Goodyear cruzó los brazos y se concentró en la imagen. Rebus volvió a mirar a Clarke y esta vez ella le devolvió la mirada, encogiéndose de hombros y entornando luego ligeramente los ojos como previniéndole. Rebus se volvió hacia Goodyear.
– ¿Sabes que yo intervine en la detención de tu abuelo?
– Es agua pasada -replicó el joven.
– Tal vez, pero si va a ser un problema más vale que lo digas.
– No es ningún problema -aclaró Goodyear sin dejar de mirar la pantalla-. ¿Qué sucede con esa MacFarlane?
– Es diputada del Partido Nacionalista Escocés -dijo Clarke-, y pone interés en entorpecer la investigación.
– ¿Por esos magnates rusos que visitan Edimburgo? -Goodyear advirtió que Clarke mostraba admiración-. He leído los periódicos -añadió-. ¿Así que MacFarlane no les dijo que conocía a la víctima?
– Exactamente -aseveró Rebus, mostrando inopinado interés por el nuevo recluta.
– Bueno, como todos los políticos, lo que menos le interesa es una mala prensa y verse mezclada en una investigación por homicidio -resumió Goodyear encogiéndose de hombros.
El reportaje televisivo llegaba a su fin y el pulcro presentador anunció que a la semana siguiente emitirían otro episodio desde Hull. Rebus apagó el vídeo y estiró la espalda.
– Bueno, ¿de dónde venís? -preguntó.
– De ver a Riordan -contestó Clarke, explicándole la entrevista. Entre tanto llegaron Hawes y Tibbet, que fueron presentados a Goodyear. Hawes traía unos dulces y se disculpó ante Goodyear por no tener uno para él.
– No soy goloso -replicó él, negando con la cabeza.
Tibbet había pasado varios meses de uniforme en Torphichen antes de ser destinado al DIC y le preguntó por algunos colegas, mientras Rebus se pringaba con su rebanada de mantecada con caramelo y Clarke preparaba el hervidor del té. Miró hacia el despacho, pero no había rastro de Macrae.
– Tiene una cita en Jefatura -dijo Rebus cuando ella depositó la taza en la mesa. Y añadió en voz baja-: ¿Has hablado con él lo del jovencito?
– Aún no -contestó ella mirando hacia Goodyear, que charlaba animadamente con Tibbet y Hawes, haciéndoles reír.
– ¿Traes a un agente de uniforme a un caso de homicidio? -preguntó él en voz baja-. ¿Sabes bien lo que haces?
– El inspector jefe Macrae me ha encargado del caso.
– Lo que significa que tú eres responsable de cualquier desastre.
– Gracias por recordármelo.
– ¿Sabes mucho de él?
– Sé que es joven y responsable, y que lleva mucho tiempo de aquí para allá como un peso muerto.
– Espero que no estés trazando paralelismos, sargento Clarke -dijo Rebus sorbiendo ruidosamente el té.
– Ni mucho menos, inspector Rebus -contestó ella mirando de nuevo hacia Goodyear-. Simplemente le doy una oportunidad. Estará un par de días aquí y luego volverá al West End. Además, Macrae quería incorporar al caso a un par más de agentes…
Rebus asintió despacio con la cabeza, se levantó de la silla y se acercó a los tres jóvenes, apoyando la mano en el hombro de Goodyear.
– ¿Fuiste tú quien hizo el informe sobre Nancy Sievewright? -preguntó, y Goodyear asintió con la cabeza-. Cuándo dijo que pasaba por allí, ¿notaste algo?
El joven reflexionó un instante mordiéndose el labio inferior.
– Realmente, no -contestó al fin.
– O lo notaste o no lo notaste.
– Bien, pues no.
Rebus asintió con la cabeza y se volvió hacia Hawes y Tibbet.
– ¿Qué averiguasteis en Great Stuart Street?
– Gill Morgan vive allí y conoce a Nancy Sievewright.
– ¿Pero…? -preguntó Rebus mirando fijamente a Hawes.
– Pero nos dio la impresión -terció Tibbet-, de que repetía algo que le habían dicho que contara.
Rebus se volvió hacia Goodyear.
– Y el agente Tibbet sí que sabe cuando alguien cuenta una trola… ¿Qué te dice eso?
Goodyear volvió a morderse el labio.
– Que ha pedido a su amiga que la proteja con una coartada porque nos mintió cuando hicimos el atestado.
– Te mintió a ti sin que te dieras cuenta -replicó Rebus; dicho lo cual volvió a no hacer caso del joven agente y se volvió hacia Hawes y Tibbet-. ¿Cómo es esa Morgan?
– Vive en un buen piso -contestó Hawes-, y no parece que lo comparta con nadie…
– En la puerta sólo figura su nombre -añadió Tibbet.
– Dice que trabaja de modelo. Pero hoy no hacía nada. Para mí que vive de papá y mamá.
– Muy al contrario de Sievewright -comentó Rebus, esperando que Clarke asintiera con la cabeza-. Entonces, ¿de qué se conocen?
Hawes y Tibbet no supieron qué contestar, y Rebus hizo un sonido de reprimenda como el maestro que encuentra en falta a un alumno.
– Creo que se conocen de algún acontecimiento social -dijo de pronto Tibbet.
– ¿De las regatas, por ejemplo? -replicó Rebus mirándole.
Hawes se sintió obligada a salir en defensa de su compañero.
– Tan pija no es.
– Era un comentario, Phyl -dijo Rebus.
– Tal vez deberíamos citarla en la comisaría -terció Clarke.
– Tú decides, Shiv. Macrae te ha encargado a ti del caso -dijo Rebus.