Читаем Un Milagro En Equilibrio полностью

Te pongo un ejemplo: en los años ochenta, cuando aún me paseaba por Madrid con la túnica negra y las muñequeras de pinchos, yo era fan pero que muy fan de Prince (antes de que se quitara el nombre primero y se hiciera testigo de Jehová después, y pese a que a Sonia y a Tania les pareciera una horterada) y me vi no sé cuántas veces Purple Rain, que no era exactamente una joya del séptimo arte, pero en la cual, qué diablos, salía Prince en tres cuartas partes del metraje. Pues bien, recuerdo una escena en la que Apollonia Kotero, recién estrenada novia de El Chico (ergo, Prince), se presentaba en la casa de su amor, toda contenta y pizpireta, a regalarle una guitarra y, de paso, a comunicarle la buena nueva: ha sido contratada como corista estrella de un grupo de chicas. Pero resulta que el factótum del grupo no es otro que Morris, el superenemigo de El Chico, así que, sin mediar palabra, El Chico le pega tal bofetón a Apollonia que la tira literalmente al suelo. Primer plano de una estupefacta Apollonia acariciándose la mandíbula no se sabe bien si porque le duele o para comprobar que no se le ha desencajado. Por fin se levanta como puede sobre sus tacones de aguja y se marcha indignada, recomponiendo la postura y la poca dignidad que le queda. Pero ¿te crees tú que se va derechita a la policía a denunciar a El Chico? No, qué va.

Apollonia enfila sin dudar hacia el club de moda para cantar, ligerita de ropa, You are my sex shooter, que es lo suyo. Es más, al final de la peli Apollonia y El Chico terminan juntos y acarameladísimos, como se veía venir (no se iba a quedar Prince solo, vamos, es lo que faltaba), y eso que aún la tira al suelo una vez más antes de que la cinta se acabe. Y nunca, jamás, le pide disculpas.

Y a nosotros, los de entonces, que ya no somos los mismos porque unas viven en Nueva York y con el otro ya no me hablo, no nos parecía que hubiese nada raro en aquella relación. Ni a mí, ni a Sonia, ni a Tania (a las que arrastré al cine pese a sus protestas, y que sólo entraron en la sala cuando comprobaron que ningún conocido del barrio las había visto), ni siquiera a David Muñoz, que se vino a ver la peli con nosotras (pues a él también le gustaba Prince, porque sólo a un hortera al que le gustan Los Secretos y a una tarada como yo les podía gustar Prince, o eso decía Tania) puesto que, a fin de cuentas, estábamos todos más que acostumbrados a vivir historias similares fuera de la pantalla, porque las habíamos visto repetidas en los amores de nuestros padres, de nuestros tíos o vecinos, en los culebrones venezolanos o en nuestros propios rollos de verano. Y no hablábamos de abuso y sí de amor, de pasión o de «qué pedo me cogí anoche, ni te imaginas cómo acabé, qué bronca más absurda…».

Pocos años más tarde se emitió en televisión un programa que presentaba Jesús Puente y que se titulaba «Lo que necesitas es amor». Se suponía que si tu pareja te había abandonado, tú ibas al programa y desde el plató le suplicabas en público la posibilidad de una reconciliación. Luego tu amor emergía de detrás de un decorado con un bonito fondo de violines de acompañamiento y, frente a toda España, te daba un sí o un no, normalmente un sí, que pa' eso estamos en la tele y pa' eso hay un presentador tan majo y que se pone tan contento cuando las parejas se reconcilian. No sé ni cuántos casos hubo de señor que reconocía haber pegado a su legítima pero que decía que aquello era cosa del alcohol y la mala vida y que no lo iba a hacer más. ¿Y tú te crees que alguien le decía a la buena y sufrida mujer: «Cuidado, señora, que un maltratador siempre reincide, que si lo ha hecho una vez lo va a seguir haciendo y que éste que dice que la quiere no la quiere nada y no es más que un hijo puta, por no decir un psicópata»? Pues no, casi siempre se reconciliaban, porque por la época nadie usaba el término maltratador, ni mucho menos el anglicismo ese de «violencia de género», y porque la pobre esposa solía ser una mosquita muerta a la que, después de tantos años de machaque exhaustivo por parte de aquel cabrón, no le quedaban trazas de autoestima ni arrestos, y sí le quedaba un único remedio: creerse de verdad, la muy ingenua o la muy ignorante o la muy ambas cosas, que si su Paco le había declarado su amor delante de toda España y en la tele, es que esta vez de verdad, de verdad de la buena, estaba dispuesto a cambiar.

Перейти на страницу:

Похожие книги

Книга Балтиморов
Книга Балтиморов

После «Правды о деле Гарри Квеберта», выдержавшей тираж в несколько миллионов и принесшей автору Гран-при Французской академии и Гонкуровскую премию лицеистов, новый роман тридцатилетнего швейцарца Жоэля Диккера сразу занял верхние строчки в рейтингах продаж. В «Книге Балтиморов» Диккер вновь выводит на сцену героя своего нашумевшего бестселлера — молодого писателя Маркуса Гольдмана. В этой семейной саге с почти детективным сюжетом Маркус расследует тайны близких ему людей. С детства его восхищала богатая и успешная ветвь семейства Гольдманов из Балтимора. Сам он принадлежал к более скромным Гольдманам из Монклера, но подростком каждый год проводил каникулы в доме своего дяди, знаменитого балтиморского адвоката, вместе с двумя кузенами и девушкой, в которую все три мальчика были без памяти влюблены. Будущее виделось им в розовом свете, однако завязка страшной драмы была заложена в их историю с самого начала.

Жоэль Диккер

Детективы / Триллер / Современная русская и зарубежная проза / Прочие Детективы
Кредит доверчивости
Кредит доверчивости

Тема, затронутая в новом романе самой знаковой писательницы современности Татьяны Устиновой и самого известного адвоката Павла Астахова, знакома многим не понаслышке. Наверное, потому, что история, рассказанная в нем, очень серьезная и болезненная для большинства из нас, так или иначе бравших кредиты! Кто-то выбрался из «кредитной ловушки» без потерь, кто-то, напротив, потерял многое — время, деньги, здоровье!.. Судье Лене Кузнецовой предстоит решить судьбу Виктора Малышева и его детей, которые вот-вот могут потерять квартиру, купленную когда-то по ипотеке. Одновременно ее сестра попадает в лапы кредитных мошенников. Лена — судья и должна быть беспристрастна, но ей так хочется помочь Малышеву, со всего маху угодившему разом во все жизненные трагедии и неприятности! Она найдет решение труднейшей головоломки, когда уже почти не останется надежды на примирение и благополучный исход дела…

Павел Алексеевич Астахов , Павел Астахов , Татьяна Витальевна Устинова , Татьяна Устинова

Современная русская и зарубежная проза / Современная проза / Проза