“Ah” dijo Xenophilius. “Ayuda. Hmm.”
Su ojo bueno se movió de nuevo a la cicatriz de Harry. Pareció simultáneamente aterrorizado y fascinado.
“S´ı. La cosa es... ayudar a Harry Potter... bastante peligroso...”
“¿No es usted el que le continúa diciendo a todo el mundo que su primer deber es ayudar a Harry?” dijo Ron. “¿En esa revista suya?”
CAPÍTULO 20. XENOPHILIUS LOVEGOOD
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Xenophilius lanzó una mirada a la oculta prensa, todav´ıa haciendo estallidos y estrépitos bajo el mantel.
“Eh... s´ı, he expresado esa idea. Sin embargo...”
“¿Eso es para que todos los demás lo hagan, pero no usted en persona?” dijo Ron.
Xenophilius no respondió. Continuó tragando, con los ojos revoloteando entre los tres.
Harry tuvo la impresión de que estaba experimentando una dolorosa lucha interna.
“¿Dónde está Luna?” preguntó Hermione. “Veamos lo que piensa.”
Xenophilius tragó de golpe. Pareció estar armándose de valor. Finalmente dijo en una temblorosa voz dif´ıcil de o´ır por el ruido de la prensa: “Luna está abajo en el arroyo, pescando Plimpies de agua dulce. A ella... le gustará veros. Bajaré a llamarla y entonces...
s´ı, muy bien. Intentaré ayudaros.”
Desapareció por la escalera en espiral y escucharon la puerta principal abrirse y cerrarse. Se miraron unos a otros.
“Vieja verruga cobarde” dijo Ron. “Luna tiene diez veces más agallas.”
“Probablemente está preocupado por lo que pueda pasar si los mort´ıfagos se enteran de que estuve aqu´ı” dijo Harry.
“Bueno, yo estoy de acuerdo con Ron” dijo Hermione. “Horrible viejo hipócrita, di-ciéndole a todo el mundo que te ayude y ahora intentando escabullirse. Y por el amor de Dios, manteneros alejados de ese cuerno.”
Harry cruzó hasta la ventana del otro lado de la habitación. Pudo ver un arroyo, un lazo delgado y reluciente tumbado muy por debajo de ellos en la base de la colina.
Estaban a bastante altura; un pájaro pasó revoloteando por la ventana mientras miraba en dirección a la Madriguera, ahora visible más allá de otra l´ınea de colinas. Ginny estaba all´ı, en alguna parte. Hoy estaban más cerca el uno del otro de lo que hab´ıan estado desde la boda de Bill y Fleur, pero Ginny no pod´ıa saber que ahora estaba mirando hacia ella, pensando en ella. Supon´ıa que deber´ıa alegrarse por eso; cualquiera que entrase en contacto con ellos estaba en peligro. La actitud de Xenophilius lo probaba.
Se apartó de la ventana y su mirada se deslizó sobre otro objeto peculiar situado en un aparador curvado y desordenado: un busto de piedra de una bruja hermosa pero de mirada adusta, que llevaba un tocado en la cabeza de lo más extra˜no. Dos objetos que parec´ıan trompetillas doradas se curvaban en los extremos. Un peque˜no par de relucientes alas azules estaban pegadas a una cinta de cuero que recorr´ıa la parte superior de la cabeza, mientras una especie de rábano anaranjado estaba pegado a una segunda cinta alrededor de la frente.
“Mirad esto” dijo Harry.
“Encantador” dijo Ron. “Estoy sorprendido de que no lo llevase a la boda.”
Oyeron cerrarse la puerta delantera, y un momento después, Xenophilius subió por la escalera en espiral y entró en la habitación, con sus delgadas piernas ahora en botas de goma, llevando una bandeja con tazas de distintos juegos y una tetera humeante.
“Ah, habéis visto mi invento preferido” dijo, poniendo la bandeja en brazos de Hermione y uniéndose a Harry al lado de la estatua. “Basado, de manera bastante adecuada, en la cabeza de la hermosa Rowena Ravenclaw. ¡ Úna inteligencia sin l´ımites es el mayor tesoro de los hombres’ !”
Indicó varios objetos, como las trompetillas.
CAPÍTULO 20. XENOPHILIUS LOVEGOOD
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“Estos son sifones de torposoplo... para eliminar todas las fuentes de distracción del área inmediata del pensador. All´ı” se˜naló a las peque˜nas alas. “una hélice de billywig, para provocar un sublime estado de ánimo. Finalmente” apuntó al rábano anaranjado.
“la ciruela dirigible, para realzar la habilidad de aceptar lo extraordinario.”
Xenophilius se dirigió de vuelta a la bandeja con el té, que Hermione hab´ıa conseguido equilibrar de forma precaria sobre una de las mesas laterales atestada.
“¿Puedo ofreceros una infusión de gurdirra´ız?” dijo Xenophilius. “La fabricamos nosotros.” Cuando empezó a verter la bebida, que era tan morada como el zumo de remolacha, a˜nadió: “Luna está más allá del Puente Inferior, está de lo más entusiasmada por que estéis aqu´ı. No deber´ıa tardar demasiado, ha cogido casi todos los Plimpies necesarios para hacer sopa para todos. Sentaros y serviros azúcar.”
“Ahora” apartó una pila de papeles en forma de torre de un sillón y se sentó, con las piernas con botas de goma cruzadas. “¿cómo puedo ayudarte, se˜nor Potter?”
“Bueno” dijo Harry, mirando a Hermione, que asintió con ánimo. “es sobre el s´ımbolo que llevaba alrededor del cuello en la boda de Bill y Fleur, se˜nor Lovegood. Nos preguntábamos lo que significaba.”
Xenophilius elevó las cejas.
“¿Te estás refiriendo al signo de las Reliquias de la Muerte?”
Cap´ıtulo 21
La Historia de los Tres Hermanos