Y diciendo esto, se desvaneció por completo, dejando detrás de él nada más que el sombr´ıo telón de fondo.
CAPÍTULO 15. LA VENGANZA DE LOS DUENDES
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“¡Harry!” gritó Hermione.
“¡Lo sé!” gritó Harry. Incapaz de contenerse a si mismo, dio un pu˜netazo al aire; era más de lo que se hab´ıa atrevido a esperar. Caminó a zancadas por la tienda, de arriba abajo, sintiendo que podr´ıa correr una milla entera; Ya ni siquiera ten´ıa hambre.
Hermione comprim´ıa el retrato de Phineas Nigellus metiéndolo nuevamente dentro del bolso bordado; cuando hubo cerrado el cierre tiró el bolso de vuelta a un lado y levanto la cara brillante hacia Harry.
“¡La espada puede destruir Horcruxes! Las hojas fabricadas por los Goblins absorben solo aquello que las fortalece... ¡Harry esa espada esta impregnada con veneno de basilisco!”
“Y Dumbledore no me la entregó antes porque aún la necesitaba, quer´ıa usarla en el Relicario...”
“...y debe de haberse percatado que no te dejar´ıan tenerla si te la dejaba en su testamento...”
“... Por lo que hizo una réplica...”
“... Y puso una falsificación en la vitrina...”
“... Y dejó la verdadera... ¿Dónde?”
Se miraron uno al otro; Harry sent´ıa que la respuesta estaba colgando invisible en el aire que hab´ıa sobre ellos, tentadoramente cerca. ¿Por qué no se lo hab´ıa dicho Dumbledore?
¿O, de hecho, se lo dijo a Harry, pero Harry no se dio cuenta en ese momento?
“¡Piensa!” susurró Hermione. “¡Piensa! ¿Donde podr´ıa haberla dejado?”
“No en Hogwarts.” dijo Harry, reanudando su paseo.
“¿En algún lugar de Hogsmeade?” sugirió Hermione.
“¿En la Casa de los Gritos?” dijo Harry. “Nunca va nadie por all´ı.”
“Pero Snape sabe como llegar all´ı, ¿No ser´ıa eso un poco arriesgado?”
“Dumbledore confiaba en Snape.” le recordó Harry.
“No lo suficiente como para decirle que hab´ıa intercambiado las espadas.” dijo Hermione.
“¡Si, tienes razón!” dijo Harry, y se sintió incluso más alegre ante el pensamiento de que Dumbledore hab´ıa tenido ciertas reservas, aunque fueran leves, sobre la honradez de Snape. “Por lo que habrá escondido la espada bien lejos de Hogsmeade ¿Qué supones tú, Ron? ¿Ron?”
Harry miro a su alrededor. Por un desconcertante momento pensó que Ron hab´ıa dejado la tienda, luego se dio cuenta que Ron estaba tendido en una litera envuelto en las sombras, inmovil.
“Oh, os habéis acordado de mi, ¿eh?” dijo.
“¿Qué?”
Ron bufó con la vista fija en la parte de abajo de la litera superior.
“Proseguid. No dejeis que os estropee la diversión.”
Perplejo, Harry miró a Hermione en busca de ayuda, pero ella negó con la cabeza, aparentemente tan confusa como él.
“¿Cuál es el problema?” preguntó Harry.
CAPÍTULO 15. LA VENGANZA DE LOS DUENDES
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“¿Problema? No hay ningún problema.” dijo Ron aún rehusando mirar a Harry. “No en lo que a ti respecta, de cualquier forma.”
Se escucharon varios golpes sordos en la lona sobre sus cabezas. Hab´ıa empezado a llover.
“Bueno, evidentemente tienes un problema.” dijo Harry. “Escúpelo, ¿quieres?”
Ron balanceó las largas piernas fuera de la cama y se sentó. Se le ve´ıa sórdido, no parec´ıa él mismo.
“Esta bien, lo escupiré. No esperes que salte arriba y abajo por toda la tienda porque hay otra condenada cosa que debemos encontrar. A˜nádela a la lista de cosas que no sabes.”
“¿Qué no sé?” repitió Harry. “¿Qué no sé?”
Plunk, plunk, plunk. La lluvia ca´ıa cada vez más fuerte y pesada; produciendo leves ruidos en la capa de hojas esparcidas alrededor de ellos y chapoteando en el r´ıo a través de la oscuridad. El temor apagó el júbilo de Harry. Ron estaba diciendo exactamente lo que hab´ıa sospechado y temido que estuviera pensando.
“No es como si estuviera pasando el mejor momento de mi vida aqu´ı,” dijo Ron.
“Sabes, con el brazo estropeado y nada que comer y congelándome el trasero todas las noches. Solo ten´ıa la esperanza, sabes, de que después de haber estado dando vueltas durante semanas, hubiéramos logrado algo.”
“Ron” dijo Hermione, pero con una voz tan baja que Ron pod´ıa pretender no haberla o´ıdo sobre el ruidoso tamborileo de la lluvia que ahora golpeaba la tienda.
“Cre´ı que sab´ıas para lo que te hab´ıas ofrecido voluntario.” dijo Harry.
“Si, yo también cre´ıa saberlo.”
“Entonces ¿Qué parte de ello no esta colmando tus expectativas?” preguntó Harry. El enfado ven´ıa en su auxilio ahora. “¿Cre´ıas que nos alojar´ıamos en hoteles cinco estrellas?
¿Qué encontrar´ıamos un Horcrux cada dos por tres? ¿Pensabas que volver´ıas con tu mami para navidad?”
“¡Pensamos que sab´ıas lo que estabas haciendo!” grito Ron, poniéndose de pie, y sus palabras traspasaron a Harry como cuchillos ardientes. “¡Pensamos que Dumbledore te hab´ıa dicho qué hacer, pensamos que ten´ıas un verdadero plan!”
“¡Ron!” dijo Hermione, esta vez de forma claramente audible sobre la lluvia que retumbaba contra el techo de la tienda, pero otra vez la ignoró.