“Y creo” dijo la voz de Bellatrix, “que podemos deshacernos de la sangresucia Grey-CAPÍTULO 23. LA MANSI ÓN DE LOS MALFOY
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back, llévatela si quieres.”
“¡NOOOOOOO!”
Ron hab´ıa irrumpido en el salón de dibujo. Bellatrix miró alrededor, sorprendida, giró su varita peor enfrentar a Ron en lugar de...
“¡Expelliarmus! ” rugió Ron, apuntando la varita de Colagusano hacia Bellatrix, y la de ella voló en el aire y fue capturada por la mano de Harry, que hab´ıa entrado corriendo tras Ron. Lucius, Narcissa, Draco y Greyback se dieron media vuelta. Harry gritó,
’¡Desmanius! ’y Lucius Malfoy se derrumbó junto a la chimenea. Rayos de luz salieron disparados de las varitas de Draco, Narcissa y Greyback. Harry se lanzó al suelo, rodando tras el sofá para evitarlos.
“¡ALTO O ELLA MUERE!”
Jadeando, Harry se asomó por detrás del sofá. Bellatrix manten´ıa en pie Hermione, que parec´ıa inconsciente, y sujetaba su cuchillo en la garganta de Hermione.
“Dejad caer las varitas” susurró. “¡Dejádlas caer, o veremos exactamente como de sucia es su sangre!”
Ron se quedó r´ıgido, aferrando la varita de Colagusano. Harry se enderezó, todav´ıa sujetando la de Bellatrix.
“¡He dicho que las dejéis caer!” chilló ella, presionando la hoja contra la gartanta de Hermione.
Harry vio aparecer gotas de sangre.
“¡De acuerdo!” gritó, y dejó caer la varita de Bellatrix al suelo a sus pies.
Ron hizo lo mismo con la de Colagusano. Ambos alzaron las manos a la altura de los hombros.
“¡Bien!” dijo ella maliciosa. “¡Draco, recógelas! ¡El Se˜nor Oscuro está de camino, Harry Potter! ¡Tu muerte se aproxima!”
Harry lo sab´ıa, su cicatriz estallaba de dolor, y pod´ıa sentir a Voldemort volando a través del cielo en la distancia, sobre un oscuro y tormentoso mar, y pronto estar´ıa lo suficientemente cerca como Aparecerse ante ellos, y Harry no ve´ıa forma de escapar.
“Ahora” dijo Bellatrix suavemente, mientras Draco se apresuraba a volver hasta ella con las varitas. “Cissy, creo que deber´ıamos volver a atar a estos peque˜nos héroes, mientras Greyback se ocupa de la Se˜norita Sangresucia. Estoy segura de que el Se˜nor Oscuro no te escatimará a la chica, Greyback, después de lo que has hecho esta noche.”
Al finalizar esta última palabras se oyó un peculiar chirrido arriba. Todos ellos levantaron la mirada a tiempo de ver la ara˜na de cristal temblar; con un crujido y un amenazador cascabeleo, empezó a caer. Bellatrix, que estaba directamente bajo ella, dejó caer a Hermione y se lanzó a un lado con un grito. La ara˜na de cristal de estrelló contra el suelo con una explosión de cristal y cadenas, cayendo sobre Hermione y el duende, que todav´ıa estaba aferrado a la espada de Gryffindor. Trozos brillantes de cristal volaron en todas direcciones. Draco se dobló por la mitad, cubriéndose con las manos la cara ensangrentada.
Mientras Ron corr´ıa a sacar a Hermione de las ruinas, Harry aprovechó la oportunidad.
Saltó sobre el sillón y arrancó las tres varitas de la mano de Draco, apuntando con todas ellas a Greyback.
“¡Desmanius!.”
CAPÍTULO 23. LA MANSI ÓN DE LOS MALFOY
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El hombrelobo se alzó sobre sus pies a causa del triple hechizo, salió volando hasta el techo y después se estrelló contra el suelo.
Mientras Narcissa arrastraba a Draco fuera de peligro, Bellatriz se pon´ıa en pie, con el pelo volando mientras bland´ıa el cuchillo de plata; pero Narcisa hab´ıa dirigido su varita hacia la puerta.
“¡Dobby!” gritó y incluso Bellatrix se quedó congelada. “¡Tú! ¿Hiciste caer la ara˜na...?”
El diminuto elfo entró trotando en la habitación, su dedo tembloros apuntaba a su antigua se˜nora.
“No debe hacer da˜no a Harry Potter” chilló.
“¡Mátale, Cissy!” chilló Bellatrix, pero se oyó otro crujido, y la varita de Narcissa también voló en el aire para aterrizar al otro lado de la habitación.
“¡Asqueroso monito!” ladró Bellatrix. “¿Cómo te atreves a tomar la varita de una bruja, cómo te atreves a desafiar a tus amos?”
“¡Dobby no tiene amo!” chilló el elfo. “¡Dobby es libre, y Dobby tiene que salvar a Harry Potter y sus amigos!”
La cicatriz de Harry le cegaba de dolor. Atontado, supo que ten´ıa momentos, segundos, antes de que Voldemort estuviera all´ı con ellos.
“Ron, cógela... y VETE!” chilló, tirándole una de las varitas, después se inclinó para sacar a Griphook de debajo de la ara˜na. Cargándose al gemebudo duende, que todav´ıa aferraba la espada, al hombro, Harry agarró la mano de Dobby y giró en el punto para Desaparecer.
Mientras giraba en la oscuridad captó un último vistazo del salón de dibujo con las figuras pálidas y congeladas de Narcissa y Draco, de la veta de rojo que era el pelo de Ron, y de un destello azul de plata voladora cuando Bellatrix tiró el cuchillo desde el otro lado de la habitación hacia el lugar donde él se estaba desvaneciendo... la casa de Bill y Fleur... Shell Cottage... la casa de Bill y Fleur...