Se volvió a meter por dentro, enroscando la cara. Y no volví a escuchar su voz hasta que me desperté.
— It was your duende.
— Well, he certainly wanted to possess me. He knew I was bleeding. He caught the smell of blood and was fascinated by it, like dogs, who recognize better than men when a woman is bleeding. They immediately start sniffing the crotch, getting high, inhaling, blood, death, life, sex. Menstruation was my first experience with mortality. When I used to play tennis with my friends, our conversations were based on this fact of life.
My grandmother and her friend Elvira Matienzo used to read the obituaries together every morning, browsing for the names of their friends. I guess they awaited the news of death the same way we awaited the first drop of blood.
— Me gusta
— Dame una pluma, se lo añado.
— No, mándame más fragmentos con un curriculum vitae. Para que no piensen que te publico por amistad. Tú no sabes a dónde llega la lengua de Olmo-Olmo.
— Dale con Olmo-Olmo. Déjale en paz. Está quemado.
— Casi lo parí. Es mi hijo intelectual. Pero ya no aguanto su mezquindad. Imagínate, roba cinco computadoras, y yo le pido una — no me la da. Yo se lo daba todo. Él nada. Con un amigo así no se puede.
— A mí me dijo:
–
Y sabes, me convenció. Me sentí rica de verdad. Dejé de enseñar los cursos donde él enseñaba. Lo próximo que me enteré fue que él tomó mis cursos. Ahora no tengo ni un penique en que caerme muerta.
— Ese es el sofista. No le puedes creer nada de lo que te diga.
–¡Qué gran país!
–¿Por qué dices eso?
–¿Por qué no? La grandeza de un país la crean los poetas. Si un país tiene grandes poetas es un gran país. Uno sabe si un país es rico por la riqueza de su poesía. Y por qué no unir la riqueza de Martí y la de Darío y la de Neruda y Vallejo with the wealth of Whitman and Dickinson.
— Porque existen los Eliots y los Pounds que son racistas y facistas.
— Sí, pero Neruda odiaba a los americanos. Tenemos que empezar a romper las murallas entre nuestras dos Américas. Y nosotros — tú y yo — tenemos que ser los portavoces, somos bilingües.
— Tú serás bilingüe. Yo no traiciono a Neruda ni a Vallejo.
— Yo tampoco. Neruda fue embajador.
— No podemos ser embajadores porque no tenemos un país. Debido a que Puerto Rico no es un país que tenga poder en el mundo, yo no puedo establecerme como gran poeta. España creó a sus grandes poetas con su imperio. A través de su imperio los diseminó por el mundo. La gran poesía está ligada al bienestar económico de un pueblo. Así surgen Quevedo y Góngora.
–¿Y Julia de Burgos y Palés Matos?
— Perpetúan nuestra opresión — atollados, retrasados — en el eterno tapón de la guaracha. Queremos liberarnos.
–¿Y tú crees que la libertad nos va a liberar?