“Me gusta esta canción” dijo Luna, balanceándose al ritmo del vals, y unos pocos segundos después se levantó y se deslizó hacia la pista de baile, donde empezó a girar, sola, con los ojos cerrados y ondeando los brazos.
“¿Es genial, verdad?” dijo Ron con admiración. “Siempre valiente.”
Pero la sonrisa se borró de su cara al momento: Viktor Krum se hab´ıa sentado en el sitio vac´ıo dejado por Luna. Hermione parec´ıa placenteramente nerviosa pero esta vez Krum no hab´ıa venido a hacerle cumplidos. Con la cara ce˜nuda, dijo: ”¿Quién es ese hombre de ámarrillo’ ?”
“Es Xenophilius Lovegood, el padre de una amiga nuestra” dijo Ron. Su tono belige-rante indicaba que no se iban a re´ır de Xenophilius, a pesar de la obvia provocación. “Ven a bailar” a˜nadió abruptamente hacia Hermione.
Ella pareció sorprendida, pero también complacida, y se levantó. Desaparecieron juntos en la creciente multitud de la pista de baile.
“Ah, ¿áhorraéstán juntos?” preguntó Krum, momentáneamente distra´ıdo.
“Eh... algo as´ı” dijo Harry.
“¿Quién érres’tú?” preguntó Krum.
CAPÍTULO 8. LA BODA
85
“Barny Weasley.”
Se dieron la mano.
“’Barrny’, tú... ¿conoces bien a este Lovegood?”
“No, lo conoc´ı hoy. ¿Por qué?”
Krum frunció el ce˜no por encima de su bebida, mirando a Xenophilius, que estaba charlando con varios magos al otro lado de la pista.
“’Porrque”’dijo Krum, “si no es un invitado de Fleur, lo ’retarr´ıaá un duelo, aqu´ı y ahora, por llevar ese inmundo s´ımbolo en su pecho.”
“¿S´ımbolo?” preguntó Harry, también mirando hacia Xenophilius. El extra˜no ojo triangular brillaba en su pecho. “¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?”
“Grindelwald. Es el s´ımbolo de Grindelwald.”
“Grindelwald... ¿el mago tenebroso que Dumbledore derrotó?”
“Exacto.”
Los músculos de la mand´ıbula de Krum se cerraron como si estuviera masticando chicle, entonces dijo: “Grindelwald mató a mucha gente, mi abuelo, por ejemplo. Por supuesto, nunca fue ’poderrosoén este pa´ıs, dec´ıan que tem´ıa a ’Dumbledorre’... y con razón, viendo como ’terrminó’con él. ’Perroése...” apuntó con el dedo a Xenophilius“ ese es su s´ımbolo, lo reconoc´ı al momento: Grindelwald lo talló en una ’parred’de Durmstrang, de donde érraéstudiante. Algunos idiotas lo ’copiarronén sus ’librros’y ropas pensando en ’sorrprrender’, ’hacerrse”imprresionantes’... hasta que los que hab´ıamos ’perrdi-do”familiarresá manos de Grindelwald les dimos una lección.”
Krum apretó los nudillos de forma amenazadora y le frunció el ce˜no a Xenophilius.
Harry se sent´ıa perplejo. Parec´ıa incre´ıblemente imposible que el padre de Luna fuese un seguidor de las Artes Oscuras, y nadie más en la carpa parec´ıa haber reconocido la triangular forma con runas.
“¿Estás... eh... bastante seguro de que es de Grindelwald...?”
“No estoy equivocado” dijo Krum con frialdad. “Caminé al lado de ese s´ımbolo ’du-rranteá˜nos. Lo conozco bien.”
“Bueno, hay la opción” dijo Harry, “de que Xenophilius en realidad no sepa lo que significa el s´ımbolo, los Lovegood son bastante... raros. Fácilmente podr´ıa haberlo recogido de algún lado y pensar que era una muestra representativa de un snorkack de cuerno arrugado o algo as´ı.”
“¿Una ’muestrra”reprresentativa’de un qué?”
“Bueno, no sé lo que son, pero aparentemente él y su hija se van de vacaciones a buscarlos...”
Harry sintió que no estaba explicando muy bien a Luna y su padre.
“Esa es ella” dijo, se˜nalando a Luna, que todav´ıa bailaba sola, ondeando las manos alrededor de la cabeza como alguien intentando repeler mosquitos.
“¿Por qué está haciendo eso?” preguntó Krum.
“Probablemente intenta deshacerse de un wrackspurt” dijo Harry, que reconoc´ıa los s´ıntomas.
Krum no parec´ıa saber si Harry le estaba o no tomando el pelo. Sacó la varita del CAPÍTULO 8. LA BODA
86
interior de su túnica y se dio golpecitos amenazantes en los muslos; unas chispas salieron del extremo.
“¡Gregorovitch!” dijo Harry en voz alta, y Krum se sobresaltó, pero Harry estaba demasiado emocionado para que le importase; el recuerdo le hab´ıa vuelto al ver la varita de Krum: Ollivander cogiéndola y examinándola cuidadosamente antes del Torneo de los Tres Magos.
“¿Qué pasa con él?” preguntó Krum sospechoso.
“¡Hace varitas!”
“Lo sé” dijo Krum.
“¡Hizo tu varita! Por eso pensé... Quidditch...”
Krum cada vez lo miraba con más recelo.
“¿Cómo sabes que Gregorovitch hizo mi ’varrita’ ?”
“Yo... lo le´ı en alguna parte, creo” dijo Harry. “En una... una revista de fans” improvisó locamente, y Krum pareció apaciguarse.
“No me hab´ıa dado cuenta de que alguna vez hab´ıa hablado de mi ’varrita’con fans”
dijo.
“Entonces... eh... ¿dónde está Gregorovitch estos d´ıas?”
Krum lo miró perplejo.
“Se ’retirró’hace bastantes a˜nos. Fui uno de los últimos en ’comprrarúna ’varrita’Gregorovitch.
Son las ’mejorres’, aunque sé, por supuesto, que ’vosotrros’los ’brritánicos’le concedéis mucha ´ımporrtanciaá Ollivander.”
Harry no respondió. Fingió mirar a los que bailaban, como Krum, pero estaba pensando profundamente. As´ı que Voldemort estaba buscando a un célebre fabricante de varitas.