“Y luego el Se˜nor Oscuro se alejó en el bote, dejando a Kreacher en la isla...”
Harry pod´ıa ver como suced´ıa. Observó la cara blanca de serpiente de Voldemort desvaneciéndose en la oscuridad, los ojos rojos despiadadamente fijos en el derrotado elfo cuya muerte se producir´ıa en pocos minutos, cuando sucumbiera a la desesperante sed que el ardiente veneno provocaba en sus v´ıctimas... Pero, la imaginación de Harry no llegaba a tanto, por lo que no pudo ver como hab´ıa escapado Kreacher.
“Kreacher necesitaba agua, se arrastró hasta el borde de la isla y bebió del lago negro... y manos, manos muertas, salieron del agua y arrastraron a Kreacher debajo de la superficie...”
“¿Cómo escapaste?” preguntó Harry, y no se sorprendió al notar que hab´ıa hablado en susurros.
Kreacher levantó la fea cabeza y miró a Harry con sus grandes ojos, inyectados en sangre.
“El Amo Regulus le dijo a Kreacher que regresara,” dijo.
“Lo sé... ¿Pero como escapaste de los Inferi?”
Kreacher no pareció entenderlo.
“El Amo Regulus le dijo a Kreacher que regresara,” repitió.
“Lo sé, pero...”
“Bueno, es obvio, ¿no Harry?” dijo Ron. “¡Desapareció!”
“Pero... no pod´ıas Aparecerte dentro y fuera de esa cueva,” dijo Harry, “De otra forma Dumbledore...”
“La magia de los elfos no es igual que la magia de los brujos, ¿verdad?” dijo Ron,
“Quiero decir, ellos pueden Aparecer y Desaparecer dentro y fuera de Hogwarts cuando nosotros no podemos hacerlo.”
Hubo un silencio mientras Harry diger´ıa eso. ¿Como pod´ıa Voldemort haber cometido un error semejante? Pero incluso mientras lo pensaba, Hermione habló, y su voz era helada.
“Por supuesto, que Voldemort considerar´ıa las aptitudes de los elfos domésticos demasiado inferiores como para tenerlas en cuenta... Nunca se le hubiera ocurrido pensar que podr´ıan contar con una magia que él no pose´ıa.”
“La ley principal entre los elfos domésticos es el v´ınculo con el Amo,” entonó Kreacher.
“A Kreacher se le dijo que regresara a casa, as´ı que Kreacher regresó a casa...”
“Bueno, entonces, hiciste lo que se te hab´ıa ordenado, ¿verdad?” dijo Hermione gentilmente. “No desobedeciste las órdenes en ningún momento.”
Kreacher sacudió la cabeza, meciéndose mas rápido que nunca.
“¿Entonces que pasó cuando regresaste?” Preguntó Harry. “¿Qué dijo Regulus cuando le contaste lo que hab´ıa pasado?”
“El Amo Regulus estaba muy preocupado, muy preocupado,” graznó Kreacher. “El Amo Regulus le dijo a Kreacher que permaneciera escondido y que no saliera de la casa.
Y luego... fue un tiempo después... el Amo Regulus vino a buscar a Kreacher a su alacena CAPÍTULO 10. LA HISTORIA DE KREACHER
112
una noche, y el Amo Regulus estaba raro, no parec´ıa el de siempre, perturbado en la mente, Kreacher se dio cuenta... y le pidió a Kreacher que lo llevara a la cueva, la cueva a la que Kreacher hab´ıa ido con el Se˜nor Oscuro...”
Y as´ı partieron. Harry pod´ıa visualizarlos bastante claramente, el asustado viejo elfo y el delgado y moreno Buscador que tanto se hab´ıa parecido a Sirius... Kreacher sab´ıa como abrir la entrada oculta que llevaba a la caverna subterránea, sab´ıa como alzar el peque˜no bote: esta vez era su amado Regulus el que navegaba con él hacia la isla donde estaba la vasija con veneno.
“¿Y te hizo beber el veneno?” dijo Harry, asqueado.
Pero Kreacher sacudió la cabeza y lloró. Hermione se llevó las manos a la boca; Parec´ıa haber entendido algo.
“El A-Amo Regulus sacó del bolsillo un relicario igual al que ten´ıa el Se˜nor Oscuro,”
dijo Kreacher, con las lágrimas corriendo a cada lado de su nariz en forma de hocico. “Y
le dijo a Kreacher que lo tomara, y que cambiara los relicarios cuando la vasija estuviera vac´ıa...”
En ese momento los sollozos de Kreacher se volvieron sonidos estridentes; Harry tuvo que esforzarse firmemente para poder entenderlo.
“Y le ordenó... a Kreacher que se fuera... sin él. Y le dijo a Kreacher... que se fuera a casa... y que nunca le dijera al Ama... lo que hab´ıa hecho... pero que destruyera... el primer relicario. Y bebió... toda la poción... y Kreacher cambió los relicarios... y observó...
como al Amo Regulus... lo arrastraban debajo del agua... y...”
“¡Oh, Kreacher!” se lamentó Hermione, que estaba llorando. Cayó de rodillas junto al elfo y trató de abrazarlo. En un instante el elfo estaba de pie, arrastrándose lejos de ella, obviamente asqueado.
“La sangresucia tocó a Kreacher, el no lo permitirá, ¿Qué va a decir su ama?”
“¡Te dije que no la llamaras ’Sangresucia’ !” le rega˜nó Harry, pero el elfo ya estaba castigándose a s´ı mismo. Cayó de bruces y empezó a golpearse la frente contra el suelo.
“¡Detenlo... detenlo!” gritó Hermione. “¿Oh, no puedes ver lo enfermizo de la situación, la forma en que se ven obligados a obedecer?”
“¡Kreacher... detente, detente!” gritó Harry.