Hermione se lanzó a s´ı misma hacia delante y empezó a dar pu˜netazos a cada cent´ımetro de él que pudo alcanzar.
“Ouch... ow... ¡basta! ¿Pero qué...? Hermione... ¡OW!”
“¡Tú... completo... estúpido... Ronald... Weasley!”
Puntualizaba cada palabra con un golpe. Ron retrocedió, protegiéndose la cabeza mientras Hermione avanzaba.
“Te... arrastras... hasta... aqui... después... de... semanas... y... semanas... oh, ¿dónde está mi varita?”
“¡Protego! ”
Un escudo invisible se irguió entre Ron y Hermione. La fuerza del mismo la derribó hacia atrás sobre el suelo. Escupiendo el pelo de la boca, se levantó de nuevo de un salto.
“¡Hemione!” dijo Harry. “Cálma...”
“¡No pienso calmarme!” gritó ella. Nunca antes la hab´ıa visto perder el control as´ı; parec´ıa un poco loca. “¡Devuélveme mi varita! ¡Devuélvemela!”
“Hermione, si quieres...”
“¡No me digas lo que debo hacer, Harry Potter!” chilló. “¡No te atrevas! ¡Devuélvemela ahora! ¡Y T Ú!”
Estaba se˜nalando a Ron en directa acusación. Sonó como una maldición, y Harry no culpó a Ron por retroceder varios pasos.
“¡Corr´ı detrás de ti! ¡Te llamé! Te supliqué que volvieras.”
“Lo sé” dijo Ron. “Hermione, lo siento, de verdad...”
“¡Oh, lo sientes!”
Soltó una risa aguda, que sonó fuera de control. Ron miró a Harry buscando ayuda, pero Harry simplemente le hizo una mueca impotente.
“¿Vuelves después de semanas... semanas... y crees que todo se arreglará diciendo CAPÍTULO 19. LA CIERVA PLATEADA
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simplemente lo siento?”
“Bueno, ¿qué más puedo decir?” gritó Ron, y Harry se alegró de que Ron estuviera contraatacando.
“¡Oh, no sé!” chilló Hermione con feo sarcasmo. “Registra tu cerebro, Ron, eso solo deber´ıa llevarte un par de segundos...”
“Hermione” intervino Harry, que consideró eso un golpe bajo. “acaba de salvarme la...”
“¡No me importa!” gritó ella. “¡No me importa lo que ha hecho! Semanas y semanas en las que podr´ıamos haber muerto por lo que él sab´ıa...”
“¡Sab´ıa que no estábais muertos!” bramó Ron, ahogando la voz de ella por primera voz y acercándose tanto como pod´ıa con el Encantamiento Escudo entre ellos. “Harry está todo el rato en El Profeta, en la radio, le están buscando por todas partes, hay todo tipo de rumores e historias alocadas. Sab´ıa que lo oir´ıa si estabais muertos, no sabes lo que ha sido...”
“¿Lo que ha sido para ti?”
Su voz era tan chillona que pronto sólo los murciélago podr´ıan o´ırla, pero hab´ıa alcanzado un nivel de indignación que la dejó temporalmente muda, y Ron aprovechó la ocasión.
“¡Quise volver en el minuto en que Desaparec´ı, pero me met´ı directamente en medio de una banda de Merodeadores, Hermione, y no pude ir a ninguna parte!”
“¿Una banda de qué?” preguntó Harry, mientras Hermione se lanzaba sobre una silla con los brazos y las piernas cruzadas tan firmemente que parec´ıa improbable que fuera a poder desenredarlos en varios a˜nos.
“Merodeadores” dijo Ron. “Están por todas partes... bandas intentando ganar oro persiguiendo a nacidos muggles y traidores de sangre, hay una recompensa desde el Ministerio por cualquiera capturado. Yo estaba solo, y parec´ıa que pudiera tener edad escolar; estaban realmente excitados, creyeron que era un nacido muggle a la fuga. Tuve que hablar rápido para evitar que me arrastraran hasta el Ministerio.”
“¿Qué les dijiste?”
“Les dijo que era Stan Shunpike. La primera persona en quien pude pensar.”
“¿Y se lo creyeron?”
“No eran muy brillantes. Uno de ellos era definitivamente en parte troll, ol´ıa como ellos...”
Ron miró a Hermione, claramente esperando que se hubiera suavizado tras este peque˜no lapsus de humor, pero la expresión de ella permaneció pétrea sobre sus extremidades altamente anudadas.
“De cualquier modo, empezaron a discutir sobre si yo era Stan o no. Fue un poco patético, para ser honesto; pero aún as´ı hab´ıa cinco de ellos y yo era solo uno, y ellos me hab´ıan quitado la varita. Entonces dos de ellos empezaron a pelear y mientras los otros estaban distra´ıdos me las arreglé para golpear al que me sujetaba en el estómago, agarré mi varita, Desarmé al tipo que me sujetaba, y Desaparec´ı. No lo hice muy bien.
Me escind´ı otra vez” Ron mantuvo en alto su mano derecha que mostraba dos u˜nas desaparecidas. Hermione alzó las cejas fr´ıamente “y fui a parar a miles de millas de donde estábais. Para cuando consegu´ı volver a ese tramo de ribera donde hab´ıamos estado... os CAPÍTULO 19. LA CIERVA PLATEADA
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hab´ıais ido.”
“Córcholis, que historia tan absorbente” dijo Hermione con el tono más agudo que adoptaba cuando quer´ıa herir. “Debes haber estado realmente aterrado. Mientras, nosotros fuimos al Valle de Godric y, pensemos, ¿qué ocurrió all´ı, Harry? Oh, si, la serpiente de Quien-Tu-Ya-Sabes apareció, casi nos mata a los dos, y entonces el mismo Quien-Tu-YaSabes llegó y no nos pilló por cuestión de un segundo.”
“¿Qué?” dijo Ron, boqueando de ella a Harry, pero Hermione le ignoró.
“¡Imagina, ha perdido dos u˜nas, Harry! Eso realmente pone nuestros sufrimientos en rid´ıculo, ¿verdad?”