Cuando vuelvo a la sala principal, la cama está lista. Las grandes alas de roble se abren ante un edredón blanco de plumón. Abberlaine Arrol se ha marchado. La puerta principal del gran apartamento oscila de un lado al otro.
Cierro la puerta y enciendo casi todas las luces. Cuelgo una lámpara de una de las cajas de embalaje que hay junto a mi cama fría y enorme. Antes de apagar las luces, me quedo tumbado un rato, mirando los grandes círculos huecos que las aguas ya secas dejaron en el yeso que tengo justo encima.
Borrosos y apagados, remanentes de antiguos lamentos, me miran como antiguas imágenes pintadas del estigma que llevo en mi propio pecho.
Extiendo la mano hacia la lámpara y enciendo de nuevo la oscuridad.
Cuatro
Es la de la muerte, eso me dijo el viejo cabrón cuando intentaba sacarle información. Le dije que era un viejo pervertido, porque yo ya estaba harto y le rajé el cuello; te he preguntado dónde estala puta Bella Durmiente, no si es de la muerte o no es de la muerte o lo que coño me estés diciendo. No, no, me dijo con la sangre chorreando y salpicando por todas partes, no, no; he dicho Isla de la Muerte, en la Isla de la Muerte encontrarás a la Bella Durmiente, pero ten mucho cuidado con… Y entonces el cabrón va y se muere. Menuda mierda. Me quedé un poco preocupado y eso, pero estas cosas pasan por algo.
No me acuerdo de dónde escuché hablar de esa Bella Durmiente. Llevo unos días dando vueltas por una feria con toda esa magia y eso; todos los sitios están llenos de magos y brujos y brujas estos días, no se puede entrar en algunas ciudades sin ver a uno de esos capullos haciendo hechizos y convirtiendo a alguien en una rana, en un sapo y eso. Pero por muy listos que sean y mucha magia, también tienen que construir casas y plantar huertos, que la magia no da de comer y eso. Porque la magia vale para esconder oro y convertir a la gente en cosas y borrarla memoria de las personas y eso, pero no vale para arreglar una rueda o para sacar el agua de tu casa cuando se ha inundado. No sé cómo funciona la magia, a lo mejor cada mago hace cosas que no hacen los otros, o a lo mejor no pueden meterse en las cosas de los otros, porque si no el mundo sería maravilloso y toda la gen te estaría contenta y feliz y eso. Pero las cosas no son así y para mí mejor, porque si no nadie necesitaría a gente como yo (y el mundo sería un coñazo y eso).
Estos días estoy haciendo bastantes cosas, la faena va bien, sobre todo porque todos estos brujos son tan sofisticados que no se acuerdan de que una espada hace cosas que no hacen los hechizos, sobre todo si el enemigo se espera un hechizo y no una espada. Bueno, yo tengo una armadura mágica y una daga encantada, pero no me gusta usar esas cosas, yo siempre digo que es mejor usar una espada bien afilada y eso.
Adivina, adivinanza.
Está en dantesca y también en larga,
aunque en verdad es corta y muy afinada.
Si la usas bien, la vida te salva.
Si la usas mal, la misma te mata.
Ni caso, es la daga, que es que resulta que habla. Y la respuesta es daga, no te jode. Tiene una voz de pito que me pone de los nervios, pero a veces es útil, porque puede ver en la oscuridad y eso, y decir quién es amigo o enemigo, y a veces hasta ha saltado al cuello de algunos malos que me han tocado mucho los cojones. Es útil, sí. Es que había una bruja joven y guapa, que un brujo se la quería tirar y ella no quería, y a mí me contrataron para cargarme al brujo y la chica me regaló la daga para darme las gracias y eso. Me dijo que solo era una copia, pero que venía del futuro y podría servirme. Y también hizo más cosas para darme las gracias, la guarrilla. Las brujitas también hacen magia en la cama. A ver si vuelvo a verla otro día.
A lo que íbamos. Eso. Que me enteré de lo de la Bella Durmiente no sé dónde y empecé a buscarla, pero no era fácil. Y por fin el viejo cabrón me dijo eso de la Isla de la Muerta, o de la Muerte, o lo que sea, pero va y me lo cargo antes de que me lo diga todo. Es que no tengo paciencia y eso, pero qué le vamos a hacer. No sé qué dicho hay sobre no sé qué del perro viejo. Vaya, que no es que yo sea viejo, porque hay que estar joven y cachas para ser un caballero de la espada (a lo mejor por eso la bruja… bueno, da igual). ¿Dónde estaba? Ah, sí. La Isla de la Muerte.