Читаем El Traje Gris полностью

El sujeto desaliñado salió del motel, abrió el garaje, sacó el BMW y regresó al interior. Al cabo de menos de cinco minutos apareció un negro. Altísimo, se movía como un atleta. Él lo reconoció porque hacía tiempo que su imagen salía en la televisión local, en el programa semanal que comentaba las victorias del equipo de baloncesto. El negro era el pívot, pagado a peso de oro y traído desde Estados Unidos. Subió al BMW y se fue. ¿Cómo lo habría conocido Adele? Se dijo que era una pregunta tonta. Menos de un año después de su boda, Adele había sido nombrada presidenta del club social del banco, dotado con piscina olímpica, dos canchas de tenis y un enorme salón para recepciones. Sin duda habría conocido al pívot en alguna fiesta celebrada en honor del equipo, que a aquellas alturas ya jugaba el campeonato nacional. Él jamás había puesto los pies en aquel club. Pero ¿qué importancia tenía dónde se hubieran conocido? Adele, un poco porque era su esposa y un poco porque había demostrado una insospechada capacidad, también se había convertido con el tiempo en presidenta del círculo de bridge y de una asociación benéfica y exclusiva que reunía a las señoras más conocidas, así como en vicepresidenta de la asociación que gestionaba el equipo de fútbol. Cosas que a él le importaban un pimiento. Por otra parte, ella jamás le había pedido que la acompañara en su vida mundana. El informe de sus actividades se había convertido en el tema de conversación principal, cuando no en el único, durante la cena. Después, delante del televisor, ya no era necesario hablar.


Al cabo de media hora, el sujeto desaliñado sacó el coche de Adele, que apareció al poco. Antes la había visto sólo de espaldas y, a causa de la sorpresa y la turbación, no se había fijado en su atuendo. Vestía como la institutriz de un selecto colegio inglés: falda a media pantorrilla, zapatos de tacón bajo, elegante corbata de pajarita, blusa negra de topos blancos, chaqueta rigurosamente ceñida. No era precisamente la vestimenta adecuada para un encuentro amoroso. La vio subir al coche, ponerlo en marcha y alejarse. No había permitido que el negro asistiera a la ceremonia de la ablución purificadera. Se lo agradeció.


– ¿Cómo te ha ido el día? -Ah, pues mira, he tenido una larguísima y aburrida reunión en la asociación benéfica. Ha terminado hace un rato. Al directivo le ha costado mucho determinar si una señora a la que tú no conoces debe ser admitida como socia o no. He observado cierta saña contra ella. -¿Por qué? -Corren rumores. Por lo visto, engaña a su marido. -Y si descubrís que una que ya es socia engaña a su marido, ¿cómo actuáis? -La obligamos, con nuestro comportamiento, a que se dé de baja. Por eso ella era cautelosa al elegir el lugar de las citas. Ninguna de sus amigas pondría jamás los pies en aquel asqueroso motel. Y la asamblea de la asociación, que sin duda se habría celebrado pero habría sido breve, explicaba la seriedad del atuendo. Aquella noche, en la cama, fue la primera vez que él la trató con una especie de turbia violencia. Al principio ella se sorprendió, pero luego pareció agradecerlo, y mucho. Fue como si hubieran regresado a la luna de miel, cuando ella lo buscaba una y otra vez.


Así pues, el anónimo que recibió unos meses después no le supuso ninguna sorpresa. Pero sí una repentina preocupación. -¿Sabes dónde está el motel Regina? La mano de Adele, que se estaba llevando a la boca una cucharada de consomé, no tembló. -No. ¿Por qué? -Un subordinado mío me ha dicho que te ha visto por allí. -Puede ser, puesto que no sé dónde está ese motel. La había avisado. Que se buscara un sitio más seguro.

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Меня зовут Андрей Гагарин — позывной «Космос».Моя младшая сестра — журналистка, она верит в правду, сует нос в чужие дела и не знает, когда вовремя остановиться. Она пропала без вести во время командировки в Сьерра-Леоне, где в очередной раз вспыхнула какая-то эпидемия.Под видом помощника популярного блогера я пробрался на последний гуманитарный рейс МЧС, чтобы пройти путем сестры, найти ее и вернуть домой.Мне не привыкать участвовать в боевых спасательных операциях, а ковид или какая другая зараза меня не остановит, но я даже предположить не мог, что попаду в эпицентр самого настоящего зомбиапокалипсиса. А против меня будут не только зомби, но и обезумевшие мародеры, туземные колдуны и мощь огромной корпорации, скрывающей свои тайны.

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