Читаем La música del Adiós полностью

– ¿De verdad?

Ella asintió con la cabeza.

– A veces me pregunto cómo acabará el asunto… -añadió casi hablando para sí misma, porque lo había pensado más de una vez en las últimas semanas-. ¿Lo pregunta por algo en concreto?

– Cuando Sol empezó a traficar creo que fue inducido por Cafferty.

– ¿Lo cree o lo sabe?

– Él nunca lo ha reconocido.

– Entonces, ¿cómo está tan seguro?

– ¿Se les sigue permitiendo a los policías tener corazonadas?

Clarke sonrió al pensar de nuevo en Rebus.

– Está mal visto.

– Pero no por eso deja de suceder -dijo él examinando lo poco que quedaba en la taza-. Me alegro de que me haya tranquilizado respecto al inspector Rebus. He advertido que no se ha sorprendido cuando mencioné a Cafferty.

– Como bien has dicho, hice ciertas comprobaciones.

Él sonrió y asintió con la cabeza y le preguntó si quería otro café.

– No, uno está bien de momento -contestó ella apurando la taza y tardando unos segundos en adoptar la decisión-. Su comisaría es Torphichen, ¿verdad?

– Sí.

– ¿Le podrían prestar una mañana? -el rostro de Goodyear se iluminó como el de un niño en Navidad-. Les llamaré y les diré que le he birlado unas horas. Sólo unas horas -añadió esgrimiendo un dedo-. A ver qué tal nos llevamos.

– No se arrepentirá -dijo Todd Goodyear.

– Eso mismo me dijo el viernes… Mejor será que así sea.

«Mi caso y mi equipo», pensó Clarke. Y allí tenía a su primer recluta. Tal vez fuese su desarmante entusiasmo, que le recordaba sus tiempos de agente de uniforme, o el hecho de librarle de su compañero de servicio. Sí, claro, con Rebus a punto de jubilarse, un colchón entre ella y el resto de sus colegas podría ser útil…

«¿Egoísmo o amabilidad?», se preguntó. ¿No serían las dos cosas si pasaba a la acción?


* * *


Roger Anderson avanzó hasta la mitad del camino de entrada y vio el coche que bloqueaba la verja. Era una puerta eléctrica, que se había abierto al apretar un botón, pero frente a ella había un Saab que le impedía salir.

– Será posible semejante desconsideración… -musitó pensando en qué vecino sería el culpable.

Los Archibald, dos puertas más allá, siempre andaban con obras o invitados. Los Grayson de enfrente tenían aquel invierno a dos hijos que llevaban tiempo fuera de casa. Estaban, además, los que llamaban en un mal momento y los que echaban propaganda… Tocó el claxon del Bentley, lo que hizo que su mujer se asomase a la ventana del comedor. ¿Había alguien en el asiento del pasajero del Saab? No… ¡en el asiento del conductor! Anderson pulsó el claxon un par de veces, se desabrochó el cinturón de seguridad y salió del coche a zancadas hacia el inoportuno vehículo. El cristal de la ventanilla del conductor se abrió y asomó una cabeza.

– Ah, es usted… -dijo al ver que era uno de los policías del día anterior-, el «inspector no sé cuantos».

– El inspector Rebus -dijo él al banquero-. ¿Qué tal se encuentra esta mañana, señor Anderson?

– Escuche, inspector, hoy mismo pasaré por su comisaría…

– Cuando le venga bien, señor, pero no he venido por eso.

– ¿Ah, no?

– Después de visitarle a usted el viernes fuimos a ver al otro testigo, la señorita Sievewright.

– ¿Ah, sí?

– Y nos dijo que había ido usted a verla.

– Sí -dijo Anderson mirando por encima del hombro, comprobando si su mujer podía oírles.

– ¿Por qué motivo, señor?

– Quería asegurarme de que no había sufrido ningún… Bueno, se llevó una impresión tremenda, ¿no?

– Y por lo visto usted le causó otra, señor.

Anderson se ruborizó.

– Yo sólo fui para…

– Ya lo ha dicho -le interrumpió Rebus-. Pero lo que yo me pregunto es cómo sabía su nombre y dirección, porque no figuran en el listín telefónico.

– Me lo dijo el agente.

– ¿La sargento Clarke? -inquirió Rebus frunciendo el ceño, pero Anderson negó con la cabeza.

– Cuando nos tomaron declaración. Bueno, después yo me ofrecí a llevarla a casa y él mencionó el nombre y la dirección: Blair Street.

– ¿Y se dedicó usted a recorrer Blair Street de arriba abajo buscando un portero automático con ese nombre?

– No creo que haya hecho nada malo.

– En cuyo caso supongo que habrá informado de ello a la señora Anderson.

– No, escuche usted…

Pero Rebus giró la llave de encendido.

– Le esperamos más tarde en la comisaría… con su señora esposa, por supuesto.

Arrancó con la ventanilla abierta y la dejó así unos minutos. Sabía que a aquella hora de la mañana el tráfico hacia el centro sería lento. Sólo había tomado tres pintas por la noche, pero sentía la cabeza gomosa. El sábado vio un rato la televisión y se llevó la contrariedad de otro fallecimiento: el futbolista Ferenc Puskas. Él era un jovencillo en tiempos de la final de la copa de Europa jugada en Hampden entre el Real Madrid y el Eintrahct de Frankfurt; ganó el Madrid por 7-3. Fue un partido fantástico y Puskas era un jugador increíble. En aquel entonces él buscó en un atlas el país de Puskas -Hungría- y deseó ir allí.

Jack Palance, y ahora Puskas; dos desaparecidos. Es lo que sucedía con los ídolos.

Перейти на страницу:

Похожие книги

Профайлер
Профайлер

Национальный бестселлер Китая от преподавателя криминальной психологии в Университете уголовной полиции. Один из лучших образцов китайского иямису — популярного в Азии триллера, исследующего темную сторону человеческой натуры. Идеальное сочетание «Внутри убийцы», «Токийского зодиака» и «Молчания ягнят».«Вампир». Весной 2002 года в китайском Цзяньбине происходит сразу три убийства. Молодые женщины задушены и выпотрошены. Найдены следы их крови, смешанной с молоком, которую пил убийца…Фан Му. В Университете Цзянбина на отделении криминалистики учится весьма необычный студент. Замкнутый, нелюдимый, с темными тайнами в прошлом и… гений. Его настоящий дар: подмечать мельчайшие детали и делать удивительно точные психологические портреты. В свои двадцать четыре года он уже помог полиции поймать нескольких самых опасных маньяков и убийц…Смертельный экзамен. И теперь некто столь же гениальный, сколь и безумный, бросает вызов лично Фан Му. Сперва на двери его комнаты появляется пятиконечная звезда — фирменный знак знаменитого Ночного Сталкера. А на следующий день в Университете находят труп. Убийца в точности повторил способ, которым Ночной Сталкер расправлялся со своими жертвами. Не вписывается только шприц, найденный рядом с телом. Похоже, преступник предлагает профайлеру сыграть в игру: угадаешь следующего маньяка — предотвратишь новую смерть…

Лэй Ми

Триллер
24 часа
24 часа

«Новый год. Новая жизнь.»Сколько еще людей прямо сейчас произносят эту же мантру в надежде, что волшебство сработает? Огромное количество желаний загадывается в рождественскую ночь, но только единицы по-настоящему верят, что они исполнятся.Говорят, стоит быть осторожным со своими желаниями. Иначе они могут свалиться на тебя, как снег на голову и нагло заявиться на порог твоего дома в виде надоедливой пигалицы.Ты думаешь, что она – самая невыносимая девушка на свете, ещё не зная, что в твою жизнь ворвалась особенная Снежинка – одна из трехсот пятидесяти миллионов других. Уникальная. Единственная. Та самая.А потом растаяла.Ровно до следующего Рождества.И все что у нас есть – это двадцать четыре часа безумия, от которых мы до сих пор не нашли лекарство.Но как быть, когда эти двадцать четыре часа стоят целого года?

Алекс Д , Алексей Аркадьевич Мухин , Грег Айлс , Клэр Сибер , Лана Мейер

Детективы / Триллер / Самиздат, сетевая литература / Классические детективы / Романы