerte tradición militar, pero no van a la guerra sin tener un motivo.

– Entonces, Alemania no es agresiva – dijo Dewar en tono escéptico.

– Ni mucho menos – dijo Walter -; les aseguro que Alemania es la única… y subrayo, la única… potencia de la Europa continental que no es agresiva.

Alrededor de la mesa se propagó un murmullo de sorpresa, y Fitz vio que el rey arqueó las cejas. Dewar se recostó en la silla, con gesto de asombro, y preguntó:

– Ah, ¿por qué lo dice?

Los modales exquisitos de Walter, así como su tono amigable, quitaban hierro a sus provocadoras palabras.

– En primer lugar, examinemos el caso de Austria – prosiguió -. Mi primo vienés Robert, aquí presente, no negará que al Imperio austrohúngaro le gustaría ampliar sus fronteras al sudeste.

Перейти на страницу:

Похожие книги

След Полония
След Полония

Политический триллер Никиты Филатова проливает свет на обстоятельства смерти бывшего сотрудника ФСБ, убитого в Лондоне в 2006 году. Под подозрением оказываются представители российских спецслужб, члены террористических организаций, а также всемирно известный олигарх. Однако, проведя расследование, автор предлагает сенсационную версию развития событий.Политический триллер Никиты Филатова проливает свет на обстоятельства смерти бывшего сотрудника ФСБ, убитого в Лондоне в 2006 году. Под подозрением оказываются представители российских спецслужб, члены террористических организаций, а также всемирно известный олигарх. Однако, проведя расследование, автор предлагает сенсационную версию развития событий.В его смерти были заинтересованы слишком многие.Когда бывший российский контрразведчик, бежавший от следствия и обосновавшийся в Лондоне, затеял собственную рискованную игру, он даже предположить не мог, насколько страшным и скорым будет ее завершение.Политики, шпионы, полицейские, международные террористы, религиозные фанатики и просто любители легкой наживы — в какой-то момент экс-подполковник оказался всего лишь разменной фигурой в той бесконечной партии, которая разыгрывается ими по всему миру втайне от непосвященных.Кому было выгодно укрывать нелегальный рынок радиоактивных материалов в тени всемогущего некогда КГБ?Сколько стоит небольшая атомная бомба?Почему беглого русского офицера похоронили по мусульманскому обряду?На эти и многие другие вопросы пытается дать ответ Никита Филатов в новом остросюжетном детективном романе «След Полония».Обложку на этот раз делал не я. Она издательская

Никита Александрович Филатов

Детективы / Триллер / Политические детективы / Триллеры / Шпионские детективы
Безымянные
Безымянные

«Безымянные» – мистический триллер, захватывающая философская головоломка.Восемь героев оказываются за чертой жизни. Атмосфера таинственного загробного мира заставляет задаться вопросами: что действительно для нас важно и стоит усилий? Чего мы на самом деле боимся? Чем может пожертвовать человек, чтобы спастись от неизбежного? Лишь сквозь призму смерти можно в полной мере осознать ценность жизни. Миллионы людей ищут разгадку и мечтают понять, что же «там» – за чертой. Но как они поведут себя, когда в действительности окажутся «по ту сторону»?«Роман "Безымянные" – интересная смесь философии, стилистики Стругацких и Пелевина. Смелая попытка автора заглянуть в вечное "нигде". Если вы устали от заезженных до смерти сюжетов – загляните в ближайший книжный за "Безымянными"». – Генри Сирил, автор триллера «Сценарий».

Игорь Дмитриевич Озёрский

Триллер