Читаем Club Shadowlands полностью

Con una mano, le liberó los brazos de las ataduras. La satisfacción lo llenó cuando ella lo agarró como una nadadora ahogándose. Deslizó sus manos sobre su espalda, luego sus dedos se clavaron en sus bíceps cuando aumentó el ritmo y la fuerza de sus golpes.

Su respiración era rápida y superficial, rota con pequeños gemidos, el agradable sonido de la sumisión. Ella estaba muy cerca. Él se estiró por abajo y deslizó un dedo sobre su clítoris. Su grito llenó la habitación mientras su apretado coño sufría espasmos alrededor de él.

Él se dejó ir y cada intensamente satisfactoria sacudida de su polla se desencadenaba una y otra vez. Finalmente pasó, él apoyó su frente contra la de ella, un poco sorprendido por lo abrumadora que su liberación había sido.

Después de tomar una profunda respiración, él se empujó hacia arriba. Ella no se podía mover. Su corazón latía con tanta fuerza que sus pechos se estremecían con cada latido. Liberó sus rodillas, riéndose entre dientes mientras sus piernas se deslizaban hacia abajo, los músculos se desplomaron.

Rodando hacia un lado, permaneció dentro de ella, disfrutando los pequeños espasmos de su coño rodeándolo. La acurrucó más cerca, suave y balsámica en sus brazos. Afecto y algo más lo llenó. No podía recordar cuándo había disfrutado más del sexo o cuándo se había sentido tan atraído por una mujer.

Cuando su respiración disminuyó, cuando él pudo sentir sus emociones comenzar a arremolinarse por su mente, le preguntó en voz baja:

– ¿Qué sentiste al estar atada, estar abierta para mi placer?

Ella se sorprendió por su pregunta, porque él pudiera hablar de esas cosas, él ocultó su sonrisa en su cabello. Esa inocencia era un contraste con su mente aguda, así como su modestia escondía debajo una pasión ardiente. La mezcla le encantaba.

– Yo… hmmm. Es muy inusual.

– ¿Cuándo fue la última vez que te corriste gritando? -Él susurró.


Jessica tragó saliva. La mano de él había estado acariciando suavemente su pecho, como si él disfrutara la sensación de su piel, y ella se había sentido apreciada, hasta que empezó con esas preguntas. ¿Realmente esperaba que abra sus emociones a él como lo había hecho con su cuerpo? Hundió la cara contra su pecho en lugar de responder.

Le pellizcó el pezón, un pequeño dolor, y ella contuvo el aliento.

– Respóndeme, Jessica. -Su voz se había enfriado, y cuando ella miró a hurtadillas hacia arriba, sus cejas estaban juntas.

– Nunca, ¿vale? -Murmuró ella, molesta con él a cambio. Sus orgasmos eran su asunto, no el de él.

– Cuando estamos juntos de esta manera, tú no tendrás secretos para mí, -le dijo, sin liberar su mirada. -No vas a ocultar tu cuerpo o tu mente.

Ella se estremeció, sintiéndose más expuesta que cuando su trasero había estado al aire a la vista de todos. Su mano acarició hacia abajo por su mejilla, por su cuello.

– Encontraste que estar atada fue un poco aprehensivo y muy emocionante, ¿no?

Evitando sus ojos, ella asintió con la cabeza. ¿Por qué preguntaba si sabía las respuestas?

Él la miró por un momento, silenciosamente, el tiempo suficiente para que ella comenzara a preocuparse. ¿Estaba planeando algo más? ¿Qué otra cosa podría hacer? Se estremeció mientras su mente evocaba imágenes horripilantes… lascivas… tentadoras.

– Y ahora estás empezando a preguntarte qué más puede suceder en esta habitación. En esta casa. -Sus ojos contenían una luz malvada. Su boca se curvó con satisfacción cuando los músculos de ella se tensaron por la sospecha y el hambre.

– Primero, vamos a limpiarnos un poco, -dijo, y desapareció en el cuarto de baño.

Sintiendo escalofríos sin él, ella se sentó, envolviendo sus brazos alrededor de sí misma. Su cuerpo estaba satisfecho, pero sus emociones… Se sentía muy confundida. Había conseguido lo que quería, ¿verdad? ¿Pero su respuesta había sido debido a él y a lo bueno que era en la cama? ¿O porque había sido atada? ¿Cómo podía llegar a un acuerdo con su propio comportamiento? ¿Que en realidad le había permitido amarrarla, y le había gustado?

Realmente, debería irse a casa ahora, pensó miserablemente, incluso mientras anhelaba volver a enrollarse en sus brazos.

Cuando volvió, él sacudió la cabeza.

– Pequeña sub, estás pensando y preocupándote otra vez. Hora de ponerte a trabajar.

¿Trabajar? Fregar el baño o…

– De rodillas.

Ella parpadeó, vio el comienzo de un ceño en su rostro, y se arrastró de la cama. Incluso mientras se dejaba caer de rodillas, su mente protestaba. Ella era una mujer inteligente, una mujer de negocios. Seguramente esta no era una posición en la que debería estar. Su cuerpo no estaba de acuerdo. Podía sentir su corazón acelerarse, su piel cada vez más sensible. Cada pequeña fibra de la alfombra de felpa parecía acariciar sus piernas.

– Muy hermosa. -Se paró delante de ella, acariciándole el pelo. -Tómame en tu boca y chúpame.

Su boca se abrió.

– Pero…

– ¿Qué dices?

Él estaba sólo medio erecto.

– Um. Sí, señor.

Перейти на страницу:

Похожие книги

В центре музыки
В центре музыки

Амирхан - сын шейха и иламитский принц. Отец верит в него, а потому назначил президентом компании «ВостокИнвестБанк М&Н» в России. Юна, простая русская девушка, если можно назвать простой, девушку с генетическим сбоем, которая так отличается от всех остальных, своим цветом волос и глаз. Но она все равно принимает себя такой, какая она есть несмотря на то, что многие считают ее белой вороной. И не только из-за ее особенности, но и потому, что она не обращает ни на кого внимание, наслаждаясь жизнью. Девушка хочет изменить свою жизнь и готова оставить позади насмешки и косые взгляды бывших сокурсников, решив начать новую, совершено другую жизнь... Но случайная встреча с Амирханом меняет все ее планы. И ей теперь суждено узнать, на что готов настоящий принц, чтобы получить желаемое...

Лика П.

Эротическая литература / Романы