Estaban reunidos en la sala del DIC y ella paseaba de arriba abajo por delante de la pared en que estaban expuestos los datos del caso. Pasó junto a las fotos de Alexander Todorov vivo y muerto, un informe de la autopsia y nombres con números de teléfono. Rebus despachaba un bocadillo de jamón con ensalada que acompañaba con té de un vaso de plástico. Hawes y Tibbet estaban en sus respectivas mesas, meciéndose ligeramente en la silla, como siguiendo el compás de una música sólo audible para ellos dos. Todd Goodyear daba sorbos de leche de un envase de cartón de medio litro.
– ¿Quieres que te haga un resumen? -preguntó Rebus-. El padrastro de Gill Morgan es director del banco First Albannach, ella compara droga a Nancy Sievewright y tiene acceso a una capa con capucha -se encogió de hombros, como no dándole importancia-. Ah, y Sievewright también sabía lo de la capa.
– Tenemos que interrogarla -dijo Clarke-. Phyl, Col, id a buscarla.
Sincronizaron una inclinación de cabeza al levantarse.
– ¿Y si no está? -preguntó Tibbet.
– Encontradla -ordenó Clarke.
– Sí, jefa -replicó él poniéndose la chaqueta. Clarke le miraba con el ceño fruncido, pero Rebus sabía que Tibbet no pretendía ser sarcástico; la llamaba «
Clarke pareció notarlo y miró hacia Rebus, quien hizo una bola con el envoltorio del bocadillo que cayó casi a medio metro de la papelera.
– A mí no me parece que sea traficante -dijo Clarke.
– Quizá no -replicó Rebus-. Tal vez es una simple amiga que comparte la droga.
– Pero si cobra lo que comparte -terció Goodyear-, ¿eso no es traficar?
Se acercó a la papelera y recogió la fallida bola de Rebus, que situó en el objetivo. A Rebus le dio la impresión de que lo había hecho sin pensar.
– Bien, si no fue al piso de Gill Morgan aquella noche, ¿dónde estuvo? -preguntó Clarke.
– Ya que añadimos ingredientes a la verdad -interrumpió Rebus-, aquí tienes otro: el camarero del hotel vio a Andropov y a Cafferty con otro hombre la noche en que asesinaron a Todorov. Ese hombre es el ministro de Fomento, llamado Jim Bakewell.
– Intervino en el programa
– ¿Habló con el poeta? -preguntó Clarke.
– No creo. Cafferty invitó a Todorov a una copa en la barra y cuando éste se largó, fue a la mesa con Andropov y Bakewell. Yo me situé en esa mesa y desde allí hay un ángulo muerto, por lo que no creo que Andropov viese a Todorov.
– ¿Pura casualidad? -aventuró Goodyear.
– En el DIC no aceptamos casualidades -replicó Rebus.
– ¿Quiere eso decir que a veces se ven relaciones donde no las hay?
– Todo guarda relación, Todd. Se llama seis grados de diferencia. Pensaba que un vende-Biblias lo sabría.
– Yo no he vendido una Biblia en mi vida.
– Deberías probar… es un buen modo de desahogarse.
– Bueno, chicos, ya está bien -terció Clarke-. ¿Quieres que hablemos con ese Bakewell? -preguntó a Rebus.
– Tal como están las cosas, es para sospechar de todo el Parlamento -dijo Goodyear.
– ¿Qué quieres decir? -preguntó Rebus.
Le explicaron lo que habían hecho por la mañana: lo del proyecto de Roddy Denholm y de la grabación de los debates del comité de rehabilitación urbana. En apoyo de lo expuesto, Goodyear alzó en la mano una caja con cintas de grabación digital.
– Si tuviéramos un reproductor… -dijo.
– Nos van a enviar uno de Howdenhall -le recordó Clarke.
– Serán horas y horas de entretenimiento -musitó él, colocando los pequeños casetes en fila y de canto en la mesa, como si fueran fichas de dominó.
– Creo que se desvanece el encanto del DIC -comentó Rebus.
– Podría ser -replicó ella dando un golpe en la mesa que hizo caer los casetes.
– ¿Crees que habría que hablar con Megan MacFarlane? -preguntó Rebus.
– ¿Por qué?
– Porque probablemente conocía a Riordan. Es curioso que esté relacionada con las dos víctimas…
Clarke asintió con la cabeza sin estar convencida del todo.
– Este caso es un verdadero campo minado -dijo al fin con un gruñido, volviendo a la pared con los datos de la investigación. Rebus advirtió en ese momento que habían añadido la foto de Charles Riordan.
– ¿Será el mismo asesino?-preguntó.
– Se lo preguntaré al velador de espiritismo -replicó ella.
– Delante de los niños, no -dijo Rebus en broma. Goodyear vio un envoltorio de galletas en el suelo y lo echó a la papelera.
– Hay empleados de la limpieza, Todd -espetó Rebus, y se volvió hacia Siobhan Clarke-: ¿Un asesino o dos?
– No lo sé.
– Bastante aproximado. La respuesta adecuada sería «
Ella asintió con la cabeza.
– Macrae querrá ampliar el equipo con refuerzos.
– Cuantos más seamos, más divertido.