Vio a Ron y Hermione mirarse el uno al otro, asombrados, pero ya habr´ıa tiempo para explicarselo cuando Griphook hubiera dado su respuesta.
“No tienes ninguna posibilidad” dijo Griphook llanamente. “Ninguna posibilidad en absoluto. Si buscas bajo nuestros suelos, un tesoro que nunca fue tuyo...”
“Mago, has sido advertido, cuidado... s´ı, lo sé, lo recuerdo” dijo Harry. “Pero no estoy tratando de coger ningún tesoro, no estoy tratando de coger nada como ganancia personal.
¿Puede creerselo?.”
El duende miró a Harry, y la cicatriz en forma de rayo en la frente de Harry ardió, pero lo ignoró, negandose a reconocer el dolor o su invitación.
“Si hay un mago del que creer´ıa que no busca una recompensa personal” dijo Griphook CAPÍTULO 24. EL FABRICANTE DE VARITAS
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finalmente, “ese ser´ıas tú, Harry Potter. Los elfos y los duendes no han sido tratados con la protección o el respeto que tú has mostrado esta noche. No de gente con varitas.”
“Gente con varitas” repitió Harry: la frase sonó extra˜na a sus o´ıdos mientras su cicatriz ard´ıa, mientras Voldemort situaba sus pensamientos hacia el norte, y mientras Harry ard´ıa de curiosidad por preguntarle a Ollivander, que estaba en la puerta de al lado.
“El derecho a llevar una varita” dijo el duende tranquilamente, “ha sido una larga pelea entre duendes y magos.”
“Bueno, los duendes pueden hacer magia sin varitas” dijo Ron.
“¡Eso es insustancial! Los magos rehúsan compartir los secretos de la sabidur´ıa de las varitas con otros seres mágicos, nos niegan la posibilidad de extender nuestros poderes.”
“Bueno, los duendes tampoco comparten nada de su magia” dijo Ron. “Ustedes no nos dirán cómo hacer espadas y armaduras como las que hacen. Los duendes saben trabajar el metal de una forma en la que un mago nunca...”
“No importa” dijo Harry, notando la cara de Griphook subir de color. “Esto no trata acerca de magos contra duendes, o algún otro tipo de criatura mágica...”
Griphook hizo una sucia risa.
“¡Pero es eso! ¡Es precisamente eso! Según crece el poder del Se˜nor Oscuro, su tarea está puesta incluso más firmemente en m´ı. Gringotts cae bajo el imperio de los Magos, los elfos domésticos son asesinados, ¿y quién entre los que llevan varita protesta?.”
“¡Nosotros lo hacemos!” dijo Hermione. Se hab´ıa sentado erguida, sus ojos brillantes.
“Nosotros protestamos. ¡Estoy tan asustada como cualquier duende o elfo, Griphook! ¡Soy una Sangresucia!.”
“No te llames as´ı...” murmuró Ron.
“¿Porqué no puedo hacerlo?” dijo Hermione. “¡Sangresucia, y orgullosa de serlo! ¡No tengo una posición mas alta que ud bajo este nuevo orden,Griphook! ¡Es a m´ı a quien eligieron torturar, en casa de los Malfoy!”
Mientras hablaba, echó a un lado el cuello del vestido para revelar el peque˜no corte que Bellatrix le hab´ıa hecho, rojo en contraste con su garganta.
“¿Sab´ıa que fue Harry quien liberó a Dobby?” preguntó. “¿Sab´ıas que buscamos la libertad de los elfos durante a˜nos?” (Ron se sintió incómodo en el brazo del sillón de Hermione) “¡Usted no puede desear que Quién-Ud-Sabe sea derrotado más que nosotros, Griphook!”
El duende miró a Hermione con la misma curiosidad que hab´ıa mostrado por Harry.
“¿Qué buscan en la cámara de los Lestrange?” preguntó abruptamente. “La espada que se encuentra en el interior es una falsa copia. Esta es la real” Miró a cada uno de ellos. “Pero creo que eso ya lo saben. Me pediste que mintiera por ti all´ı.”
“Pero la falsa espada no es lo único que hay en la cámara, ¿verdad?” preguntó Harry.
“A lo mejor ha visto otras cosas all´ı.”
Su corazón lat´ıa más fuerte que nunca. Redobló sus esfuerzos para ignorar el ardor de su cicatriz.
El duende giro su barba alrededor de su dedo nuevamente.
“Va contra nuestro código revelar los secretos de Gringotts. Somos los guardianes de fabulosos tesoros. Tenemos un deber con los objetos puestos bajo nuestro cuidado, el cual CAPÍTULO 24. EL FABRICANTE DE VARITAS
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ha sido, muy a menudo, escrito con nuestras propias manos.”
El duende movió la espada, y sus negros ojos vagaron de Harry a Hermione y a Ron y luego de vuelta.
“Tan jóvenes” dijo finalmente “para pelear contra tantos.”
“¿Nos ayudará?” dijo Harry. “No tenemos esperanzas de entrar ah´ı sin la ayuda de un duende. Usted es nuestra única posibilidad.”
“Yo... lo pensaré” dijo Griphook exasperadamente.
“Pero...” comenzó Ron furiosamente; pero Hermione le dio un golpe en las costillas.
“Gracias” dijo Harry.
El duende arqueó su gran cabeza curva en reconocimiento, luego flexionó sus cortas piernas.
“Pienso” dijo, acomodándose a si mismo ostentosamente sobre la cama de Bill y Fleur
“que la poción Crece-huesos ha terminado su trabajo. Por fin podré dormir. Si me disculpáis...”
“S´ı, claro” dijo Harry, pero antes de dejar el cuarto se inclinó hacia delante y cogió la espada de Griffindor del lado del duende. Griphook no la reclamó, pero Harry creyó ver resentimiento en los ojos del duende mientras cerraba la puertas tras él.
“Peque˜no tonto” murmuró Ron. “Disfruta haciéndonos esperar.”