El 13 de noviembre de 1920, en una carta a la Cheká, Dzerzhinski alude a que ésta «a menudo da curso a declaraciones calumniosas».
He aquí lo que recuerda E. Doyarenko de 1921: sala de ingresos de la Lubianka, 40-50 catres, toda la noche traen mujeres y más mujeres. Nadie sabe de qué se las acusa, la impresión general es que las han detenido sin motivo. En toda la celda sólo hay una mujer que lo sabe: por eserista. Primera pregunta de Yagoda: «Así pues, ¿por qué has venido a parar aquí?». Es decir: dínoslo tú misma, ¡ayúdanos a condenarte! ¡Y cuentan exactamente lo mismo de la GPU de Riazán en 1930! Total sensación de que están encarcelados sin motivo. Hasta tal punto les faltaban motivos que a I.D.T. le acusaron-de apellido falso. (Y aunque éste era auténtico, le cayeron tres años por el Artículo 58-10 gracias a la OSO.) Cuando no sabía por dónde agarrarte, el juez de instrucción te preguntaba: «¿Cuál es su trabajo?», «Economista». «Escriba una nota explicando la planificación en su fábrica y cómo se realiza. Luego sabrá por qué le han arrestado.» (En la nota ya encontraría algún cabo suelto.)
¿No nos han acostumbrado, al cabo de tantas décadas, a que nadie vuelve
El Diccionario Razonado de Dal establece la siguiente distinción: «la
¡Bendita inocencia! ¡Los Órganos nunca supieron de diligencias previas! Las listas recibidas de arriba, una primera sospecha, la denuncia de un confidente, o incluso anónima,
[74] 0acarreaban la detención y luego la inevitable acusación. El tiempo destinado a la instrucción no se dedicaba a esclarecer el delito sino, en el noventa y cinco por ciento de los casos, a cansar, agotar y extenuar al acusado, hasta hacerle desear incluso que le cortaran la cabeza de un hachazo con tal de terminar cuanto antes.En 1919 el principal método del juez de instrucción ya era poner su pistola sobre la mesa.
Ello sucedía tanto en la instrucción sumarial por delitos «políticos» como «económicos». En el proceso de la Dirección Central del Combustible (1921), la acusada Majróvskaya formuló una queja porque durante la instrucción del sumario la habían obligado a tomar cocaína. El fiscal lo rebatió: «Si hubiera declarado que la habían tratado groseramente,