Hermione avanzo, con Ron a su lado, Harry y Griphook trotando invisibles detrás de ellos. Harry echo un vistazo detrás mientras cruzaban el umbral. Ambos magos se estaban rascando la cabeza.
Dos gnomos estaban parados ante las puertas internas, que estaban hechas de plata y que ten´ıan grabada la poética advertencia de un terrible castigo para potenciales ladrones.
Harry la miró y le llego un repentino y punzante recuerdo: estar parado en ese mismo punto el d´ıa que cumplió once a˜nos, el mas maravilloso cumplea˜nos de su vida, y Hagrid CAPÍTULO 26. GRINGOTTS
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parado a su lado diciendo: Como te dije, si, hay que estar loco para intentar robar aqu´ı.
Gringotts hab´ıa parecido un lugar de ensue˜no ese d´ıa, el deposito encantado de un tesoro de oro que nunca hab´ıa sabido que pose´ıa, y ni siquiera por un instante podr´ıa haber so˜nado que volver´ıa para asaltarlo... Pero en segundos estuvieron parados en el extenso vest´ıbulo de mármol del banco.
El largo mostrador estaba atendido por gnomos sentados en altos taburetes atendiendo a los primeros clientes del d´ıa. Hermione, Ron y Travers se dirigieron hacia un viejo gnomo que estaba examinando una gruesa moneda de oro con una lente. Hermione dejo que Travers se adelantara bajo el pretexto de estar explicando las caracter´ısticas del vest´ıbulo a Ron.
El gnomo dejo la moneda que estaba sosteniendo a un lado, diciéndole a nadie en particular, “Leprechaun,” y después saludo a Travers, que le pasó una peque˜na llave dorada, que fue examinada y devuelta a él.
Hermione dio un paso adelante.
“¡Madame Lestrange!” dijo el gnomo, evidentemente asustado. “¡Vaya! ¿Cómo? ¿como puedo ayudarla?”
“Quisiera entrar a mi bóveda,” dijo Hermione.
El viejo gnomo pareció retroceder un poco. Harry echo un vistazo alrededor. No solamente Travers estaba expectante, mirando, sino que otros tantos gnomos hab´ıan levantado la mirada de sus labores para quedarse mirando hacia Hermione.
“¿Tiene una... identificación?” pregunto el gnomo.
“¿Identificación? ¡N... nunca me hab´ıan pedido identificación antes!” dijo Hermione.
“¡Lo saben,” susurro Griphook al o´ıdo de Harry, “deben haber sido advertidos de que podr´ıa haber un impostor!”
“Con su varita será suficiente, madam,” dijo el gnomo. Extendió una mano levemente temblorosa, con un terrible estallido de entendimiento Harry supo que los gnomos de Gringotts estaban al tanto de que la varita de Bellatrix hab´ıa sido robada.
“¡Hazlo ahora, hazlo ahora,” susurro Griphook al o´ıdo de Harry, “la maldición Imperius!”
Harry alzo la varita de espino debajo de la capa, se˜nalando hacia el viejo gnomo, y susurrando, por primera vez en su vida, “¡Imperio! ”
Una curiosa sensación bajo por el brazo de Harry, sintió como un hormigueo, un ardor que pareció fluir desde su mente, bajo los tendones y venas conectándolo con la varita y la maldición que acababa de ser ejecutada. El gnomo tomo la varita de Bellatrix, la examino detenidamente, y entonces dijo, “¡Ah, usted tiene una varita nueva, Madam Lestrange!”
“¿Qué?” Dijo Hermione. “No, no, esa es m´ıa...”
“¿Una nueva varita?” dijo Travers, acercándose al mostrador nuevamente; los gnomos de alrededor segu´ıan observándolos. “Pero ¿Cómo lo conseguisteis, que fabricante de varitas utilizaste?”
Harry actuó sin pensar. Apuntando su varita a Travers, murmuro, “textit¡Imperio!”
una vez más.
“Oh si, ya veo,” dijo Travers, mirando hacia la varita de Bellatrix, “si, muy hermosa, y ¿esta trabajando bien? Siempre he cre´ıdo que las varitas requieren un peque˜no ablande,
¿no crees?”
CAPÍTULO 26. GRINGOTTS
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Hermione parec´ıa completamente desconcertada, pero para el enorme alivio de Harry acepto el extra˜no giro de los acontecimientos sin ningún comentario.
El viejo gnomo detrás del mostrador batió palmas y un joven gnomo se acerco.
“Necesitare los Clankers,” le dijo al gnomo, que se fue y regreso un momento mas tarde con un bolso de piel que parec´ıa estar lleno de metal entrechocándose, y que entrego a su superior. “¡Bien, bien! Entonces, si gusta seguirme, Madam Lestrange,” dijo el viejo gnomo, bajándose de su taburete y desapareciendo de la vista. “La llevare a su bóveda.”
Apareció a la vuelta del extremo del mostrador, trotando felizmente hacia ellos, el contenido del bolso de piel aun resonando. Travers estaba ahora parado absolutamente quieto con la boca completamente abierta. Ron estaba llamando la atención hacia este raro fenómeno al quedarse mirando a Travers totalmente confundido.
“¡Espera...Bogrod!”
Otro gnomo vino dándole la vuelta al mostrador.
“Tenemos instrucciones,” dijo con una reverencia hacia Hermione. “Perdóneme, Madam, pero hay instrucciones especiales respecto a la bóveda Lestrange.”
Le susurro urgentemente al o´ıdo de Bogrod, pero el gnomo que estaba bajo la maldición Imperio lo hizo a un lado.
“Estoy al tanto de las instrucciones, Madam Lestrange desea visitar su bóveda... Familia muy antigua... viejos clientes.. Por aqu´ı, por favor...”