y nombres, mozos y muchachos
furiosos al hecho corren?
¿Será bien que solos ellos
de esta hazaña el honor gocen?
Pues no son de las mujeres
sus agravios los menores.
JACINTA: Di, pues, ¿qué es lo que pretendes?
LAURENCIA: Que puestas todas en orden,
acometamos a un hecho
que dé espanto a todo el orbe.
Jacinta, tu grande agravio,
que sea cabo; responde
de una escuadra de mujeres.
JACINTA: No son los tuyos menores.
LAURENCIA: Pascuala, alférez serás.
PASCUALA: Pues déjame que enarbole
en un asta la bandera.
Verás si merezco el nombre.
LAURENCIA: No hay espacio para eso,
pues la dicha nos socorre.
Bien nos basta que llevemos
nuestras tocas por pendones.
PASCUALA: Nombremos un capitán.
LAURENCIA: Eso no.
PASCUALA: ¿Por qué?
LAURENCIA: Que adonde
asiste mi gran valor
no hay Cides ni Rodamontes.
COMENDADOR: De ese cordel que de las manos sobra
quiero que le colguéis, por mayor pena.
FRONDOSO: ¡Qué nombre, gran señor, tu sangre cobra!
COMENDADOR: Colgadle luego en la primera almena.
FRONDOSO: Nunca fue mi intención poner por obra
tu muerte entonces.
FLORES: Grande ruido suena.
COMENDADOR: ¿Ruido?
FLORES: Y de manera que interrompen
tu justicia, señor.
ORTUÑO: Las puertas rompen.
COMENDADOR: ¡La puerta de mi casa, y siendo casa
de la encomienda!
FLORES: El pueblo junto viene.
JUAN ROJO: ¡Rompe, derriba, hunde, quema, abrasa!
ORTUNO: Un popular motín mal se detiene.
COMENDADOR: ¿El pueblo contra mí?
FLORES: La furia: pasa
tan adelante, que las puertas tiene
echadas por la tierra.
COMENDADOR: Desatalde.
Templa, Frondoso, ese villano alcalde.
FRONDOSO: Yo voy, señor; que amor les ha movido.
MENGO: ¡Vivan Fernando e Isabel, y mueran
los traidores!
FLORES: Señor, por Dios te pido
que no te hallen aquí.
COMENDADOR: Se perseveran,
este aposento es fuerte y defendido.
Ellos se volverán.
FLORES: Cuando se alteran
los pueblos agraviados, y resuelven,
nunca sin sangre o sin venganza vuelven.
COMENDADOR: En esta puerta, así como rastrillo
su furor con las armas defendamos.
FRONDOSO: ¡Viva Fuenteovejuna!
COMENDADOR: ¡Qué caudillo!
Estoy por que a su furia acometamos.
FLORES: De la tuya, señor, me maravillo.
ESTEBAN: Ya el tirano y los cómplices miramos.
¡Fuenteovejuna, y los tiranos mueran!
COMENDADOR: Pueblo, esperad.
TODOS: Agravios nunca esperan.
COMENDADOR: Decídmelos a mí, que iré pagando
a fe de caballero esos errores.
TODOS: ¡Fuenteovejuna! ¡Viva el rey Fernando!
¡Mueran malos cristianos y traidores!
COMENDADOR: ¿No me queréis oír? Yo estoy hablando,
yo soy vuestro señor.
TODOS: Nuestros señores
son los reyes católicos.
COMENDADOR: Espera.
TODOS: ¡Fuenteovejuna, y Fernán Gómez muera!
LAURENCIA: Parad en este puesto de esperanzas,
soldados atrevidos, no mujeres.
PASCUALA: ¿Los que mujeres son en las venganzas,
en él beban su sangre, es bien que esperes?
JACINTA: Su cuerpo recojamos en las lanzas.
PASCUALA: Todas son de esos mismos pareceres.
ESTEBAN: ¡Muere, traidor comendador!
COMENDADOR: Ya muero.
¡Piedad, Señor, que en tu clemencia espero!
BARRILDO: Aquí está Flores.
MENGO: Dale a ese bellaco;
que ése fue el que me dio dos mil azotes.
FRONDOSO: No me vengo si el alma no le saco.
LAURENCIA: No excusamos entrar.
PASCUALA: No te alborotes.
Bien es guardar la puerta.
BARRILDO: No me aplaco.
¿Con lágrimas agora, marquesotes?
LAURENCIA: Pascuala, yo entro dentro; que la espada
no ha de estar tan sujeta ni envainada.
BARRILDO: Aquí está Ortuño.
FRONDOSO: Córtale la cara.
FLORES: ¡Mengo, piedad, que no soy yo el culpado!
MENGO: Cuando ser alcahuete no bastara,
bastaba haberme el pícaro azotado.
PASCUALA: Dánoslo a las mujeres, Mengo, para…
Acaba, por tu vida.
MENGO: Ya está dado;
que no le quiero yo mayor castigo.
PASCUALA: Vengaré tus azotes.
MENGO: Eso digo.
JACINTA: ¡Ea, muera el traidor!
FLORES: ¿Entre mujeres?
JACINTA: ¿No le viene muy ancho?
PASCUALA: ¿Aqueso lloras?
JACINTA: Muere, concertador de sus placeres.
LAURENCIA: ¡Ea, muera el traidor!
FLORES: ¡Piedad, señoras!
ORTUÑO: Mira que no soy yo…
LAURENCIA: Ya sé quién eres.
Entrad, teñid las armas vencedoras
en estos viles.
PASCUALA: Moriré matando.
TODAS: ¡Fuenteovejuna, y viva el rey Fernando!
MANRIQUE: De modo la prevención
fue, que el efeto esperado
llegamos a ver logrado
con poca contradicción.
Hubo poca resistencia;
y supuesto que la hubiera
sin duda ninguna fuera
de poca o ninguna esencia.
Queda el de Cabra ocupado
en conservación del puesto,
por si volviere dispuesto
a él el contrario osado.
REY: Discreto el acuerdo fue,
y que asista en conveniente,
y reformando la gente,
el paso tomado esté.
Que con eso se asegura
no poder hacernos mal
Alfonso, que en Portugal
tomar la fuerza procura.
Y si de Cabra es bien que esté
en ese sitio asistente,
y como tan diligente
muestras de su valor dé;
porque con esto asegura