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¿Ella lo había hecho? ¿Todo estaba terminado? Su cabeza le daba vueltas, suspiró de alivio, y luego comenzó a preocuparse. Era evidente que el Maestro quería algo más que una escena de un examen médico tipo, lo que él quería era que ella tuviera un orgasmo. Aquí, frente a todas estas personas. Y ahora estaría decepcionado con ella. El pensamiento le hizo daño, pero ella no podía…

Entonces las vibraciones comenzaron de nuevo, ahora fuerte y rápido sobre su clítoris, en su culo. Una boca caliente y húmeda se cerró en un pezón mientras los dedos apretaban por el otro. Jadeando, se puso rígida, disparándose de nuevo dentro de una sorprendente excitación.

Y luego algo duro y grueso se deslizó dentro de su vagina, llenándola mientras era empujado adentro y afuera, presionando sus tejidos más duro contra las vibraciones a cada lado. Sus caderas se sacudieron incontrolablemente mientras se deslizaba adentro y afuera, y de repente cada una de las sensaciones se combinó en todo su cuerpo. Ella no podía detenerlo. Luces brillantes estallaron detrás de sus ojos mientras masivos espasmos la envolvieron. Ella gritó, gritó una y otra vez, su cuerpo sacudiéndose mientras su vagina se contraía y ondulaba alrededor de la dura intrusión en su cuerpo.

Todo pareció volverse oscuro, inmóvil por un momento. Entonces se dio cuenta que la gente estaba animando, aplaudiendo. Ella jadeó y se sacudió cuando el consolador se retiró, dejándola vacía. Los vibradores se habían detenido; suaves manos los quitaron de su sensible clítoris y de su culo. Ella yacía flácida sobre la mesa, su corazón martillando. Manos gentiles acariciaban sus pechos. Podía sentir la áspera mejilla del Maestro contra el tierno interior de su muslo, luego sus labios.

– Como pueden ver, -dijo el Maestro, -los vibradores son una excelente herramienta para jugar con los novatos; la combinación de los tres apremiará a un orgasmo a una persona tímida que se inhibiría de otra manera.

– Y -sus dedos empezaron a acariciarla más abajo, un dedo deslizándose entre sus pliegues hinchados. -Una vez que la barrera se rompe, el próximo clímax es más fácil de inducir.

El dedo, dos dedos, establecieron una dura caricia dentro de su coño, curvándose hacia arriba y golpeando un lugar donde de repente ella sintió la necesidad fluyendo sobre ella, sus caderas sacudiéndose a ritmo.

– Una mujer puede fácilmente correrse otra vez si encuentras el Punto-G. Y, por supuesto, en esta posición, el clítoris está preciosamente disponible.

Mientras los dedos en su interior creaban una urgencia, una espiral que ella no podía eludir, la boca del Maestro Z se ubicó sobre su clítoris. Su lengua pasó por encima de ella, sus labios se cerraron a su alrededor mientras chupaba su clítoris dentro de su boca. Ella corcoveaba descontroladamente en contra de su boca, sacudiéndose en las restricciones con un fuerte grito mientras él la forzaba dentro de un largo y duro orgasmo.

La acarició adentro y afuera hasta que sus músculos estuvieron demasiado débiles para tener otro espasmo más, antes de retirar los dedos. El taburete chilló cuando él se levantó. -Y este es el fin de esta lección. Vengan a hablar conmigo más tarde esta noche si tienen alguna pregunta.

El sonido de los susurros disminuyó hasta que la zona quedó en silencio, y Jessica podía escuchar su propia respiración jadeante.

– Relájate, gatito, se acabó. Estarás libre en un momento.

Con su corazón palpitante, temblando, Jessica no parecía poder moverse mientras el Maestro desataba las correas de los pies y los brazos. Cuando quitó la venda de sus ojos, ella parpadeó por la luz y se centró en la cara de Cullen. ¿Cullen?

– Dulce sub, tienes unos senos adorables, -rugió él, plantando un fuerte beso en sus labios, y luego salió de la habitación.

Su agitación aumentó cuando el Maestro Z la ayudó a incorporarse. Sin hablar, envolvió una manta gruesa y suave a su alrededor, cogió su camisón, y la acarreó afuera dentro del bar ruidoso.

CAPÍTULO 11

Zachary encontró un rincón bastante deshabitado y se instaló en un sofá con su temblorosa pequeña sub en su regazo. Los miembros del Club pasaban por delante, ocasionalmente asintiendo con una sonrisa, ninguno hablaba.

James dirigió una sonrisa hacia él y un pulgar hacia arriba.

Jessica todavía no había hablado cuando él se inclinó hacia atrás con ella acurrucada contra su pecho.

– Estuviste maravillosa, -murmuró Zachary, sosteniéndola firmemente en sus brazos, permitiéndole regresar al mundo a su propio tiempo. -Estoy muy orgulloso de ti, pequeña.

Ella estaba temblando, un proceso continuo de temblores a través de todo su cuerpo, y él envolvió la manta firmemente alrededor de ella, acomodándola más cómoda en su contra. Apoyó la mejilla en la parte superior de su cabeza, contento de relajarse con ella. Para un Dom, la intensa atención requerida para una escena, sobre todo con alguien tan nuevo, era agotadora pero estimulante al mismo tiempo.

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