—¿Un mes? —dijo Ron—. ¡En ese tiempo, Malfoy puede atacar a la mitad de los hijos de
Sin embargo, mientras Hermione comprobaba que no había nadie a la vista para poder salir del aseo, Ron susurró a Harry:
—Sería mucho más sencillo que mañana tiraras a Malfoy de la escoba.
Harry se despertó pronto el sábado por la mañana y se quedó un rato en la cama pensando en el partido de
Cuando faltaba poco para las once, el colegio en pleno empezó a dirigirse hacia el estadio de
—Los de Slytherin tienen mejores escobas que nosotros —comenzó—, eso no se puede negar. Pero nosotros tenemos mejores jugadores sobre las escobas. Hemos entrenado más que ellos y hemos volado bajo todas las circunstancias climatológicas («¡y tanto! —murmuró George Weasley—, no me he secado del todo desde agosto»), y vamos a hacer que se arrepientan del día en que dejaron que ese pequeño canalla, Malfoy, les comprara un puesto en el equipo.
Con la respiración agitada por la emoción, Wood se volvió a Harry.
—Es misión tuya, Harry, demostrarles que un buscador tiene que tener algo más que un padre rico. Tienes que coger la
—Así que no te sientas presionado, Harry —le dijo Fred, guiñándole un ojo.
Cuando salieron al campo, fueron recibidos con gran estruendo; eran sobre todo aclamaciones de Hufflepuff y de Ravenclaw, cuyos miembros y seguidores estaban deseosos de ver derrotado al equipo de Slytherin, aunque la afición de Slytherin también hizo oír sus abucheos y silbidos. La señora Hooch, que era la profesora de
—Cuando toque el silbato —dijo la señora Hooch—: tres..., dos..., uno...
Animados por el bramido de la multitud que les apoyaba, los catorce jugadores se elevaron hacia el cielo plomizo. Harry ascendió más que ningún otro, aguzando la vista en busca de la
—¿Todo bien por ahí, cabeza rajada? —le gritó Malfoy, saliendo disparado por debajo de él para demostrarle la velocidad de su escoba.
Harry no tuvo tiempo de replicar. En aquel preciso instante iba hacia él una
—¡Por qué poco, Harry! —le dijo George, pasando por su lado como un relámpago, con el bate en la mano, listo para devolver la
Harry vio que George daba un fuerte golpe a la
Harry descendió rápidamente para evitarla, y George logró golpearla fuerte contra Malfoy. Una vez más, la
Harry aumentó la velocidad y salió zumbando hacia el otro extremo del campo. Oía a la
Fred Weasley aguardaba en el otro extremo. Harry se agachó para que Fred golpeara la
—¡Ya está! —gritó Fred contento, pero se equivocaba: como si fuera atraída magnéticamente por Harry, la
Había empezado a llover. Harry notaba las gruesas gotas en la cara, que chocaban contra los cristales de las gafas. No tuvo ni idea de lo que pasaba con los otros jugadores hasta que oyó la voz de Lee Jordan, que era el comentarista, diciendo:
«Slytherin en cabeza por seis a cero.»