Y por supuesto, me sentía como Caperucita, ante el temor de que el lobo me comiera. Yo salí corriendo. Me estoy vengando. Es obvio que sus amigos no aprueban su conducta. Y con lo petulante y engolado que era Jabalí, imagínate lo humillado que estaba, pero más humillada estaba yo — después de todo, esa gente eran sus amigos — y yo para ellos era tan sólo una pollita cualquiera. Y lo que más yo odio en la vida es que me cojan lástima. Me sentía muy mal, requete mal.
— You betrayed him. El tenía un secreto contigo. Eran cómplices. De eso se trata el amor. Complicity.
— I didn’t betray him, my eyes betrayed me. It’s like the rain, tell me, who can stop the rain? Yo no puedo combatir mi naturaleza. Y yo no nací para los closets oscuros. Ni para las tinieblas. A veces, iba gente a su casa, y Jabalí me escondía en su cuarto.
— Qué pendeja que le siguieras el cuento. Si soy yo, me pongo a correr la máquina de correr bicicleta:
—
— I don’t treason the people I love.
— You told his friends he wouldn’t let you go.
— After I had said—
Llamarme a mí hija de la gran puta cuando el hijo de la gran chingada era él. Jabalí era ilegítimo. Ser ilegítimo es igual de legítimo que ser legítimo. Pero como yo sabía que éste era su talón de Aquiles, por ahí mismo le tiré el dardo.
— Créeme, eres difícil.
— Yo no tengo la culpa. Son las voces.
— Eso dicen los locos. No fui yo la que hablé. Fueron los demonios que tenía en la cabeza.
— Fue esa razón para que Jabalí me dejara. No vio la diferencia entre la fantasía y la realidad.
El que odia es otra voz. Déjala ser dramática. Déjala odiar. Para llegar al tono del amor tiene que pasar por el tono del odio. Son estados naturales, pero siempre hay una puerta detrás de estos estados naturales, y alguien la está tocando. Soy yo. Coño. Tú sabes quién soy yo. No actúes ahora como si yo fuera un desconocido. Soy yo. Tú sabes quién soy yo. Y vengo a matarte. También, cierto, los asesinos, tienen su realidad. Pero no estoy justificando el acto, sino la fantasía. He cambiado. Pero soy la misma persona. Ábrela. Entiéndeme. Quiéreme. Ya es la hora de que todas las puertas de la incomprensión se abran, y escuchen el canto de las sirenas.
— That’s a low blow. You shouldn’t have gone there.
— No le llamé
— Well, that’s okay.
— No quería que fuera ésta nuestra última despedida. Pero no lo fue. Todavía a veces se me presenta en un sueño recurrente un murciélago bajando desde lo alto del cielo, es angustioso verlo bajar, tan tenebroso y lento en su vuelo, lo hace para anunciarme su visita. Entonces entra Jabalí as a wild boar, dirty, con sus pezuñas revolcando el lodo, como si hubiera tenido que recorrer todo un desierto, y enfangado, llega a tu casa rebufando. Yo casi no entiendo sus rebudios.
—