Fleur hizo un ruido de impaciencia, pero Bill no la miró; estaba mirando a Harry. Su profundamente asustado rostro era dif´ıcil de descifrar. Finalmente, Bill dijo
“Esta bien. ¿Con quién deseas hablar primero?.”
Harry dudó. Sab´ıa lo que pesaba su decisión. No hab´ıa tiempo; era el momento de decidir; ¿Horcruxes o Reliquias?
CAPÍTULO 24. EL FABRICANTE DE VARITAS
276
“Griphook” dijo Harry. “Hablaré con Griphook primero.”
El corazón le lat´ıa como si hubiera hecho una carrera y acabado de evitar un enorme obstáculo.
“Aqu´ı arriba” dijo Bill, ense˜nándole el camino.
Harry hab´ıa subido varios escalones cuando se paró y miró atrás.
“¡Os necesito a vosotros dos también!” les dijo a Ron y Hermione, quienes se hab´ıan estado escondiendo, medio cubiertos, en el camino a la puerta de la sala de estar.
Ambos se movieron hacia la luz, muy aliviados.
“¿Como estás” le preguntó Harry a Hermione. “Estuviste sorprendente... contando esa historia mientras te estaba torturando de esa manera.”
Hermione esbozó una débil sonrisa mientras Ron le daba un apretón de una mano.
“¿Que vamos a hacer ahora Harry?” preguntó.
“Ya verás. Ven.”
Harry, Ron y Hermione siguieron a Bill escaleras arriba hasta un peque˜no piso que daba a tres puertas.
“Aqu´ı” dijo Bill, abriendo la puerta que daba al cuarto de él y Fleur. También ten´ıa vista al mar, ahora la puesta de sol de un vivo dorado. Harry se dirigió hacia la ventana, y dio la espalda a la espectacular vista, y esperó, sus brazos cruzados, su cicatriz punzando.
Hermione se sentó en una silla junto al vestidor; Ron se sentó en el reposabrazos.
Bill reapareció, trayendo el peque˜no duende, a quien sentó cuidadosamente sobre la cama. Griphook gru˜nó un gracias, y Bill se fue, cerrando la puerta sobre ellos.
“Siento sacarlo de su cama” dijo Harry. “¿Como están sus piernas?.”
“Doloridas” replicó el duende. “Pero sanando.”
Todav´ıa as´ıa la espada de Griffindor, y ten´ıa un aspecto extra˜no: medio enfadado, medio intrigado. Harry notó la piel enfermiza del duende, sus largos dedos delgados, sus oscuros ojos. Fleur le hab´ıa quitado los zapatos: sus grandes pies estaban sucios. Era mas grande que un elfo domestico, pero no por mucho. Su curva cabeza era mucho más grande que la de un humano.
“Usted probablemente no recuerde?” comenzó Harry.
“¿que yo fui el duende que te guió a tu cámara, la primera vez que visitaste Gringotts?”
dijo Griphook. “Lo recuerdo Harry Potter. Incluso entre los duendes, eres muy famoso.”
Harry y el duende se miraron, examinándose el uno al otro. La cicatriz de Harry todav´ıa punzaba. Quer´ıa terminar la entrevista con Griphook rápidamente, y al mismo tiempo estaba temeroso de hacer un movimiento en falso. Mientras trataba de pensar la mejor manera de hacerle su petición, el duende rompió el silencio.
“Tú enterraste al elfo” dijo, sonando inesperadamente rencoroso. “Te vi desde la ventana del cuarto que está junto a este.”
“S´ı” dijo Harry.
Griphook lo miró por el rabillo del ojo.
“Eres un mago inusual, Harry Potter.”
“¿En qué sentido?” preguntó Harry, rascándose la cicatriz inconscientemente.
CAPÍTULO 24. EL FABRICANTE DE VARITAS
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“Cavaste el sepulcro.”
“¿Y?”
Griphook no respondió. Harry pensó que estaba siendo despreciado por actuar como un Muggle, pero no le importó si Griphook aprobaba el sepulcro de Dobby o no. Se decidió a pasar a la ofensiva.
“Griphook, necesito preguntarle...”
“También rescataste a un duende...”
“¿Qué?”
“Me trajiste aqu´ı, me salvaste.”
“Bueno, ¿le debo una disculpa?” dijo Harry un poco impaciente.
“No, Harry Potter” dijo Griphook, y con un dedo torció su delgada barba negra sobre su barbilla, “pero eres un mago muy extra˜no.”
“Bien” dijo Harry, “Necesito algo de ayuda, Griphook, y usted puede dármela.”
El duende no dio ninguna se˜nal de perturbarse, pero continuó con el ce˜no fruncido hacia Harry como si nunca hubiera visto algo como él.
“Necesito abrir una cámara de Gringotts”
Harry no hab´ıa tenido la intención de decirlo tan mal: las palabras salieron forzadas de él como un disparo de dolor a través de su cicatriz y vio, otra vez, el contorno de Hogwarts. Cerró su mente firmemente. Necesitaba hacer el trato con Griphook primero.
Ron y Hermione miraban a Harry como si se hubiera vuelto loco.
“Harry...” dijo Hermione, pero fue interrumpida por Griphook.
“¿Abrir una cámara de Gringotts?” repitió el duende, haciendo una mueca mientras se acomodaba en la cama. “Eso es imposible.”
“No, no lo es” dijo Ron. “Ya lo han hecho”
“S´ı” dijo Harry. “El mismo d´ıa en el que le conoc´ı, Griphook. Mi cumplea˜nos, hace siete a˜nos.”
“La cámara en cuestión estaba vac´ıa en ese momento” impuso el duende y Harry entendió que incluso aunque Griphook hubiera dejado Gringotts, estaba ofendido con la idea de sus defensas siendo violadas. “Su protección era m´ınima.”
“Bueno, la cámara a la que queremos llegar no está vac´ıa, y adivino que su protección debe ser muy poderosa” dijo Harry. “Le pertenece a los Lestrange.”