Читаем Zulú полностью

Para salir del bantustán donde el gobierno del apartheid los había confinado, los negros sudafricanos debían tener un pass, que regulaba su tránsito por la zona blanca. Sacando provecho de las rivalidades interétnicas o familiares, el poder había dejado la autoridad de los bantustán en manos de jefes locales que tenían el encargo de colaborar con las autoridades, so pena de ser depuestos. Algunos de ellos no habían dudado en recurrir a milicias, o vigilantes, armados de porras que, llegado el caso, sustituían a la policía en el interior del enclave o del township. Tras la prohibición del ANC, el jefe Buthelezi había formado el Inkatha zulú, un partido que, aunque se proclamaba antiapartheid, había aceptado erigirse en autoridad del bantustán de KwaZulu. Al considerar esta colaboración como un juego a dos bandas, Oscar, el padre de Ali, le había dado la espalda y se había vuelto hacia el grupo de la Conciencia Negra dirigido por Steve Biko, cuyas intervenciones furiosamente contrarias al apartheid habían despertado un movimiento de resistencia seriamente afectado por quince años de represión policial.

– ¡Cuando mato a un blanco, mi madre se alegra!

Biko provenía del entorno universitario, y Oscar era profesor de Economía en la Universidad del Zululand. El tono del joven militante era radical, al desprecio al negro se respondería con el odio al blanco, y se terminaría de una vez por todas con la mentalidad de esclavo. Biko proponía un sindicato estudiantil, boicots para protestar contra la deficiente enseñanza prodigada a los negros [34], un movimiento de resistencia activo. Oscar luchaba para hacer comprender a sus alumnos que su destino les pertenecía, que nadie los ayudaría. Había organizado una tribuna para el líder de la Conciencia Negra en la universidad, pese a la hostilidad del Inkatha. Debido a su situación geográfica en el interior de las fronteras territoriales del KwaZulu, era en la universidad donde el gobierno del bantustán reclutaba a sus funcionarios, sus expertos y sus ideólogos: el Inkatha no necesitaba un líder estudiantil impetuoso que exhortaba al asesinato; al contrario, necesitaba técnicos del poder para asentar su movimiento de resistencia. El mitin de Oscar había sido interrumpido por enfrentamientos, y la policía antidisturbios había dispersado a la multitud a golpe de purple rain [35].

Tres meses más tarde, Biko murió a manos de esa misma policía.

– ¡Cuando mato a un blanco, mi madre se alegra!

Ali nunca había visto llorar a su padre: Oscar era una suerte de semidiós bueno que lo sabía todo y que hablaba varias lenguas, un hombre de aspecto tranquilo bajo sus gafas de intelectual, que comprendía a su enemigo pero no le perdonaba nada, alguien que besaba a su mujer delante de todo el mundo y que había conocido la cárcel. Ali recordaba sobre todo sus manos, que los llevaban a él y a su hermano a contemplar las estrellas desde el tejado de la casa, sus manos calientes y suaves que contaban cuentos de reyes zulúes, de viejos monos, de leopardos y de leones…

– ¡Cuando mato a un blanco, mi madre se alegra!

Neuman conocía ese himno zulú: Biko y sus activistas lo habían convertido en su grito de guerra, era una manera de decir a los defensores del apartheid que aunque no tenían armas, eran peligrosos, incluso después de muertos. Cuando Biko fue asesinado, el ANC clandestino se adueñó del himno.

– ¡Cuando mato a un blanco, mi madre se alegra!

Las voces resonaban bajo las vigas de ladrillo del Armchair. Neuman estaba de pie entre el público, inmóvil ante su tótem: viejos monos que hacían muecas subían a la superficie…

– ¡Cuando mato a un blanco, mi madre se alegra!

Sobre el escenario lleno de humo, Zina y sus zulúes bailaban el toi, la danza de guerra de los townships: golpeaban el suelo con los pies, levantando una nube de polvo, como en los enclaves en los que los habían segregado, los tambores retumbaban bajo los focos, fotos de manifestantes se proyectaban como flashes sangrientos sobre una pantalla situada al fondo del escenario, pisoteaban el suelo abrazando unos AK-47 imaginarios, como antaño, sin dejar de corear:

– ¡Cuando mato a un blanco, mi madre se alegra! ¡Trrrrrrrrrrrr!

Zina disparó una ráfaga sobre la multitud aglutinada. El polvo revoloteaba en torbellinos sobre el escenario, respondiendo al estruendo de los tambores. Distinguió entonces entre el gentío el rostro de Neuman, que dominaba todos los demás… Con una sonrisa, lo decapitó.


***


– ¿Qué está haciendo aquí?

– Antes no me ha visto -dijo Neuman.

Sus ojos resplandecían en el pasillo del camerino.

– Se habrá movido usted -dijo-: y la prueba es que está aquí ahora.

Zina estaba descalza, sudorosa y cubierta de polvo de los pies a la cabeza. El policía la estaba esperando al final del espectáculo, y ella se sentía eléctrica, confusa y vulnerable.

– El otro día no me lo contó todo -dijo Neuman, directo al grano.

Su expresión, la de un hombre que sabe muchas cosas, la puso un poco más a la defensiva:

Перейти на страницу:

Похожие книги

Секреты Лилии
Секреты Лилии

1951 год. Юная Лили заключает сделку с ведьмой, чтобы спасти мать, и обрекает себя на проклятье. Теперь она не имеет права на любовь. Проходят годы, и жизнь сталкивает девушку с Натаном. Она влюбляется в странного замкнутого парня, у которого тоже немало тайн. Лили понимает, что их любовь невозможна, но решает пойти наперекор судьбе, однако проклятье никуда не делось…Шестьдесят лет спустя Руслана получает в наследство дом от двоюродного деда Натана, которого она никогда не видела. Ее начинают преследовать странные голоса и видения, а по ночам дом нашептывает свою трагическую историю, которую Руслана бессознательно набирает на старой печатной машинке. Приподняв покров многолетнего молчания, она вытягивает на свет страшные фамильные тайны и раскрывает не только чужие, но и свои секреты…

Анастасия Сергеевна Румянцева , Нана Рай

Фантастика / Триллер / Исторические любовные романы / Мистика / Романы
Eagle Station
Eagle Station

In this thrilling geopolitical adventure from New York Times bestselling legend Dale Brown, Brad McLanahan and the Space Force must fight to preserve America's freedom when ruthless enemies forge an unlikely alliance to control not only the earth, but the moon and beyond.Because its enemies never stop trying to undermine the United States' security, the men and women who serve to protect America must always be vigilant. Few know this better than warriors Brad McLanahan and Nadia Rozek. Newly married, the two are just beginning to settle into their new life together when they are called back into action.Though the Russians were badly defeated by Brad and the Iron Wolf Squadron in their previous bid for world dominance, they are back and doubling down on their quest for control of outer space. In addition to their cutting-edge weaponry, they have a formidable new ally: China's energetic and ruthless leader, President Li Jun.To protect America and the rest of the free world from the Russians and the Chinese, the Americans plan to mine the moon's helium-3 resources, which will allow them to fully exploit the revolutionary fusion power technology Brad and his team captured from the Russians aboard the Mars One weapons platform.But Leonov and Li have devised a daring plan of their own. They are building a joint secret base on the moon's far side fortified with a powerful Russian plasma rail gun that can destroy any spacecraft entering lunar orbit. If the heavily armed base becomes operational, it will give America's enemies control over the world's economic and military future.As this latest skirmish in the war for space accelerates, Brad, Nadia, and their compatriots in the Space Force must use their cunning and skill — and America's own high-tech weaponry — to derail the Sino-Russian alliance and destroy their lunar site before it's too late for the U.S.… and the entire world.

Дейл Браун

Триллер