Cuando Harry se despertó al d´ıa siguiente transcurrieron algunos segundos antes de que recordara lo que hab´ıa pasado. Luego esperó, infantilmente, que todo hubiera sido un sue˜no, que Ron aún estuviera ah´ı y nunca se hubiera ido. Pero al girar la cabeza sobre la almohada pudo ver la cama de Ron vac´ıa. Apartó los ojos sin expresión alguna.
Harry bajó de un salto de su propia cama, manteniendo la vista apartada de la de Ron.
Hermione, que ya estaba ocupada en la cocina, no le dio los buenos d´ıas, sino que desvió la mirada cuando él entró.
Se ha ido, se dijo Harry a s´ı mismo. Se ha ido. Se tuvo que repetir lo mismo mientras se ba˜naba y se vest´ıa, como si repitiéndolo pudiera insensibilizarse de la conmoción. Se ha ido y no va a regresar. Y era la pura verdad, Harry lo sab´ıa, porque los encantamientos protectores har´ıan imposible que Ron, una vez dejaran este sitio, los encontrara otra vez.
Él y Hermione tomaron el desayuno en silencio. Los ojos de Hermione estaban rojos e hinchados; parec´ıa que no hubiera dormido nada. Empacaron sus cosas, Hermione ha-ciéndolo demasiado despacio. Harry sab´ıa por qué quer´ıa alargar su estancia en la ladera del r´ıo; varias veces la vio con mirada vigilante, y estaba seguro de que se enga˜naba a s´ı misma pensando que hab´ıa escuchado pasos a través de la pesada lluvia, pero ninguna figura pelirroja apareció entre los árboles. Cada vez que Harry hac´ıa la imitaba, y miraba alrededor (no pod´ıa evitar tener un poco de esperanza, el también), no ve´ıa nada más que el bosque barrido por la lluvia, y una peque˜na porción de furia explotaba dentro de él. Pod´ıa escuchar a Ron diciendo, ’ ¡Pensábamos que sab´ıas lo que hac´ıas!’y terminó de empacar con un fuerte nudo en la boca del estómago.
A su lado, el lodoso r´ıo estaba creciendo rápidamente y pronto se desbordar´ıa sobre su margen. Se hab´ıan retrasado una hora larga sobre el momento en que hubieran levantado el campamento en condiciones normales. Al final, después de rehacer tres veces completas el equipaje en el bolso bordado, Hermione parec´ıa incapaz de encontrar más razones para retrasarse: ella y Harry se cogieron de la mano y se Desaparecieron, reapareciendo sobre una ventosa ladera cubierta de brezos.
En el instante que llegaron, Hermione soltó la mano de Harry y se alejó de él, sentándose finalmente sobre una gran roca, su cara sobre las rodillas, sacudiéndose con lo que él sab´ıa eran sollozos. La observó, sabiendo que deber´ıa ir a consolarla, pero algo lo manten´ıa atado a donde estaba. Sent´ıa su interior fr´ıo y encogido: nuevamente vio la expresión desde˜nosa en la cara de Ron. Harry echó a andar a grandes zancadas a través de los brezos, caminando en un gran c´ırculo con centro en la desconsolada Hermione, conjurando los hechizos que sol´ıa hacer ella para garantizar su seguridad.
No hablaron de Ron en el transcurso de los siguientes d´ıas. Harry hab´ıa decidido no 178
CAPÍTULO 16. EL VALLE DE GODRIC
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volver a mencionar su nombre, y Hermione parec´ıa saber que ser´ıa inútil forzar el tema, aunque a veces, por las noches, cuando ella pensaba que estaba dormido, pod´ıa escuchar-la llorar. Mientras tanto, Harry hab´ıa comenzado a sacar el Mapa del Merodeador y a examinarlo a la luz de su varita. Estaba esperando el momento en el que el punto etiquetado con el nombre de Ron pudiera aparecer en los corredores de Hogwarts, probando que hab´ıa regresado a la comodidad del castillo, protegido por su estatus de sangre pura.
Sin embargo, Ron no apareció en el mapa, y con el tiempo, Harry se encontró sacándolo solamente para observar el nombre de Ginny en el dormitorio de las ni˜nas, deseando que la intensidad con la que lo miraba pudiera entrar en su sue˜no, de manera que ella supiera de una u otra forma que él estaba pensando en ella, deseando que estuviera bien.
Por el d´ıa, se dedicaban a tratar de determinar los posibles lugares donde pudiera estar la espada de Gryffindor, pero cuanto más hablaban de los sitios en los que Dumbledore pudiera haberla escondido, su especulación se volv´ıa más desesperada y menos atractiva.
Aunque se devanó los sesos todo lo que pudo, Harry no pod´ıa recordar que Dumbledore hubiera mencionado alguna vez un lugar donde pudiera esconder algo. Hubo momentos en que no supo si estaba más enojado con Ron o con Dumbledore. Pensábamos que sab´ıas lo que hac´ıas... Pensábamos que Dumbledore te hab´ıa dicho qué hacer... ¡Pensábamos que ten´ıas un plan de verdad!
No pod´ıa enga˜narse: Ron estaba en lo cierto. Dumbledore no le hab´ıa dejado virtualmente nada. Hab´ıan descubierto un Horrocrux, pero no ten´ıan medios para destruirlo.