No obstante, después de un cuarto de hora, se vio forzado a concluir que el resto de la carta de su madre hab´ıa desaparecido. ¿Sencillamente se hab´ıa perdido en los dieciséis a˜nos que hab´ıan pasado desde que hab´ıa sido escrita, o se la hab´ıa llevado quienquiera que fuera que hab´ıa registrado la habitación? Harry volvió a leer la primera hoja nuevamente, esta vez buscando pistas de que podr´ıa haber hecho que la segunda hoja fuera de valor. Su escoba de juguete dif´ıcilmente pudiera ser considerada interesante por los mort´ıfagos... la única cosa potencialmente útil que pod´ıa ver en ella era que contuviera posible información acerca de Dumbledore. Parece incre´ıble que Dumbledore... ¿Qué?
“¿Harry? ¿Harry? ¿Harry?”
“¡Aqu´ı estoy!” gritó. “¿Qué pasa?”
Hubo un estruendo de pisadas fuera de la puerta, y Hermione irrumpió en la habitación.
“¡Nos despertamos y no sab´ıamos donde estabas!” dijo sin aliento. Se dio la vuelta y gritó sobre el hombro “¡Ron! Lo encontré.”
La voz fastidiada de Ron hizo eco en la distancia, varios pisos por debajo.
“¡Bien! ¡Dile de mi parte que es un imbécil!”
“Harry por favor no desaparezcas de esa forma, ¡estábamos aterrados! ¿Para que subis-te aqu´ı ya que estamos?” Miró alrededor de la saqueada habitación. “¿Qué has estado haciendo?”
“Mira lo que acabo de encontrar.”
Le tendió la carta de su madre. Hermione la tomó y la leyó mientras Harry la observaba.
Cuando llegó al final de la página levantó la vista hacia él.
“Oh Harry...”
CAPÍTULO 10. LA HISTORIA DE KREACHER
105
“Y también encontré esto.”
Le entregó la fotograf´ıa rasgada, y Hermione sonrió ante el bebé elevándose que aparec´ıa y desaparec´ıa de la vista sobre la escoba de juguete.
“He estado buscando el resto de la carta,” dijo Harry, “pero no está aqu´ı.”
Hermione miro a su alrededor.
“¿Tú has montado todo este l´ıo, o ya estaba as´ı cuando llegaste?”
“Alguien estuvo registrando antes que yo,” dijo Harry.
“Eso me pareció. Cada habitación en la que he mirado de camino hacia arriba hab´ıa sido desordenada. ¿Que crees que pueden haber estado buscando?”
“Información acerca de la Orden, si fue Snape.”
“Pero se podr´ıa pensar que ya tiene toda la que necesita. Quiero decir, él era parte de la Orden, ¿verdad?”
“Bueno entonces,” dijo Harry, ansioso por discutir su teor´ıa, “¿Podr´ıa ser información acerca de Dumbledore? La segunda hoja de la carta, por ejemplo. Ves esta Bathilda a la que mi madre menciona, ¿sabes quien es?”
“¿Quién?”
“Bathilda Bagshort, la autora de...”
“Historia de la Magia,” dijo Hermione, mostrándose interesada. “¿As´ı que tus padres la conoc´ıan... Era una incre´ıble historiadora mágica”
“Y aún está con vida,” dijo Harry, “y vive en el Valle de Godric. La t´ıa de Ron, Muriel habló de ella en la boda. También conoc´ıa a la familia de Dumbledore. Ser´ıa muy interesante hablar con ella, ¿no es as´ı?” Para el gusto de Harry, hab´ıa demasiado entendimiento en la sonrisa que Hermione le dedicó. Recuperó la carta y la fotograf´ıa y las puso dentro del saquito que ten´ıa alrededor del cuello, para no tener que mirarla y ponerse en evidencia.
“Entiendo porque te gustar´ıa hablar con ella, acerca de tu madre y tu padre y de Dumbledore también,” dijo Hermione. “Pero eso en realidad no nos ayudará en nuestra búsqueda de los Horrocruxes, ¿verdad?” Harry no respondió, y ella se apresuró a continuar,
“Harry, sé que realmente deseas ir al Valle de Godric, pero me asusta. Me asusta cuan fácilmente nos encontraron esos mort´ıfagos ayer. Solo hace que me sienta más segura que nunca de que debemos evitar el lugar donde tus padres están enterrados, estoy segura que están esperando a que lo visites.”
“No es solo eso,” dijo Harry, aún evitando mirarla, “en la boda, Muriel dijo cosas acerca de Dumbledore. Quiero saber la verdad...”
Le contó a Hermione todo lo que Muriel le hab´ıa dicho. Cuando hubo terminado, Hermione dijo, “Por supuesto, que puedo ver porque eso te trastornó, Harry...”
“No estoy trastornado,” mintió, “Solo me gustar´ıa saber si es cierto o no...”
“Harry, ¿Realmente crees que obtendrás la verdad de una vieja mujer maliciosa como Muriel, o de Rita Skeeter? ¿Cómo puedes creer en ellas? ¡Conociste a Dumbledore!”
“Cre´ı que le conoc´ıa,” murmuró.
“¡Pero sabes cuanta verdad hab´ıa en todo lo que Rita escribió acerca de ti! Doge está en lo cierto, ¿Cómo puedes dejar que esta gente empa˜nen tus recuerdos de Dumbledore?”
CAPÍTULO 10. LA HISTORIA DE KREACHER
106
El apartó la mirada, intentando no demostrar el resentimiento que sent´ıa. All´ı estaba otra vez: Escoge en que creer. Quer´ıa la verdad. ¿Por qué estaba todo el mundo tan determinado a que no la obtuviera?
“¿Te parece que bajemos a la cocina?” Sugirió Hermione después de una peque˜na pausa. “¿A buscar algo de desayunar?”
Accedió, pero de mala gana, y la siguió al descansillo y más allá vio la segunda puerta que daba al rellano. Hab´ıa profundas marcas de ara˜nazos en la pintura debajo de un peque˜no letrero en el que no hab´ıa reparado en la oscuridad. Cruzó el rellano para leerlo.