la sala de estar “es que hay que ser muy cuidadoso en lo que le prometes a los duendes, Harry. Ser´ıa menos peligroso entrar ala fuerza en Gringotts que renegar de una promesa a un duende.”
“Esta bien” dijo Harry mientras Bill abr´ıa la puerta “Gracias. Lo tendré en cuenta.”
Mientras él continuaba all´ı, Bill volvió con los demás. Un irónico pensamiento vino a él, sin duda del vino que hab´ıa bebido. Parec´ıa ya en proceso de convertirse en un padrino tan imprudente para Teddy Lupin como Sirius Black lo hab´ıa sido para él.
Cap´ıtulo 26
Gringotts
Sus planes estaban hechos, los preparativos completos; en el dormitorio mas peque˜no un solo cabello negro, largo y grueso (tomado del jersey que Hermione hab´ıa estado usando en Malfoy Manor) estaba enrollado dentro de un peque˜na ampolleta de cristal sobre la repisa de la chimenea.
“Y estarás usando su propia varita,” dijo Harry, se˜nalando hacia la varita de nogal,
“as´ı que considero que resultaras muy convincente.”
Mientras la levantaba, Hermione parec´ıa asustada como si la varita pudiera picarla o morderla.
“Odio esta cosa,” dijo en voz baja. “Realmente la odio. Se siente tan mal, no funciona bien para m´ı... Es como un poco de ella.”
Harry no pod´ıa evitar recordar como Hermione hab´ıa desechado su aversión por la varita de endrino, cuando esta no funciono tan bien como la suya, insistiendo en que se estaba imaginando cosas, diciéndole que simplemente practicara. Opto por no repetirle su propio consejo, de todas formas, la v´ıspera de su intento de asalto a Gringotts parec´ıa el peor momento para contrariarla.
“Sin embargo, tal vez te ayude a meterte en su personalidad” dijo Ron. “Piensa en todas las cosas que esa varita ha hecho.”
“¡Pues ese es mi punto!” dijo Hermione. “Esta es la varita que torturo a la madre y al padre de Neville, y ¿quién sabe a cuanta gente más? ¡Esta es la varita que mató a Sirius!”
Harry no hab´ıa pensado en eso; miro hacia la varita y fue invadido por un impulso brutal de romperla, de partirla por la mitad con la espada de Griffindor, que estaba apoyada contra la pared detrás de el.
“Extra˜no mi varita,” dijo Hermione miserablemente. “Desear´ıa que el Sr. Ollivander me hubiera hecho otra varita a mi también.”
Esa ma˜nana el Sr. Ollivander le hab´ıa enviado una nueva varita a Luna. En ese momento ella estaba afuera en el jard´ın trasero, probando sus capacidades bajo el sol del atardecer. Dean, que hab´ıa perdido su varita con los Snatchers, estaba mirándola un tanto melancólico.
Harry bajo la mirada hacia la varita de espino que alguna vez hab´ıa pertenecido a Draco Malfoy. Se hab´ıa sentido sorprendido, pero satisfecho al descubrir que le funcionaba por lo menos tan bien como lo hab´ıa hecho la de Hermione. Recordando lo que les hab´ıa dicho Ollivander de los funcionamientos secretos de las varitas, Harry creyó que sabia cual era el problema de Hermione. Al no haberla tomado personalmente de Bellatrix, no hab´ıa 296
CAPÍTULO 26. GRINGOTTS
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podido ganarse la lealtad de la varita.
La puerta de la habitación se abrió y Griphook entro. Por instinto, Harry se estiró para asir la empu˜nadura de la espada y la jalo cerca de él, pero lamento la acción inmediatamente. Podr´ıa asegurar que el gnomo lo hab´ıa notado. Intentando distraer la atención sobre el bochornoso momento, dijo, “Estábamos revisando los detalles de último minuto, Griphook. Le hemos dicho a Bill y Fleur que nos vamos ma˜nana y que no se levanten para vernos partir.”
Se hab´ıan mantenido firmes sobre este punto porque Hermione necesitar´ıa trasformarse en Bellatrix antes de que se fueran, y cuanto menos supieran o sospecharan Bill y Fleur, acerca de lo que iban a hacer, mejor. También les hab´ıan explicado que no iban a regresar.
Como hab´ıan perdido la vieja tienda de Perkins la noche que los Snatchers los capturaron, Bill les hab´ıa prestado otra. Estaba ahora empacada dentro del bolso de cuentas, el cual, Harry quedo sorprendido al enterarse, Hermione hab´ıa protegido de los Snatchers con el sencillo y oportuno hecho de esconderlo dentro de su calcet´ın.