“¡Esto no es una broma, Potter!” gru˜nó Scrimgeour. “¿Fue porque Dumbledore cre´ıa que solo la espada de Godric Gryffindor podr´ıa derrotar al Heredero de Slytherin? ¿Quiso darte la espada, Potter, porque cre´ıa, como tantos otros, que tú eras el destinado a destruir a Quien-no-debe-ser-nombrado?”
“Interesante teor´ıa” dijo Harry. “¿Alguien ha intentado atravesar a Voldemort con una espada? Quizás el Ministerio deber´ıa poner a alguna gente a ello, en vez de malgastar su tiempo examinando Desiluminadores y encubriendo fugas de Azkaban. ¿Eso es lo que ha estado haciendo, Ministro, encerrado en su oficina, intentando abrir a la fuerza una Snitch? La gente está muriendo... yo casi fui uno de ellos... Voldemort me persiguió a través de tres condados, mató a Ojoloco Moody, pero ni una palabra sobre eso desde el CAPÍTULO 7. LA VOLUNTAD DE ALBUS DUMBLEDORE
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Ministerio, ¿verdad? ¡Y todav´ıa espera que cooperemos con usted!”
“¡Has ido demasiado lejos!” gritó Scrimgeour, poniéndose en pie. Harry saltó sobre sus pies también. Scrimgeour cojeó hacia Harry y le pinchó con fuerza en el pecho con la punta de su varita. Esta chamuscó un agujero en la camiseta de Harry como hubiera hecho un cigarrillo encendido.
“¡Eh!” dijo Ron, levantándose de un salto y alzando su varita, pero Harry dijo:
“¡No! ¿Quieres darle una excusa para arrestarnos?”
“Recordando que ya no estás en la escuela, ¿verdad?” dijo Scrimgeour respirando con fuerza en la cara de Harry. “¿Recordando que yo no soy Dumbledore, que perdonaba tu insolencia e insubordinación? Puedes llevar esa cicatriz en la frente como una corona, Potter, ¡pero ningún chico de diecisiete a˜nos va a decirme como hacer mi trabajo. ¡Ya es hora de que aprendas respeto!”
“Ya es hora de que usted se lo gane” dijo Harry.
El suelo tembló, se oyó un sonido de pies a la carrera, entonces la puerta del salón se abrió de repente y el Se˜nor y la Se˜nora Weasley entraron corriendo.
“Nosotros... cre´ımos oir...” empezó el Se˜nor Weasley, que parec´ıa realmente alarmado ante la visión de Harry y el Ministro virtualmente nariz con nariz.
“... que se alzaban voces,” jadeó la Se˜nora Weasley.
Scrimgeour dio un par de pasos atrás alejándose de Harry, mirando fijamente al agujero que le hab´ıa hecho en la camisa. Parec´ıa arrepentido por haber perdido el control.
“No... no fue nada,” gru˜nó. “Yo... lamento tu actitud” dijo, mirando a Harry directamente a la cara una vez más. “Pareces creer que el Ministerio no desea lo que tú... lo que Dumbledore... deseaba. Debemos trabajar juntos.”
“No me gustan sus métodos, Ministro” dijo Harry. “¿Recuerda?”
Por segunda vez, alzó el pu˜no derecho y mostró a Scrimgeour la cicatriz que todav´ıa aparec´ıa blanca en el dorso de la misma, diciendo No debo decir mentiras. La expresión de Scrimgeour se endureció. Se giró sin otra palabra y salió cojeando de la habitación. La se˜nora Weasley se apresuró tras él. Harry la oyó detenerse en la puerta trasera. Después de un minuto o as´ı gritó. “¡Se ha ido!”
“¿Que quer´ıa?” preguntó el Se˜nor Weasley, mirando a Harry, Ron y Hermione mientras la Se˜nora Weasley volv´ıa apresuramente.
“Darnos lo que Dumbledore nos dejó” dijo Harry. “Acaban de liberar el contenido de su testamento.”
Fuera, en el jard´ın, los tres objetos que Scrimgeour les hab´ıa dado pasaron de mano en mano. Todo el mundo exclamó ante el Desiluminador y Los Cuentos de Beedle el Bardo y lamentaron el hecho de que Scrimgeour se hubiera negado a entregar la espada, pero ninguno de ellos pudo ofrecer una sugerencia sobre por qué Dumbledore le hab´ıa dejado a Harry una vieja Snitch. Cuando el Se˜nor Weasley examinaba el Desiluminador por tercera o cuarta vez, la Se˜nora Weasley dijo tentativamente.
“Harry, querido, todo el mundo está horriblemente hambriento pero no quer´ıamos empezar sin ti... ¿Servimos la cena ya?”
Todos comieron bastante rápido y después de un apresurado coro de ’Cumplea˜nos Feliz’y mucho engullir tarta, la fiesta terminó. Hagrid, que hab´ıa sido invitado a la boda al d´ıa siguiente, pero era demasiado grande como para dormir en la atestada Madriguera, CAPÍTULO 7. LA VOLUNTAD DE ALBUS DUMBLEDORE
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se marchó para montar una tienda de campa˜na en un campo vecino.
“Encontrémonos arriba” susurró Harry a Hermione mientras ayudaban a la Se˜nora Weasley a restaurar el jard´ın a su estado normal. “Cuando todo el mundo se haya ido a la cama.
Arriba en la habitación del ático, Ron examinó su Desiluminador, y Harry llenó la bolsa de piel de topo de Hagrid, no con oro, sino con las cosas que más apreciaba aunque eran cosas aparentemente sin valor como el Mapa del Merodeador, el pedazo del espejo encantado de Sirius, y el guardapelo de R.A.B. Cerró bien el cordel y se deslizó la bolsa alrededor del cuello, después se sentó sujetando la vieja Snitch y observando sus alas revolotear febrilmente. Al fin, Hermione llamó a la puerta y entró de puntillas.
“Muffiato” susurró, ondeando la varita en dirección a las escaleras.
“Cre´ıa que no aprobabas ese hechizo” dijo Ron.