Envolviendo un brazo alrededor de ella, la llevó fuera del baño, a través de la entrada, y hacia una enorme sala llena de gente. Sus ojos se abrieron cuando miró a su alrededor. El club debía de ocupar todo el primer piso de la casa. Una barra circular de oscura madera pulida gobernaba el centro de la habitación. Apliques de hierro forjado emitían parpadeos de luz sobre las mesas y sillas, sofás y mesas de café. Las plantas creaban pequeñas zonas aisladas. En la esquina derecha de la habitación había una pista de baile donde la música pulsaba con un ritmo palpitante. Más abajo, las partes bajas de las paredes tenían luces más brillantes, pero no podía ver más allá de la multitud para entender el motivo.
Sus pasos se desaceleraron al darse cuenta de que los miembros del club estaban vestidos con ropa muy provocativa, desde ceñidos cueros y látex a corsés de… Oh una mujer estaba desnuda de la cintura para arriba. Una larga cadena colgaba de… pinzas en los pezones.
¿Qué demonios? Haciendo una mueca, Jessica miró a su anfitrión.
– Um, ¿perdón…? -¿Cuál era su nombre, después de todo?
Él se detuvo.
– Puedes llamarme señor.
¿Cómo en el ejército o algo así?
– Uh, de acuerdo. ¿Exactamente qué tipo de club es este? -Sobrepasando la música y el murmullo de voces, una voz de mujer repentinamente gimió un inconfundible orgasmo. El calor estalló en la cara de Jessica.
La diversión brillaba en los oscuros ojos del hombre.
– Es un club privado, y esta noche es la noche del bondage, mascota. Creí que te habías dado cuenta al leer las reglas.
En ese momento, pasó un hombre vestido en cuero negro, seguido por una mujer descalza, con la cabeza baja y las muñecas esposadas. Jessica abrió la boca, sólo que las palabras no salieron.
Con una ceja levantada, el gerente esperó pacientemente. Ella podía sentir su mano presionada contra la parte baja de su espalda, como una marca.
– ¿Bondage? -Se las arregló para decir. -¿Cómo hombres haciendo esclavas a las mujeres?
– No siempre. A veces una mujer domina al hombre. -Él asintió con la cabeza hacia la izquierda donde un hombre vestido con sólo un taparrabos estaba arrodillado al lado de una mujer. La mujer llevaba un chaleco de látex ceñido y calzas con un látigo enroscado unido a su cinturón.
– Y la dominación puede abarcar un completo estilo de vida, veinticuatro/siete, casi una diversión sexual. Muchas mujeres fantasean con tener a un hombre tomando las riendas en el dormitorio. -Él arrastró un dedo hacia abajo de su mejilla enrojecida. -Aquí la fantasía es real.
Algo dentro de ella se tensó ante sus palabras, fascinación mezclada con conmoción. Tomar el control… ¿qué exactamente significaba eso? Luego, el recuerdo se extendió por ella de cómo él había tocado su cuerpo desnudo, cómo simplemente… se había hecho cargo, y no podía dejar de mirarlo.
Sus ojos oscuros estaban absortos en el rostro de ella, como si pudiera leer sus reacciones tan fácilmente como ella leía los libros de un cliente. Sintió el delator enrojecimiento aumentando en sus mejillas.
– Vamos -dijo él, sonriendo, su mano empujándola hacia delante. -Vamos a conseguir algo caliente dentro de ti…
¿Dentro de ella? Como el empuje de un hombre… Ella sacudió su cabeza. Por Dios, había estado aquí cinco minutos y
– Y luego puedes decidir si deseas ocultarte en la entrada o quedarte aquí con los adultos.
Incluso mientras su columna se ponía rígida, se dio cuenta de la facilidad con que había jugado con ella, y lo miró.
Sus labios se curvaron.
Cuando se aproximaron a la barra circular, el camarero abandonó la bebida que estaba preparando para acercarse. Parecía un Gran Danés con el cabello descuidado, todo huesos y músculos, incluso más alto que… el señor. Ella frunció el ceño por encima de su hombro al gerente. ¿Qué demonios de tipo de nombre era señor?
CAPÍTULO 02
– Algo caliente Cullen, para Jessica. Café irlandés con mucho de irlandés. -Mientras Zachary contemplaba a la pequeña intrusa, tuvo que sonreír. Ella tenía un adorable cuerpo con lujuriosas caderas lo suficientemente amplias como para acunar a un hombre en su suavidad y pechos llenos que rogaban por ser saboreados. Su piel era hermosa, y sus ojos del color de las hojas de primavera.
Y ahora mismo, esos ojos estaban abiertos como el plato de la cena favorita de su abuela. Cómo había leído las reglas sin entender la naturaleza del club, él no podía comprenderlo. Realmente no debería haberle permitido entrar, con firma o sin ella, pero su desamparo había llamado a todos sus instintos de Dom de proteger y cuidar.
– Una bebida caliente sería maravilloso, -ella le dijo al camarero.
Los ojos de Zachary se estrecharon, ella aún estaba temblando un poco, pero estaba mucho mejor.