Читаем La Cúpula полностью

– La CNN ha destapado una historia sobre una investigación a la que se le sometió por prácticas de publicidad engañosa a finales de la década de 1990. La NBC está informando de que también se le investigó en 2008 por la concesión de créditos no éticos. ¿Es posible que lo acusaran de imponer unos tipos de interés ilegales? ¿De alrededor del cuarenta por ciento? ¿Y de embargar coches y camiones que ya se habían pagado dos y hasta tres veces? Seguramente sus votantes estarán viendo las noticias en este momento.

Todas esas acusaciones habían desaparecido. Había pagado una buena cantidad de dinero para hacerlas desaparecer.

– La gente de mi pueblo sabe que esos programas son capaces de inventar cualquier cosa con tal de vender unos cuantos tubos más de crema para las hemorroides y más botes de somníferos.

– La cosa no acaba aquí. Según el fiscal general del estado de Maine, el antiguo jefe de policía, el que murió el sábado pasado, lo estaba investigando por evasión de impuestos, apropiación indebida de propiedades y fondos públicos, y por participación en tráfico de drogas. No hemos transmitido esta información a la prensa aún, y no tenemos intención de hacerlo… si está dispuesto a llegar a un acuerdo. Dimita como concejal. El señor Sanders debería hacer lo mismo. Nombren a Andrea Grinnell, la tercera concejala, responsable al mando de la situación, y a Jacqueline Wettington representante del presidente en Chester's Mills.

El poco buen humor que le quedaba a Big Jim se fue al garete.

– Pero ¿es que se ha vuelto loco? ¡Andi Grinnell es una drogadicta enganchada al OxyContin, y en la puñetera cabeza de Jacqueline Wettington no hay rastro de su cerebro!

– Te aseguro que eso no es cierto, Rennie. -Se acabaron los tratamientos de cortesía; la era de los buenos sentimientos había quedado atrás-. Wettington recibió una mención especial por ayudar a desarticular una red que se dedicaba al tráfico de drogas en el Sexagesimoséptimo Hospital de Apoyo en Combate en Wurzburgo, Alemania, y fue recomendada especialmente por un hombre llamado Jack Reacher, el policía militar más duro que ha servido jamás en el ejército, hostia, según mi humilde opinión.

– Usted no tiene nada de humilde, señor, y no me gusta su lenguaje sacrílego. Soy cristiano.

– Un cristiano que vende droga, según mi información.

– A palabras necias, oídos sordos; sobre todo si vienen de usted. -Sobre todo mientras yo siga bajo la Cúpula, pensó Big Jim, que sonrió-. ¿Tiene alguna prueba?

– Venga, Rennie, de tipo duro a tipo duro, ¿acaso importa? Para la prensa, la Cúpula es un acontecimiento mayor que el 11-S. Y está despertando compasión. Si no empiezas a ceder, te emplumaré de tal manera que parecerás una gallina toda tu vida. En cuanto desaparezca la Cúpula te llevaré ante un subcomité del Senado, un gran jurado y a la cárcel. Te lo prometo. Pero si decides mantenerte al margen, nos olvidaremos de todo. Eso también te lo prometo.

– En cuanto desaparezca la Cúpula -murmuró Rennie-. ¿Y eso cuándo sucederá?

– Quizá antes de lo que crees. Pienso ser el primero en entrar, y la primera orden que daré será que te pongan las esposas y que te escolten hasta un avión que te llevará directo a Fort Leavenworth, en Kansas, donde serás huésped de Estados Unidos, a la espera de juicio.

Big Jim se quedó sin habla por unos instantes debido al descaro de su interlocutor. Entonces se rió.

– Si de verdad quisieras lo mejor para el pueblo, Rennie, te mantendrías al margen. Mira lo que ha ocurrido durante tu mandato: seis asesinatos, dos en el hospital anoche, por lo que sabemos, un suicidio y unos disturbios desencadenados por los alimentos. No estás a la altura de la misión.

Big Jim agarró la bola de béisbol con fuerza y la apretó. Carter Thibodeau lo miraba con el entrecejo fruncido y semblante de preocupación.

Si estuviera aquí, coronel Cox, le haría lo mismo que a Coggins. Lo haría con Dios como testigo.

– ¿Rennie?

– Estoy aquí. -Hizo una pausa-. Y usted ahí. -Otra pausa-. Y la Cúpula no va a desaparecer. Creo que ambos lo sabemos. Pueden tirar la bomba atómica más grande que tengan, convertir los pueblos de nuestro alrededor en lugares inhabitables durante doscientos años, matar a todos los habitantes de Chester's Mills con la radiación si atraviesa la Cúpula, y aun así no desaparecerá. -Se le había acelerado la respiración, pero el corazón le latía con fuerza y de forma constante en el pecho-. Porque la Cúpula es la voluntad de Dios.

Rennie, en lo más profundo de su corazón, creía en eso. Del mismo modo que creía que también era deseo de Dios que él cogiera las riendas del pueblo para sacarlo adelante durante las semanas, meses y años por venir.

– ¿Qué?

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